La encrucijada de ser pastor en el S.XXI en una provincia como León

El pastor es una figura que se evoca cada Navidad, con decenas de villancicos recordando su importante labor. En el año 2026 la ONU dedicará su conmemoración anual al Año Internacional de los Pastizales y los Pastores. Los pastores, que no son solo ganaderos, son aquellos que crían ganado aprovechando los pastizales naturales. Esta definición que abarca también a los trashumantes, recientemente reconocidos como Patrimonio Cultural de la Humanidad, y a los ganaderos extensivos, mostrando la diversidad dentro de la profesión.
Pedro y Estefanía, pastoreo por turnos
Pedro Coquesaiz y junto a su mujer, Estefanía González Vélez, tienen una explotación de 900 y pico ovejas. Tienen una titularidad compartida (TC), una figura jurídica en Castilla y León de la explotación agraria a la que pueden acogerse aquellas parejas que comparten el trabajo y gestión de la explotación. Esta figura permite que la administración, representación y responsabilidad de la explotación sea de las dos personas titulares, fomentando la igualdad entre ambas. “Somos la comunidad con la así le da visibilidad a la mujer en el trabajo del campo”, puntualiza Pedro. La pareja de Puebla de Lillo vive en Boñar, y para trabajar en invierno están en Secos del Porma, Santa Alhaja, Castillo y Villimer, pero en verano vuelven a Boñar y Canseco.
“En mi casa siempre se ha tenido ganado. Con 17 años me puse a trabajar y he estado en varios sitios trabajando hasta tener 30 y pico porque de pequeño dije que no me metía con el ganado porque veía a mis padres que era muy esclavo. Pero luego me empezó a picar el gusanillo y, bueno, me metí con pocas. Mientras estaba trabajando fui comprando corderas y luego ya, a partir del 2017, ya nos metimos con 700 ovejas. Y ya dejé el trabajo que tenía y ya me dediqué única y exclusivamente a esto con 900 y pico animales”, relata Pedro su trayectoria laboral.
Cuando llega la paridera, como ahora en navidades, al bajar de la montaña separan a las que van a parir y las dejan en la nave. Mientras las demás las saca por la zona de Castillo y Villime rhaciendo corrales con la malla eléctrica, el cual cambia todos los días porque están siempre en la calle hasta que vayan a parir en primavera, que entonces las mete en la nave. Las va turnando por temporadas porque en la época de paridera no tiene sitio en la nave para todas.
“Por la mañana suelo bajar a las ocho de la mañana. Salgo con las ovejas y las horas -las ovejas que no paren- hasta las doce o la una. Ellas en tres horas llenan bien la barriga porque aquí es regadío y cuando se empieza a cosechar maíz con el grano ellas quedan muy llenas, además de los caminos y las praderas de la gente que tiene vacas de ordeño, hacía años salían al campo, pero ahora como no salen, todas esas praderas las aprovechan las ovejas”, Pedro repasa parte de su jornada laboral.
Por otro lado, su mujer Estefanía cuando deja a sus hijas en el colegio casa a las ovejas que están en los corrales. Las que están paridas las saca para de la nave, muye la nave y echa pienso a los corderos. Las tienen separadas por corrales de diez en diez y cuando los corderos tienen diez, doce o quince días, cuando ya se agarran bien a sus madres, las juntas en corrales de cuarenta ovejas. Cuando Pedro vuelve a mediodía se lleva a las ovejas que han salido de la nave a pastar hasta la media tarde.
“Lo mejor de mi trabajo es la tranquilidad. Es verdad que hay días malos, porque hay días que estás muy agobiado porque tenemos familia, tres niñas, y si tienes tiempo para una cosa no tienes tiempo para otra. Sólo pido un fin de semana, pero es que tampoco te dejan tiempo. A mí estar con mi familia me gusta, pero claro, no se puede estar a todos, no puedes estar a la familia, estar en el trabajo, tener dinero para el coche, para los estudios de una, los estudios de la otra... Y hoy en día que está todo tan carísimo, la comida, el gasóleo, los alquileres... Con el ganado, tienes que tener muchos animales para poder sobrevivir, no vivir, porque vivir sería vivir de otra manera, pero esto es sobrevivir porque es llegar a fin de mes y fuera”, Pedro intenta ver el lado bueno de su vocación, aunque es inevitable que también salga a la luz el lado menos agradable.
