“Las tortugas no son aburridas”

Tortugas

Marta Cuervo

Till, Épica, Luna, Dunkel y Hell constituyen una comunidad dentro del hogar de Ruth. Viven juntos pero cada uno en su espacio adecuado y con los cuidados que merece su especie.

Ruth adoptó hace un año a las tortugas Till y Épica porque las abandonaron. Luna, a pesar de que es considerablemente más pequeña que sus compañeras, vive con la joven desde hace más de 10 años.

Existen muchas clases de tortugas de agua, pero los cuidados básicos a tener en cuenta son un estanque o tortuguera cubierto en su mayor parte por agua y un porcentaje pequeño de tierra o un sitio para que la tortuga pueda descansar en un lugar seco, explica Ruth.

“También es aconsejable poner una piedra de calcio para mantener el caparazón duro”, añade.

En cuanto a la comida, la dueña de Till, Épica y Luna comenta que el alimento más completo es el pienso, que se debe dar en la cantidad justa para que las tortugas lo coman y no queden restos. “De vez en cuando se les puede dar gambitas, de las que vienen secas. No son un alimento completo, pero les gustan mucho”.

El agua no puede estar ni demasiado caliente pero tampoco frío.

Es impresionante lo inteligentes que pueden llegar a ser, les puedes enseñar a seguirte, a que se suban donde quieres, y ¡más cosas!

La temperatura ideal se sitúa entre los 26 y los 28 grados, y para mantenerla se puede utilizar un calefactor para acuarios. “En invierno muchas tortugas hibernan cuando notan que llega el frío, pero cuando vuelve a llegar el calor despiertan”.

Acerca de la higiene es importante que el agua del tortuguero se cambie un par de veces por semana para evitar infecciones.

Ruth destaca como su principal característica su carácter. “Es impresionante lo inteligentes que pueden llegar a ser, les puedes enseñar a seguirte, a que se suban donde quieres, y ¡más cosas! A pesar de que la gente dice que son aburridas, que no hacen nada, a mí me parece fascinante su mundo”, confiesa.

Periquitos en casa

Dunkel y Hell, que en alemán significan oscuro y claro, son dos periquitos que viven con la joven leonesa desde hace un año y medio. “Vienen de Portugal, los cogimos cuando tenían unos poco meses así que más de 2 años no tendrán”. Dunkel es el macho de color azul y la hembra, Hell, luce un brillante verde en sus plumas.

Ruth explica que los periquitos necesitan un espacio amplio, acorde con el número de ejemplares, donde tengan siempre agua y comida, unas barras para que puedan posarse, una 'minibañera' para cuando haga calor, un nido donde puedan reproducirse en su momento y, en el caso de que el periquito esté solo es conveniente ponerle un espejo, para que no se sienta solo.

“También puedes ponerles un balancín, les suele gustar mucho”, comenta la dueña. Además, sobre la comida, la ideal es la que ya venden para periquitos en las tiendas especializadas.

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