Once mil kilómetros para desenterrar como voluntarios el pasado castreño de Laciana
Con mayoría femenina, 11 chicas y tres chicos de entre 18 y 26 años, los integrantes de la excavación en el Castro de La Muela participan en la convocatoria del campamento de trabajo financiada por la Junta de Castilla y León que permite esta actividad arqueológica de recuperación histórica.
Bajo la dirección de dos jóvenes arqueólogos locales, Rubén Rubio y Víctor Begega, los participantes desarrollan su labor en jornadas de mañana, de 9 a 14 horas, trabajando sobre el terreno y excavando en el área delimitada por los directores. Con su trabajo voluntario pretenden recuperar un trozo del zona interior de la fortificación castreña de 87 metros cuadrados.
El resto de la jornada lo dedican a actividades lúdicas y a conocer aspectos de interés de la comarca de Laciana y sus alrededores. Con su base en las instalaciones del Instituto Obispo Argüelles, donde residen en camas montadas en las aulas, comen, se duchan y descansan. Sólo con verlos desenvolverse con las herramientas de trabajo se percibe a primera vista, que nunca antes habían cogido un pico o una pala. Pero no por eso dejan de esforzarse y realizar su trabajo, sudando bajo el sol de la mañana que los castiga de plano.
Conservar y velar por el trabajo realizado
Viéndoles se puede entender porqué son capaces de hacer algo así, como recorrer grandes distancias en torno a los 11.000 kilómetros (sólo en viaje de ida) para Zoey (Taiwán), Roberto (Méjico) y Leo (Ecuador). O distancias menores como Francisca (Italia), Diane y Román (Francia), Andrea (Cantabria), Lucia (Cáceres), Irene (Segovia), Lucia (Zaragoza), Ana (Valladolid), Sofía (Burgos) y Elena (Valladolid). Todo ello dedicando parte de sus vacaciones de verano a un trabajo duro de forma totalmente altruista. Las motivaciones son muy similares en todos: tener nuevas experiencias, conocer gente y lugares, curiosidad e interés por su futuro académico. Y de paso practicas de inglés, ya que es el idioma que tienen que utilizar para entenderse entre todos.
La comarca de Laciana debe sentirse agradecida a esta gente, que quizá no vuelvan en sus vidas por el mismo lugar. La mejor forma de demostrárselo sea la de conservar y velar por el trabajo realizado, respetando y cuidando este poblado castreño que, poco a poco, va saliendo a la luz.