Ser pastor conlleva muchos gastos como la nave, gasóleo o la paja. “El año pasado estábamos con el cereal carísimo, porque se traía de Ucrania. Este año el cereal está muy bien de precio, la paja carísima, por la sequía, todos los años son pegas”, recalca. Expone que este año los corderos están bien, pero que él preferiría que las cosas estuvieran como cuando él tenía ocho años cuando los corderos se vendían a 10.000 pesetas. “Teníamos 300 ovejas y mis hermanas y yo vivíamos bien”, recuerda. Y hace hincapié en que tener tantas cabezas de ganado da mucho trabajo.
Pero no todos los problemas son sólo económicos, ya que en el día a día también hay situaciones complicadas. “Estando en Canseco el año pasado, se me acercaba la paridera de agosto-septiembre. Algunas de las mellizas que van a parir mellizos ya están muy cargadas y no suben para arriba del todo y yo las dejo en lo que subo hasta el pico con las demás. Pues estando yo en el alto, la oveja se puso a parir y andaban los buitres dando vueltas, y cuando la oveja se tumbó, que se puso a parir, bajaron para abajo, se comieron los corderos y se comieron la oveja, y yo en el alto, que a mí no me daba tiempo a bajar, pero yo lo estaba viendo”, cuenta una anécdota, que bien podría estar sacada de cualquier libro de terror.
Con todo esto no ve con buenos ojos el futuro del pastor de ovejas, ya que el de ganado con ayuda de la tecnología -a pesar de ser una gran inversión- se quitan mano de obra, ya que un robot ordeña 60 vacas. “Tienes que salir con las ovejas sí o sí porque si las estabulas, no te dan dinero porque el forraje está caro. Esto no es una empresa que puedes cerrar el viernes hasta el lunes, son animales que tienen que estar bien atendidos todos los días”, Pedro es firme. Llegaron a tener 1.200 ovejas que gestionaban con ayuda de un empleado, pero veía que la calidad del cuidado de los animales menguaba, por lo que decidieron tener menos para atenderlas entre los dos a turnos.
Otra cuestión que perjudica al futuro de esta profesión es el legado, ya que Pedro tiene muchos compañeros en edad de jubilación que sus hijos no quieren saber nada. “La gente está ya muy cansada porque ve que todo sube, pero lo de él no sube, y aunque suba, los gastos cada vez son más grandes, y el trabajo es mucho. No quiere más que vivir, aunque sea con un poco menos, pero por lo menos tener tiempo”, expresa lo que muchos piensan.
Diego, donde antes digo vaca ahora digo oveja
Diego Muñoz Fernández trabaja en Cifuentes de Rueda y Santibáñez del Porma, donde pasa los meses de invierno con las ovejas, y en los meses de verano sube a Rodiezmo de la Tercia con la trashumancia, de donde es él originariamente. Mientras que con las vacas en verano sube al puerto de Busdongo de Arbas, y en los meses de invierno hace la trashumancia a Trujillo, Extremadura.
“Desde que era niño, con 3 años, bajaba con mi padre a Extremadura con las vacas. A los 18 años me incorporé como joven ganadero”, recuerda sus comienzos. Su familia siempre tuvo ganado, aunque hace 14 años les marcaron varias vacas de tuberculosis (80 vacas), las cuales fueron sacrificadas, a raíz de eso tuvo que comprar las ovejas para poder seguir viviendo de la ganadería, que es lo que siempre más le ha gustado. Y ahora mismo tiene 1400 ovejas merinas, 22 cabras, y 100 vacas.
Con tantas cabezas de ganado es normal que en su día a día tenga historias para contar. “En verano subimos al puerto andando por las cañadas para que el rebaño pase allí la época de más calor. Una vez al pasar por las Hoces de Vegacervera nos cruzamos con un Audi deportivo, blanco y reluciente. Cuando me di la vuelta veo que la cabra que más saltaba del rebaño se acerca al coche y pega un brinco para subir. Tan tranquila cruza desde el capó del coche saltando por el techo hasta el maletero. Creíamos que el conductor se bajaría enfadado, pero fue todo lo contrario, nos dice que está alucinado y la única pena que tenía es que no le había dado tiempo a grabarlo”, comparte Diego una de sus mejores anécdotas.
