Por la recuperación oficial del Día de las Comarcas Leonesas

León es una provincia peculiar en muchos sentidos y con algunas manifestaciones sociales muy interesantes. Uno de ellos es nuestro fenómeno comarcal, con fuerte arraigo y, a pesar de que nuestras comarcas tradicionales nunca gozaron de un reconocimiento administrativo ni político, representan una conexión de rasgos socioculturales y geográficos que, en muchos casos, se proyectan a un plano sentimental y emocional.
Esta comunión se manifiesta constantemente en expresiones como: “Soy cepedano”, “soy cabreirés”, “soy berciano”, “soy lacianiego”, “soy ancarés”… de esta manera, las gentes de la provincia de León se identifican con una nomenclatura que no aparece en mapas oficiales, pero que representa una de las esencias de nuestra tierra.
Esta cuestión ya fue percibida en su día por Florentino Agustín Díez, secretario de la Diputación de León en los años 60 y padre del Premio Cervantes 2023 Luis Mateo Díez, cuando en el primer número de la extinta revista Tierras de León (hoy renombrada Feje como su heredera), escribía un artículo para tratar este asunto con el título de 'León, provincia de aldeas y comarcas’. En este documento, aparte de mencionar el otro gran ente que marca la identidad territorial leonesa, el concejo y la existencia de más de mil quinientos doce en aquella época, aborda la importancia que tiene la comarca en la vida provincial leonesa, abordando la idea del municipio-comarca, con la siguiente reflexión:
“Hemos de reconocer que la administración de la aldea, como unidad económico-administrativa de puro signo concejil, languidece, se desnaturaliza, se sitúa «al margen», como si padeciese ya de un irremediable mal de anacronismo... Quizás sea preciso, por ello, volver los ojos, los propios esquemas vitales de estos entes, hacia otros de más alto nivel donde las aldeas se engloben bajo el signo de una administración más responsable y más solvente, más dinámica, asociativa, sobre escenario donde pueda operar con fundamentos de vida suficientes la comarca natural reactivada por el municipio o, en suma, el auténtico municipio-comarca.”
Una prueba de este espíritu comarcal se plasmó, también en los años 60 del pasado siglo, con la celebración por parte de la Diputación de León del Día Provincial de las Comarcas, remarcando el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de León de la época que “constituye una expresión simbólica de la Cooperación a los Servicios municipales, tanto impulsada por la Comisión provincial de Servicios Técnicos como por la Diputación provincial. Las jornadas a celebrar representarán, sobre todo, un espíritu renovador y de solidaridad, una enseñanza y muchos estímulos; rubricarán unas realidades risueñas y asociarán la exaltación y defensa de los valores locales de más alta calidad”.
Primera celebración en 1961
De esta manera se iniciaba en 1961 una celebración que contaría con una nutrida celebración de actos y que sumaría una sería de concursos con galardones tan variopintos como: Organización de servicios públicos y comunales y embellecimiento de pueblos, destinado a Ayuntamientos, Juntas Vecinales y entidades equivalentes; y Poesía, Literatura, Pintura, Monografía, pudiendo participar personas de la sociedad civil y donde se incitaba a la exaltación de los valores leoneses. Esta primera ocasión tuvo lugar en la Montaña Central, una zona caracterizada por sus imponentes paisajes y su rica historia. Este evento marcó el inicio de una tradición que buscaba poner en valor la diversidad de León.
En 1962, la celebración se trasladó a la comarca de los Maragatos, conocida por su arquitectura tradicional y su gastronomía única. El evento incluyó actividades como bodas maragatas y homenajes a figuras literarias como Lope de Vega, creando un ambiente festivo que quedó inmortalizado en fotografías y relatos de la época.
El siguiente año fue en las Vegas del Esla, en la localidad de valencia de Don Juan. Atravesada por el propio río, esta zona es famosa por sus fértiles tierras y su patrimonio histórico. La celebración sirvió para destacar la importancia de la agricultura y la conexión entre el hombre y la naturaleza.
En 1964, el evento llegó a las comarcas de Valdeón y Sajambre, dos joyas de la montaña leonesa. Estas zonas, rodeadas de picos imponentes y valles profundos, ofrecieron un marco incomparable para celebrar la identidad comarcal.
La quinta edición se celebró en Laciana, una comarca minera con una fuerte identidad cultural. Este evento destacó por su enfoque en las tradiciones locales y la importancia de la minería en la economía leonesa.
En 1966 la celebración llegó a Sahagún y la Comarca de los Oteros, zonas conocidas por su patrimonio histórico y su paisaje de llanuras y pequeños cerros.
En septiembre de 1967, El Bierzo fue el protagonista. Esta comarca, con su mezcla de montañas, valles y viñedos, ofreció un escenario perfecto para celebrar la diversidad leonesa y la gastronomía berciana.
La última edición de la década tuvo lugar en 1968 en Tierra de León, combinando historia, cultura y tradición. Este evento cerró con broche de oro una década de celebraciones que fortalecieron el orgullo comarcal y la identidad leonesa.
El abandono oficial en 1969
Después de 1968, esta celebración experimentó cambios significativos. En 1969, aunque se llevó a cabo el XV Certamen de Exaltación de los Valores Leoneses, la Diputación de León decidió poner fin oficialmente al Día de las Comarcas. La interrupción duró hasta la Transición, cuando el leonesismo cultural retomó la organización de este evento realizado por diferentes asociaciones y que dura hasta nuestros días, con más o menos éxito.
Así, durante unos años fue una celebración que puso en valor la riqueza cultural, histórica y natural de la provincia de León, desde las montañas más altas hasta las llanuras cerealistas, pasando por la hoya berciana –homenajeando la diversidad comarcal leonesa– consiguió aunar a los habitantes de la provincia de León en torno a un sentimiento de orgullo y pertenencia.
En un mundo en el que las tradiciones corren el riesgo de perderse, recuperar el Día de las Comarcas Leonesas sería un acto para volver a poner en valor el mundo rural leonés. Por ello, sería interesante que la Diputación de León valore retomar esta celebración adaptándola a los tiempos actuales. Quizás con una celebración itinerante por nuestras cabeceras comarcales: Villablino, Villafranca, Sahagún, Cistierna, Bembibre... siendo una oportunidad para reivindicar nuestras raíces, fomentar el turismo, revitalizar la economía de los pueblos y dar a conocer este fenómeno tan leonés.
León y sus comarcas lo merecen.