Miles de leoneses y visitantes asisten al orgullo rural y de la historia de León en San Froilán

León, rural y orgulloso de su historia. Un San Froilán más, este año con el aliado de un clima extraordinariamente soleado y caluroso, concitó a miles y miles de personas en las calles de la capital leonesa en su día de mayor orgullo tradicional con motivo de unas fiestas que se sienten como ninguna.
Para abrir la mañana, los representantes del Ayuntamiento de León y del Cabildo de la Catedral escenificaron un año más su desacuerdo ancestral en el rito del Foro u Oferta, en el que discuten si la ofrenda municipal es obligada, como el clero afirma, o voluntaria, como defiende el Consistorio.
Con el acompañamiento de las mozas Cantaderas, en Claustro de la Catedral fue el escenario del duelo dialéctico, que este año estuvo protagonizado desde el Consistorio por el concejal socialista Vicente Canuria. Humor y colorido impregnaron también el Casco Histórico de la capital leonesa.
Origen de la tradición
Esta fiesta, declarada de Interés Turístico Regional, hunde sus raíces en la ofrenda de pan, fruta y flores que las tropas del rey leonés Ramiro I ofrecieron a la Virgen de Regla en agradecimiento por su victoria frente a los soldados de Abderramán II en la batalla de Clavijo. La tradición conmemora el final del infame tributo de cien doncellas que los monarcas de León debían ofrecer a los califas musulmanes a cambio de no sufrir sus ataques y el valiente gesto de las mujeres que se rebelaron contra esta extorsión.
Su espíritu está hoy representado por las jóvenes que acompañan a los representantes de la Corporación desde la plaza de San Marcelo hasta la Catedral, al ritmo que les marca la 'sotadera', la mujer musulmana que debía instruirlas en sus nuevas costumbres.
Miles de ojos vieron y miles de manos aplaudieron a los esforzados portadores de los casi 300 pendones que, en cifra de récord, han desfilado hoy por el centro de León hasta congregarse en la Catedral leonesa en una estampa repleta de leoneses y visitantes.
Poco después, apenas sin descanso, arrancó otro rito auténtico y que homenajea al ámbito rural del que no reniega ni al que da la espalda, como es el desfile de los carros engalanados. El más numeroso grupo, el tirado por vacuno, con ejemplares de premio en sus dimensiones y cornamenta, seguido de los caballos y de los carros tirados por burros.
También su recorrido, hasta concluir como manda la tradición en la Plaza del Grano, fue un hervidero de gente, que como pocos días al año inundaba calles, bares y terrazas, con el sabor de la morcilla, el chorizo y el vino de León por bandera para dejar el mejor sabor de boca leonés que es posible tener.