“Lo mejor de la ganadería es la satisfacción que deja el realizar un trabajo que me gusta, aunque supone mucho esfuerzo y sacrificio”, comparte. Aunque también deja claro que es un trabajo en el que no se tienen descansos. “No importa si hace calor o nieva, son los 365 días del año los que tienes que atender a los animales. Ellos no entienden de festivos”, expone. Y asegura que los temas burocráticos están desanimando a muchas personas a seguir con un oficio como es la ganadería extensiva, en concreto con las ovejas. “El futuro que veo es bastante complejo. De todas formas, tenemos que seguir hacia delante por muchas trabas que pasemos en el camino”, sentancia.
Ganadería Fial
Violeta Alegre, titular del 50% de la Ganadería Fial desde 2013, comparte su trabajo y pasión por las redes sociales como un trabajo de dibulgación. “Compartimos en Facebook, Instagram,TikTok nuestro día a día para que se conozca nuestro trabajo. Dar a conocer las ovejas merinas y en concreto las negras que están, o han estado, en peligro de extinción. Así como nuestros perros mastines, de los cuales tenemos cachorros por toda Europa, sin ellos no se concibe la ganadería extensiva y , sobre todo, los trashumantes no podríamos subir a la montaña”, destaca. Un punto de vista que merece ser conocido, ya que hoy en día con el incremento del senderismo, ciclismo de montaña, tráfcio de coches motos, etc. consideran que es complicado poder tener un equilibrio.
“Con la nueva normativa nos sentimos desbordados y, a veces, anonadados por sus leyes disparatadas. No se puede tratar igual a un animal de ciudad que a un perro ganadero. Nosotros somos los primeros interesados que nuestros animales estén en perfectas condiciones”, denuncia Violeta. Y asegura que el ganado cuanto mejor está es cuando más obeceden a los profesionales del campo que les cuidan. Y sobre sus fieles y grandotes compañeros, los mastines, no tiene más que buenas palabras, “son parte de nuestra familia. Yo hago más horas con ellos que con mis hijas, por eso yo intento que estén bien al 100%”, garantiza.
A pesar de la pasión de los pastores y ganaderos y el cuidado que les dan a sus animales, Violeta considera que el futuro de la ganadería extensiva es muy incierto por falta de relevo, por ser un oficio muy sacrificado por su horario y las inclemencias del tiempo. “Hoy en día la gente quiere sus ocho horas y fines de semana libre y vacaciones y aquí eso no existe”, puntualiza.
La vecera de Salce
Salce, un pequeño pueblo en la montaña leonesa, es uno de los últimos en practicar la vecera, un sistema de pastoreo colectivo. Aquí, el ganado se cuida en turnos entre los vecinos, reflejando una solidaridad comunitaria que se resiste a desaparecer ante el avance de prácticas más individualistas.
La vecera comienza el 13 de junio y termina con las primeras nieves, ajustándose al ciclo natural de la región. Dependiendo del número de cabezas de ganado, los turnos de pastoreo se distribuyen equitativamente. Con la disminución de ganado y la diversificación de ocupaciones, la vecera ha evolucionado, permitiendo a los pastores compatibilizar esta actividad con otras labores.
Museo Etnográfico y de la Trashumancia (Torre de Babia)
El Museo Etnográfico y de la Trashumancia en Torre de Babia, creado por Isaac Álvarez, es un testimonio vivo de la rica historia pastoril de la región. A través de su colección, Álvarez busca preservar y honrar la memoria de una cultura y tradición que forman parte esencial del patrimonio leonés.
El pastor del futuro
Mientras la ganadería en la provincia de León enfrenta desafíos significativos, como la despoblación rural y la baja rentabilidad, existen oportunidades para revitalizar esta práctica milenaria. El Grupo de Robótica de la Universidad de León (ULE) están trabajando en soluciones existentes y desarrollando proceso para mejorar los procesos productivos en agricultura y ganadería, como la visión por computador y el uso de robots y vehículos aéreos no tripulados en tareas agrícolas y ganaderas.
El Grupo de Robótica -reconocido como Unidad Consolidada (UIC-215) por la Junta de Castilla y León-, se formó en 2008 bajo la dirección de Vicente Matellán, al venir a la Universidad de León procedente de la Universidad Rey Juan Carlos. Actualmente está compuesto por 15 doctores y varios estudiantes de doctorado, siendo su directora Camino Fernández. Las líneas de investigación en las que trabaja son principalmente cuatro: ciberseguridad, robótica, visión y sistemas hápticos. En este contexto se centran diversos proyectos internacionales y nacionales que se han liderado desde el grupo.
