A los burros de la raza zamorano-leonesa les afecta la crisis

J. L. Leal / ICAL 16 Exposición monográfica y subasta de buches de burros zamorano-leoneses en San Vitero (Zamora)

Juanma de Saá/Ical

Cientos de personas aprovecharon el buen tiempo y acudieron este sábado a la localidad alistana de San Vitero de la provincia de Zamora para presenciar la decimosexta edición de la Exposición Monográfica de la Raza Asnal Zamorana-Leonesa. En la misma participaron más de 40 ejemplares de “gran calidad genética”, según explicó a la agencia Ical el secretario ejecutivo de la Asociación Nacional de Criadores de la Raza Asnal Zamorano-Leonesa (Aszal), Jesús de Gabriel.

Los aficionados y curiosos procedentes de toda la provincia zamorana y de otras como León, Salamanca, Valladolid, Asturias y Ourense asistieron a la entrega de los cuatro premios en sendas categorías. El premio al mejor animal de la Feria fue para Manuel Antón Pérez, de Zamora, con una burra adulta llamanda 'Katy'; el reconocimiento a la burresa de menos de cuatro años le correspondió a Demetrio Fernández, de Gallegos del Río, con 'Campeona'; el premio a la burra con cría, a Ludivina González, de Bermillo de Alba, con 'Eli', y el mejor garañón, a Víctor Casa, de Fornillos de Fermoselle, con 'Alma de cántaro'.

La nota negativa de la jornada radicó en la total ausencia de pujas en las subastas de los tres machos, que quedaron desiertas, circunstancia que inquieta a los criadores y a los potenciales compradores, tan desanimados por la crisis económica como en la anterior edición. “Hubo una docena de burros machos y hembras vendidos fuera de la subasta pero eso no consuela a la gente”, reconoció De Gabriel. “Los animales son excepcionales y viene mucha gente que pregunta, se mueve y que quiere verlos pero, a la hora de la verdad, prefieren posponer las compras”, añadió.

En este sentido, Jesús de Gabriel insistió en achacar a la crisis económica la “falta de ganas” de adquirir buches. “No hay ganas de comprar. No creo que sea más que la crisis y habrá que esperar a que se vaya levantando, supongo. Lo que pasa es que esto tiene consecuencias porque los criadores se desaniman y el programa de conservación se va a hacer más lento”, advirtió. “Los mayores no encuentran ya una justificación para seguir con la cría y sus hijos les presionan para que lo dejen y los criadores jóvenes no pueden mantenerse por problemas económicos”, explicó.

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