Tejiendo la provincia de León a pedaladas: de la Montaña Oriental a Cantabria y Palencia
Este mes de agosto en ILEÓN vamos a ofrecer cada domingo un reportaje sobre rutas en bicicleta de carretera que unirán la provincia de León con sus fronterizas. Lo haremos de un modo tranquilo, sin mirar el velocímetro y el reloj y observando todo lo que tenemos a nuestro alrededor. Si lo desean, acompáñennos en estos reportajes que combinan turismo y deporte conociendo lo más cercano.
De Riaño a Riaño pasando por Potes, Cervera de Pisuerga y Velilla del río Carrión
Esta primera ruta une la provincia leonesa con Cantabria y Palencia. La salida será desde la mítica plaza de los pueblos de Riaño, en la que nueve columnas, una por cada pueblo sumergido bajo las aguas del pantano nos observa y, en parte, nos culpan. A Saber: Anciles, Éscaro, Hueldes, La Puerta, Vegacernega, Pedrosa del Rey, Burón, Riaño y Salio. Seguimos dirección Santander divisando la parte este del pantano hasta llegar a Boca de Huérgano y la zona de la Reina con Villafrea, Espejos, Barniedo, Portilla y Llánaves, que miran directamente al primer puerto, San Glorio, que subiremos y que varias veces vio subir y bajar a los ciclistas en la Vuelta a España. En este puerto y en todos los que subiremos a lo largo de este mes de agosto, haremos una parada para observar y apreciar lo que nos regala la naturaleza, ya que como indiqué, es la forma en la que entiendo este deporte y que Pablo Batalla, en su libro La virtud de la montaña (Editorial Trea, 2019) explicó con uno similar, el montañismo.
Cantabria nos muestra un mar verde que se pierde en el infinito, y un puerto de bajada por la muchas veces mencionada N-621 que nos conduce hasta una de sus localidades más icónicas, Potes, que un fin de semana de agosto como era el caso, estaba invadida de turistas y veraneantes que hacían algo tedioso el paseo por sus calles mientras las aguas del río Debe bajaban mansas ajenas a todo ese bullicio.
Desde Potes y en continuo ascenso iremos pedaleando hasta el mirador de Piedrasluengas, donde en días despejados como el que tuve la suerte de tener, te permiten detenerte durante varios minutos y saborear lo que el esfuerzo de la subida te ofrece. Desde el mirador, haciendo parada para comer en Camasobres, enfilamos al primer pantano que veremos en esta ruta, el de Requejada. Luego vendrá el mirador de las Matas y como fin de etapa, nos recibe Cervera de Pisuerga, localidad que merece la pena recorrer dando un paseo tranquilo y que esa tarde noche de sábado estaba animada por un concierto en uno de sus parques.
La mañana del domingo era calurosa, y la subida tras un buen desayuno al embalse de Ruesga, a escasos kilómetros de Cervera, nos daba los buenos días. Este embalse y el de Compuerto están separados por el alto de la Varga, en el que podemos apreciar la majestuosidad del pico Espigüete, visible en días despejados de lugares tan lejanos como el Cueto San Bartolo, en la comarca de la Cepeda. El embalse de Compuerto es extraordinariamente largo, y su presa se encuentra a escasos kilómetros de Velilla del río Carrión, localidad que se había despedido, parece ser que para siempre, de las torres de su central térmica. Un paseo por sus calles vestidas de domingo era una cita obligatoria antes de subir el puerto de las Portillas, que separa Castilla de León, y otro puerto, en este caso el de Monteviejo será el último que subamos antes de llegar de nuevo a Boca de Huérgano y Riaño donde finalizará esta primera ruta.
Cistierna-Riaño-Velilla del río Carrión-Guardo-Cistierna
La segunda ruta que une León con el este nos hará mirar de frente a la conocida como Presa de la Vergüenza, es decir, la presa de Riaño, sobre la que se han escrito ríos de tinta y de la que no vamos a aportar anda nuevo. Simplemente, recordar que se cerró de prisa y corriendo en 1987, como contó este periódico en este reportaje de hace siete años, sabiendo que las nuevas políticas europeas hubieran prohibido su construcción tan solo un año más tarde.
Pedaleando lentamente y sin dejar de pensar en lo que pudo significar para los vecinos y vecinas de estos pueblos lo que supuso la construcción del pantano, atravesamos el puente que nos muestra uno de los picos más saturados de la montaña leonesa, el Gilbo, y que, debido a eso mismo, está presenciando demasiados accidentes sufridos por personas que lo único que buscan es mostrar su foto en la cumbre. De Riaño pasamos a Boca de Huérgano, localidad en la que disfrutaremos de un bocadillo en uno de sus negocios más míticos, Casa Crescende, en la que Deogracias, Deo, conocido en toda la contorna, nos lo ofreció con gran amabilidad.
De Boca nos dirigimos al Puerto los Picones y posteriormente a un viejo conocido y subido por la otra cara en la anterior ruta, el puerto las Portillas. Desde aquí a Velilla del río Carrión, que en el momento en el que realizamos esta ruta, mantenía en pie las chimeneas de su central térmica y de aquí a una de las localidades que mejor puede ejemplificar lo que no fue la transición energética y la reindustrialización, es decir, Guardo.
De Guardo y siguiendo de forma paralela el trazado del tren de la Robla, que actualmente une León con Bilbao, nos adentramos de nuevo en la provincia leonesa a través de La Espina, Cegoñal y Puente Almuhey, localidad esta que nos ofrece un desvío a Prioro y el puerto del Pando, que en esta ocasión no subiremos. Lo que sí haremos será surcar la tierra de la Guzpeña, gobernada por una de las cimas más majestuosas del País Leonés, y no es otra que Peñacorada.
Dando las últimas pedaladas llegaos a Cistierna, centro comarcal y partido judicial, villa ferroviaria atravesada por el río Esla, que fue el Ástura de los ástures y cuyo topónimo pasó en exclusividad en estos tiempos a los transmontanos, es decir, Asturias. Como era menester, al posar al bicleta tomé un nuevo refrigerio y subí en lento caminar hasta la ermita de San Guillermo. ¡Nos vemos en la siguiente!