Los alimentos “modificados nanotecnológicamente” irrumpen en las despensas

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Efe

La aplicación de la nanotecnología ha supuesto un “cambio revolucionario” en el sector de la alimentación, ya que el uso de estos nuevos desarrollos sobre una simple manzana puede ayudar a ampliar su vida útil, a que no le crezcan hongos, a mejorar su aporte nutricional o a que no se deshidrate rápidamente.

Estas son algunas de las ventajas de los alimentos “modificados” mediante elementos naturales y comestibles con una escala nanométrica -la milmillonésima parte de un metro-, según ha indicado José María Lagarón, miembro del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos del Centro Superior de Investigaciones Científicas.

Lagarón ha participado hoy en el Parador de San Marcos de León en la XXV Jornada Anual de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de Castilla y León, en la que se ha hablado de avances como nanopartículas que detectan agentes patógenos, nanocápsulas portadoras de nutrientes y nanosensores que regulan la temperatura de un envase.

A su juicio, estas tecnologías están entrando “muy fuerte” en el sector alimentario y tienen un gran potencial tanto aplicadas a los productos como a los envases.

Ha señalado que en el “cono de desarrollo” hay una gran cantidad de ideas que se quedan en el laboratorio, si bien otras ya están llegando a transferirse y comercializarse en el sector empresarial.

Lagarón ha considerado que el desarrollo de nuevos envases es una de las “puntas de lanza” de la investigación en este ámbito, puesto que favorece que los tradicionales derivados del petróleo sean sustituidos por materiales de biomasa, subproductos alimentarios y otros recursos agrarios.

Ha subrayado que aunque esos materiales tienen “peores cualidades”, la nanotecnología da la posibilidad de que esos envases del futuro, mucho menos contaminantes, tengan garantías para proteger los alimentos con más seguridad y durante más tiempo.

Por ejemplo, ya se están creando con aplicaciones nanotecnológicas envases con funciones antioxidantes, otros que impiden la penetración de oxígeno para que las bebidas no pierdan dióxido de carbono y algunos con sistemas antimicrobianos.

Para Lagarón, la agricultura, que actualmente está centrada en la producción de alimentos, de los que recibe “muy poco valor añadido”, puede ser la principal beneficiaria de estas nuevas tecnologías que dan valor a otro tipo de subproductos que hoy se desecharían y que servirán para generar nuevas fuentes de negocio.

Lagarón se ha referido a aplicaciones novedosas, como una freidora convencional cubierta de nanopartículas que hacen que el aceite sea reutilizado con seguridad “muchas más veces” de las habituales y que las patatas salgan mucho más crujientes y sabrosas.

También ha citado un aerosol que sirve para detectar si los alimentos frescos sufren algún tipo de contaminación microbiológica. “Si no tienes certeza de la higiene de ese producto, directamente te dice si te vas a intoxicar o no”, ha apuntado.

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