Además de sus líneas de investigación, también trabajan con otras organizaciones empresariales o incluso con el Ministerio de Defensa. Estos proyectos incluyen tareas muy variadas como la dotación de comportamiento inteligente para robots autónomos tanto en interiores con una orientación de servicio a las personas, como en exteriores para ayudar en tareas relacionadas con la agricultura y la ganadería, la orquestación de servicios en la nube, la explicabilidad en el proceso de toma de decisiones por parte de un robot (en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos), la auditoría de sistemas, la detección de indicios de APTs (Advanced Persistent Threads) en RedCAYLE (la red de ciencia y tecnología de Castilla y León que forma parte de RedIRIS), el uso de técnicas de realidad virtual en la educación, la estimación del peso de los corderos a partir de sus imágenes (en colaboración con la Universidad de Zaragoza), etc. Entre el equipamiento con el que trabajan, destacan dos robots cuadrúpedos (Unitree y Ghost v60), varios robots sociales (Thiago, RB-1, Pepper), robots de exteriores (Rover, SUMMIT XL), robots colaborativos (BAXTER), dispositivos hápticos, etc.
Además, en el ámbito académico, identificaron las demandas que había por parte de las empresas en este campo tanto a nivel local como nacional, y desde el Departamento de Ingenierías Mecánica, Informática y Aeroespacial, iniciaron el Máster Título Propio en Robótica y Sistemas Inteligentes que tuvo dos ediciones en 2021 y 2022 y este curso 2023/24 ha pasado a ser oficial, denominándose Máster U. en Robótica e Inteligencia Artificial.
Para el caso que nos ocupa hablamos con los investigadores Lidia Sánchez González y Francisco Javier Rodríguez Lera, responsables del proyecto SELF-AIR - ‘Supporting Extensive Livestock Farming with the use of Autonomous Intelligent Robots’ (TED2021-132356B-I00) financiado por MCIN/AEI /10.13039/501100011033 y por la Unión Europea NextGenerationEU/ PRTR dentro de la propuesta ‘Proyectos Estratégicos Orientados a la Transición Ecológica y a la Transición Digital’ 2021. El propósito de estas subvenciones es estimular las iniciativas de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) con el objetivo de potenciar la generación de conocimiento científico a través de investigaciones de alta calidad, enfocadas en facilitar la transición ecológica y la transición digital en España en todos los sectores.
“En este proyecto, se determinan una serie de entregables para que asistan a los pastores en alguna de las muchas tareas que realizan diariamente, intentando trasladar las ventajas de las nuevas tecnologías existentes con herramientas específicas que les resulten de utilidad”, exponen. De esta forma, entre los objetivos que se persiguen, incluyen el diseño y programación de aplicaciones que integren la información de interés para el sector, como es el caso de la información obtenida a través de imágenes de satélite y cotejada con la que aparece en el Sistema de Información Geográfica de parcelas agrícolas (SIGPAC), la detección de especies potencialmente depredadoras para evitar el encuentro con los animales del ganadero, la geolocalización del rebaño gracias a la tecnología GPS que incluyen los robots, la monitorización del mismo a través de sus cámaras, etc. “Estas soluciones pueden proporcionar información en tiempo real al pastor”, recalcan los investigadores. Y añaden: “igualmente, se pretende estudiar el comportamiento de los animales ante la presencia de robots, para comprender cuánto les afecta y cómo evoluciona su interacción a lo largo del tiempo”.
Al tratarse de un proyecto de investigación acotado en el tiempo, los resultados más académicos se verán durante los años 2024 y 2025, mediante la publicación en revistas del sector para que los hitos alcanzados puedan ser evaluados por otros especialistas académicos. “Sin embargo, los más prácticos dependerán de los resultados de las pruebas con los pastores y las sinergias con empresas de ingeniería forestal y agrícola ya que son éstos los que conocen de primera mano cómo las nuevas tecnologías pueden ayudarles con el foco puesto en la región de León”, puntualizan los expertos.
Con la innovación en una mano y los datos en otra son claros con respecto al futuro del pastoreo, “gracias a la robótica la figura del pastor tiene futuro”, ya que el pastor tiene que familiarizarse con las nuevas tecnologías para mejorar su trabajo y calidad de vida. “Lo que pretendemos es apoyar al pastor para que, empleando la tecnología disponible, optimice sus recursos y productividad en el día a día”, garantizan.
El pastoreo en León no es sólo una actividad económica; es un legado cultural y un modo de vida que resiste el paso del tiempo. A pesar de los desafíos, la pasión y el compromiso de aquellos que mantienen viva esta vocación ofrecen un rayo de esperanza para su futuro en la provincia.