El comercio en los pasajes de León: un ecosistema en peligro de extinción

Locales cerrados del pasaje de San Agustín en León.

Sara Lombas

La última tienda que resiste en el pasaje de San Agustín lo hará durante poco tiempo. La que era hace unos años una de las zonas comerciales por excelencia de la ciudad de León ahora es está totalmente desierta. Los escaparates aparecen cubiertos de papeles y carteles de 'Se vende' o 'Se alquila'. Las puertas por las que antes entraban a comprar zapatos o a pedir un café ahora se ven entre los agujeros de las rejas metálicas de los locales, algunos sin ocupación desde hace años.

Tan solo queda Charo, dependienta de la tienda de ropa HollyTaste, que cerrará sus puertas en breve: “En cuanto consiga vender toda la ropa”, asegura. Charo trabaja en esta tienda del pasaje desde hace siete años y ha sido testigo de la desaparición, uno por uno, de los locales que habitaban el pasaje de San Agustín (que conecta la calle del mismo nombre con Gran Vía de San Marcos), y que comenzó a raíz de la pandemia: “Ha pasado todo muy rápido, en solo tres años. En este pasaje quien venía a tomar un café entraba luego a mirar ropa o los que entraban a la inmobiliaria después iban mirar zapatos. La primera en cerrar fue una cafetería pequeña, después la otra, la inmobiliaria, la agencia de viajes, la peluquería y hace quince días el restaurante. Quedamos nosotros”, cuenta Charo. El cierre del conocido restaurante Río Órbigo hace unas semanas, popular durante años por su menú a precio razonable, ha sido la estocada final para el pasaje.

Así, el ecosistema que sostenía la vida del pasaje empezó a fallar: “Yo voy a echarlo de menos, hace siete años había muchísimo ambiente y era genial, muy familiar. Y no es habitual”, lamenta Charo, que comenta no solo las ventajas comerciales que le suponía estar rodeada de otro tipo de tiendas, sino las humanas: “En la cafetería de enfrente nos reuníamos todos. Nos llevábamos todos muy bien, tanto comerciantes como clientes. Si un día estabas un poco pachucho y no ibas a trabajar o tardabas más a llegar todos se preocupaban por ti, eso no te pasa en otro sitio y aquí era así. Una vez te quedas aquí solo ya no es lo mismo”.

Esa soledad ha hecho que la última tienda cierre: “Nosotros hemos decidido cerrar porque a mí me daba miedo quedarme sola, especialmente por la tarde”. Respecto al futuro del local que ahora ocupa HollyTaste, Charo cree que no se volverá a alquilar: “No tanto por el precio, porque el dueño de este local siempre se ha portado bien, y de hecho imagino que los precios bajarán para que la gente venga. Es porque una vez que esté todo cerrado no tienes garantía de que si abres algo aquí vaya a funcionar, ¿cómo inviertes? Si viniera un inversor fuerte que cogiera varios locales, esto podría remontar”.

Una vez que esté todo cerrado no tienes garantía de que si abres algo aquí vaya a funcionar, ¿cómo inviertes? Si viniera un inversor fuerte que cogiera varios locales, esto podría remontar

Charo, dependienta de HollyTaste

En León capital hay varios pasajes comerciales en los que todavía resisten locales y, gracias a la diversidad de los mismos, se mantienen a flote. Otros como el de Alfonso V muestran el declive de este modelo con ocho locales cerrados de los trece disponibles. Entre ellos, resiste la peletería Conchita: “Los locales que estamos ahora llevamos bastante tiempo aquí, este tiene algo de vida pero es verdad que los pasajes tienen dificultad”, cuenta el dependiente de la peletería, Guillermo, que no ha notado el efecto de la pandemia, porque los cierres sucedieron mucho antes: “Nosotros llevamos aquí más de 30 años y los que cerraron lo hicieron ya hace años, y al otro lado quedan pocas cosas. En esta parte queda una la tintorería, el bar y estamos nosotros así que en este lado todavía queda algo de vida”, valora.

La crisis del pasaje y la del pequeño comercio

Un ejemplo de pasaje que no ha sufrido en los últimos tiempos numerosos cierres (aunque sí algunos, como el cierre del Super Rápido por jubilación) es el pasaje de Ordoño II, en el que hay más de una docena de tiendas y locales abiertos, entre ellos la tienda de ropa Georgette. Su dependienta, Teresa, confirma que la ubicación y la pandemia han pasado factura al pequeño comercio de pasaje: “Percibimos la postpandemia, lo estamos sufriendo todas las tiendas, ya sea en pasaje como en barrio o calle. Sí que es verdad que desde el minuto uno cuando una tienda está en un pasaje tiene una situación más complicada, por ejemplo cuando viene alguien de fuera no es capaz de encontrarte, algunos te llaman y tienes que aclarárselo”.

Lo estamos sufriendo todas las tiendas, ya sea en pasaje como en barrio o calle. Sí que es verdad que desde el minuto uno cuando una tienda está en un pasaje tiene una situación más complicada

Teresa, dependienta de Georgette

Para Teresa, hay dos aspectos que marcan la diferencia en un pasaje: su ubicación y la presencia de hostelería: “Si hay más hostelería eso te ayuda, la gente se toma algo y ve en los escaparates algo que les gusta. Además, no es lo mismo un pasaje que conecta Ordoño II con Burgo Nuevo que otro que está más alejado de la zona comercial por excelencia. Yo pienso que este pasaje es especial porque, como es más ancho y no está cubierto, parece una calle; no da miedo”. 

Con todo ello, Teresa muestra su preocupación por el pequeño comercio, característico de las pequeñas ciudades como León, y que vive desde hace tiempo una crisis continua por la aparición de las grandes empresas, las compras por internet y los centros comerciales, que se han ganado el bolsillo de las nuevas generaciones: “El pequeño comercio puede que desaparezca y es una pena porque las ciudades se quedan sin esa riqueza. Hay un boom del centro comercial, la gente busca en esos sitios. Creo que lo que enriquece una ciudad es mirar los escaparates que tiene cada ciudad, porque en las franquicias se ve en todas partes lo mismo. Y el trato también es diferente, más familiar”.

Este auge de los centros comerciales de los que habla Teresa se certifica con el anuncio del que será el cuarto espacio comercial de la ciudad de León, el futuro Oalma Center que albergará, entre las que destacan algunas como la multinacional de ropa Pepco, Jysk con todo para el hogar, Maxicolchón, un gran supermercado de la marca Lupa, una gasolinera, un gimnasio Basic Fit y hasta un Padel Club Oalma cubierto, además de zona de restauración.

El pequeño comercio puede que desaparezca y es una pena porque las ciudades se quedan sin esa riqueza. Hay un boom del centro comercial

Teresa, dependienta de Georgette

Charo percibe también esa crisis del pequeño comercio: “Los pasajes hace diez años funcionaban muchísimo y ahora no funcionan tanto, pero el problema es general, no solo de pasajes. Si vas a ver otras calles de León ves también muchos locales que se alquilan. Si hubiera movimiento en el pasaje también funcionaría, pero para las tiendas de este tipo que no están a pie de calle es más difícil hacer que la gente entre porque tienen que cruzar por ahí para verte”. 

Para ella, el futuro pasa por una reconversión del pequeño comercio a la venta a través de internet: “Va a resistir el comercio que pueda subirse al carro de la venta online. La gente joven, que es la que consume, busca rapidez y la cercanía del comercio no les gusta; no quieren que la dependienta de la tienda se acerque a ellos y les pregunte. Y mientras, los de otras generaciones buscarán a las tiendas pequeñas que queden a pie de calle”.

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