Experto en trashumancia: “Gastamos miles de millones contra los incendios y no hay mejor prevención que el ganado”
Barrios de Luna (León) celebra este domingo la Fiesta del Pastor, que cumple 43 años. Una cita que sirve de punto de encuentro de quienes apuestan por una profesión en declive, que lucha por subsistir en un panorama de trabas permanentes. Lo dice alguien a quienes muchos defines como el mejor conocedor de la cultura pastoril. Manuel Rodríguez Pascual es ingeniero técnico agrícola y doctor en Veterinaria por la Universidad de León. Trabajó 39 años como Titulado Técnico en la Estación Agrícola Experimental de León, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en diferentes líneas de investigación relacionadas con el estudio y mejora de los prados, pastos y sistemas ganaderos extensivos en la Cordillera Cantábrica.
Su dedicación y experiencia tienen reflejo en numerosas obras publicadas y también en el título de Pastor Mayor de los Montes de Luna que recibió hace años en esta fiesta, que acoge también uno de los más importantes concursos de mastín de España. Desde el conocimiento acumulado en un cuarto de siglo de investigación de la trashumancia y como 'activista' convencido, Rodríguez Pascual defiende el pastoreo con argumentos. “Habría que pararnos en este momento de crisis y dar un nuevo impulso a actividades que no sólo son productivas, sino que conservan el medio ambiente. Gastamos miles de millones en la lucha contra los incendios forestales y no hay mejor prevención que el ganado, que los pastores, los buenos conocedores del monte. Creo que la Administración y la sociedad tienen que apoyar el pastoreo, que mantiene la fauna, el medio ambiente, la biodiversidad”, reflexiona.
El pastoreo y la trashumancia, insiste, están en decadencia por todos los problemas que tienen. “Todo son trabas. La rentabilidad está al límite de la subsistencia y si no sobrevive, será un desastre ecológico para las montañas, los montes y sierras. Cada vez proliferarán más los incendios y se degradarán y hay más erosión. El ganado es imprescindible para mantener los ecosistemas de montaña, en la ribera y en los campos”. Cada vez hay más gente que abandona el campo, aunque la crisis parece maquillar esta tendencia con incorporaciones que no compensan, en absoluto, el número de bajas. El sector, subraya, tiene poca fuerza en España comparado con países como, por ejemplo, la vecina Francia. “El campo tiene muy pocos votos y la gente del campo está poco unida y no se defiende. Necesitamos escuelas de pastores, cursos de actualización, meter nuevas tecnologías en la ganadería extensiva”, reclama.
Una inyección de moral
En la provincia de León, calcula, “hay dos docenas de chavales jóvenes, con ganas de trabajar, que lo mamaron de sus padres o de sus abuelos... es lo que queremos fomentar y tienen muchas dificultades económicas, sociales y administrativas para poder moverse. Y a pesar de todo, son capaces de tirar para delante”. Para aportar una inyección de moral a este reducido colectivo se entrega el Premio Ganadero Joven Emprendedor en la Fiesta del Pastor. Este año los mecenas del galardón, los responsables de la Fundación Vista Linda recibirán el título de Pastor Mayor. Son los mismos que han financiado el reciente viaje que Manuel ha hecho a Nueva Zelanda y Astralia para estudiar las merinas.
Mucho que aprender
A sus 64 años, Manuel se convirtió este año en investigador-becario y permaneció una semana en Nueva Zelanda antes de compartir un mes de convivencia con una familia de granjeros. “Estuve ayudando en las labores, viviendo en su casa. Eso me permitió asistir a ferias, vacunaciones, al esquileo, la selección de la lana. Pude ver como funcionaba una explotación de Nueva Gales del Sur y hay muchas cosas que podemos aprender de ellos”, dice. En cuanto a la forma de explotar el ganado, asegura, “estamos a muchos años luz. Allí el ganadero es muy prestigioso, tiene un buen nivel cultural y económico y se puede comparar al nivel de un médico o de un abogado. Allí, desde el colegio, inculcan a los niños el amor a la ganadería. Hacen prácticas en granjas o en los propios institutos. En España, el hombre del campo era despreciado hasta hace poco y tratado como un hombre inculto; nada más lejos de la realidad”.
Merinas leonesas en Australia desde 1793
No es casual que la Fundación Vista Linda pusiese, desde su sede en las antípodas, los ojos en León. La vanguardia, recuerda, que ocupa ahora Australia, no sería posible sin los genes que aportaron las ovejas merinas de los puertos de montaña leoneses que en 1793 llegaron allí. “Desde entonces han tenido una gran difusión porque tienen un clima y un suelo muy apropiados”. En la granja en la que vivió, un padre y dos hijos manejaban 12.000 animales.
La Fundación quiere que ejerza de hilo conductor entre Australia y España. “Desde allí quieren conocer el origen de la oveja merina y desde aquí se pueden conocer las nuevas técnicas y la gran selección que han hecho a partir de los genes de aquí para producir cada vez más lana y de mejor calidad y finura.”, comenta mientras anuncia la próxima edición de un libro bilingüe sobre el tema y se niega a desvelar otros proyectos de la organización. En España, insiste, queda mucho por hacer para potenciar un sector que no es solamente productivo y que aporta un plus de conservación de la naturaleza que los expertos, dice, no se cansan de recordar. No sin cautela, afirma que voces autorizadas de la Junta anuncian un “plan novedoso para facilitar el pastoreo”. “En Argentina, Sudáfrica, en Alemania y en Francia hay pastores... y les están apoyando”, concluye.