Una Universidad ante su futuro

Rectorado

Antonio Vega

Los tópicos son recurrentes y cada período electoral en la universidad tiene los suyos como el acercamiento de la universidad a la sociedad y la empresa, el impulso de la investigación o la mejora de la calidad de la docencia. Otra cosa es que las circunstancias generales, legales y sociales, permitan que estos centros de poder autónomos puedan desde sus propias políticas ejercer cambios importantes en sus estructuras.

La crisis económica y de recursos en la administración pública también afecta de lleno a las universidades españolas, y la de León no es una excepción. Entre los principales retos futuros, y a corto plazo, de la Universidad de León están revisar y actualizar su economía y asentar el nuevo modelo docente del Plan Bolonia. Además el fomento de la actividad investigadora, estrechar más los lazos con la sociedad que la rodea, el incremento de las relaciones con las empresas y la visualización de su influencia son otras cuestiones de la nueva legislatura universitaria.

El asentamiento del modelo del Espacio Europeo de Educación Superior

La Universidad de León está en pleno proceso de implantación de sus nuevas titulaciones ubicadas dentro del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Un gran cambio docente que es más que un simple cambio de denominación (la eliminación de licenciaturas y diplomaturas por grados y máster), es una fase compleja de renovación docente a la que probablemente le han faltado recursos económicos para que pudiera en condiciones.

Los bandazos legislativos previos a la implantación del modelo, conocido popularmente como Plan Bolonia, han lastrado la implantación, que pese a contar con el esfuerzo de la comunidad universitaria no ha logrado asentarse de forma definitiva y provoca choques entre docentes y alumnado. El nuevo sistema que implica un cambio de tipología docente, menos horas lectivas y más prácticas y de autoaprendizaje, se impone a un ritmo lento sobre el modelo anterior. Parece que la renovación y rejuvenecimiento de la plantilla serán fundamentales para lograr una implantación más óptima que la actual, que pese a todo sigue avanzando con normalidad.

Lo pendiente de la implantación de Bolonia es cuando se abra el melón de nuevas carreras, por las que tendrá que “pegarse” la ULE con Salamanca, Burgos, Valladolid y las privadas de la comunidad autónoma. ¿Llegará la ansiada Medicina a León? ¿Cambiará radicalmente el mapa autonómico de titulaciones para repartirse el pastel de las carreras más demandadas? Otra importante cuestión que tendrá que gestionar el equipo que gestione la universidad.

Una correcta implantación de Bolonia será fundamental para la competitividad de la Universidad de León en un entorno académico muy cambiante y que debido a las diferencias de financiación parece que está creando dos ligas universitarias, las avanzadas y ricas que atraen a estudiantes e investigadores, y las retrasadas y pobres que se mantienen por su influencia en su entorno socioeconómico más cercano. La Universidad deberá diseñar su modelo y competir por su futuro.

La Economía Universitaria

Los dineros serán otro de los caballos de batalla de la próxima legislatura universitaria. Al igual que el resto de instituciones públicas las universidades sufren los recortes económicos propios de los tiempos que se viven y el equipo del Rector que salga de las urnas tendrá que elaborar unos nuevos presupuestos, que se preveen a la baja como en todas las instituciones.

Uno de los principales retos económicos es el mantenimiento y/o mejora del actual sistema de financiación, dependiente de la Junta de Castilla y León. El aspecto clave es que la Junta siga pagando el monto total del capítulo de gasto de Personal ya que supone casi el 60% del presupuesto total de la Universidad y cualquier desfase en esta partida haría tambalear la tesorería de la institución educativa. El presupuesto de 2011 ascendió a 97,5 millones de euros, que para entender su importancia de impacto económico son apenas 35 millones de euros menos que el total que dispone la Diputación de León.

Además la Universidad deberá afrontar la pérdida de fondos de Caja España, que ha sido un histórico mecenas con aportaciones de hasta dos millones de euros anuales. Para el 2012 se habla de una cifra de 600.000 euros, casi un millón de euros menos que en 2011. Cómo recortar y sustituir esos fondos será un reto para los gestores.

Aunque la Universidad de León ha conseguido equilibrar sus ingresos y gastos en su presupuesto 2011, y no seguir aumentando deuda, le queda el reto de pagar lo que debe. En total deberá pagar 14 millones de euros en 15 años, que comienzan a pagarse en marzo de este año, y devolver algunos préstamos Feder de inversiones pasadas que según los presupuestos 2011 ascenderían a 4,7 millones de euros.

Lo que de momento queda paralizado son nuevas inversiones en infraestructuras. De momento sólo el nuevo edificio Politécnico, que cuenta con financiación Feder y de la Junta, se está ejecutando. El resto de fondos, unos 15 millones de euros, permanecen congelados en espera de mejores tiempos.

Lo positivo de los tiempos es el incremento de alumnos que ha experimentado la Universidad, que se traduce en el sostenimiento de sus ingresos vía tasas y precios públicos, lo que permite mantener y compensar pequeñas desviaciones de tesorería.

Un panorama complejo y con importantes e interesantes retos es lo que se van a encontrar los dos candidatos a Rector, el aspirante García Marín y el ejerciente Hermida Alonso. Sus soluciones a los retos de la universidad figurarán en sus programas electorales, de próxima aparición.

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