Cuando las abejas sostienen pueblos de la provincia de León
En el Día Mundial de la Abeja, que se celebra cada 20 de mayo, hablamos con quienes no sólo admiran a este insecto fundamental para la vida, sino que lo cuidan, lo defienden y lo convierten en parte de su día a día.
Para Beatriz Carreto Macho, por ejemplo, una de las almas detrás de la marca La Abiejina del Monte, fue una mezcla de amor por la tierra, curiosidad y, como ella misma dice, “atreverse a pesar del miedo”. Empezaron como aficionados y aquí siguen. “Pusimos en una balanza los pros y los contras de emprender en la apicultura. A favor teníamos vivir en el pueblo, trabajar para nosotros en algo que nos realiza... En contra, el miedo a lo que pudiera pasar. Y le plantamos cara”.
Begoña Bello González, vicepresidenta de Asaja León y delegada Asaja Bierzo, que hace una década dejó su vida en la ciudad para volver a su pueblo de Corullón, lo vivió de forma parecida. “Fue dar un vuelco total a mi vida”, reconoce. “En mi casa siempre hubo colmenas, las de mi abuelo. Miel para casa y para regalar. Y cuando me planteé qué hacer con mi vida, la apicultura fue volver a mis raíces, pero también un paso adelante”.
Nacho Rodríguez Martínez, responsable apícola de otro sindicato agrario, en este caso Ucale-COAG, lo resume en una idea clara: “La apicultura no es sólo una actividad económica. Es identidad, territorio, resistencia. Y sin los apicultores, hoy en día las abejas no podrían sobrevivir”.
El papel que juegan las abejas en la vida de los leoneses
Si nos limitamos a pensar en ellas como productoras de miel, nos quedamos muy cortos. David Gutiérrez Llamas, desde Agrocentros León, no tiene dudas: “Son esenciales para el equilibrio de los ecosistemas y para la seguridad alimentaria. Polinizan cultivos que consumimos a diario. Sin ellas, el sistema agrícola y la biodiversidad sufrirían consecuencias gravísimas”.
Beatriz lo dice de forma más cercana, pero no menos contundente: “Sé que se me nota lo enamorada que estoy de las abejas, pero es que son maravillosas. Las mires por donde las mires. Todo lo que hacen es increíble”.
Y no habla solo de miel, sino de un catálogo natural que parece sacado de un botiquín milenario:
- La miel: un endulzante delicioso y lleno de propiedades. Pero, además, se usa en medicina para curar quemaduras, en cosmética, incluso como conservante natural.
- El polen: las abejas van de flor en flor y guardan bolitas en sus patas traseras. Es un superalimento rico en proteínas, minerales, antioxidantes...
- El própolis: una especie de resina que producen a partir de árboles. Tiene propiedades antimicrobianas, antivirales, antifúngicas, etc. En cosmética y medicina se está utilizando mucho.
- La cera: La Abiejina del Monte la utiliza para velas que duran más y purifican el aire. Además de incorporarla en cremas como BeeWax.
- La jalea real: alimento exclusivo de la reina que mejora el sistema inmune, la piel, el cabello. El serum Royal Jelly Extract está hecho con jalea leonesa.
- La apitoxina: el veneno de abeja que se está usando para aliviar enfermedades como el reumatismo o la artritis, y en cremas rejuvenecedoras como Bee Venom.
Beatriz y Sergio han ido más allá y han diversificado su producción. “Hacemos chocolates con miel, hidromiel… hay que innovar para seguir vivos como empresa. La apicultura de hoy no es sólo tener colmenas: es transformar, comunicar, adaptarse”.
El sector apícola en León
La provincia de León tiene un vínculo profundo con la apicultura, aunque no siempre se vea a simple vista. Nacho Rodríguez señala que “León es la provincia de Castilla y León con más apicultores, aunque muchos lo son de forma no profesional. Eso habla de una tradición que se hereda, que está presente en muchas casas desde hace generaciones”.
David Gutiérrez lo confirma: “Aquí hay una larga tradición apícola, y eso se nota. En Agrocentros trabajamos con muchos productores y vemos un sector vivo, con gente joven que se incorpora y muchas mujeres liderando explotaciones”.
Unas 5.000 colmenas censadas en la provincia leonesa
En cifras, según Begoña Bello, en León hay unas 5.000 colmenas censadas: “No somos la provincia con más colmenas -es Salamanca-, pero cada vez hay más incorporaciones, y lo interesante es que muchas son mujeres jóvenes. Hay un relevo generacional que da esperanza”.
Para que la colmena leonesa siga creciendo, las organizaciones agrarias cumplen un papel crucial. Desde Asaja, Begoña explica que se presta asesoramiento “a quienes quieren iniciarse”, así como también “ayudamos con las ayudas públicas, conectamos a agricultores con apicultores para fomentar la polinización, y también trabajamos en la visibilidad, en que la gente sepa cómo producimos, por qué es importante el consumo local”.
Nacho, desde Ucale--COAG, apunta además a la necesidad de proteger también a quienes cuidan de las abejas: “Desde los años 80, con la llegada del parásito varroa, las abejas no podrían sobrevivir sin intervención humana. Por eso no debemos hablar solo de ellas, sino también de sus cuidadores. La apicultura es una forma de gestión del territorio y una fuente de conocimiento frente al cambio climático”.
Pero no sólo el respaldo de las instituciones está haciendo posible esta floración. Todos coinciden en que algo ha cambiado. “La gente cada vez entiende más el papel de las abejas y de los apicultores”, asegura Nacho, porque “ven el vínculo con la alimentación, con la biodiversidad”. Begoña añade que “hay agricultores que ya nos llaman para llevar colmenas a sus cultivos, propietarios que ceden fincas. Y eso es porque cada vez que vamos a una feria o a un mercado, explicamos, contamos, enseñamos”. David lo ve también en tienda: “Cada vez más gente joven se interesa, quiere aprender, quiere consumir producto local. Es un cambio lento, pero firme”.
La IGP Miel del Bierzo
Los sellos de calidad también están transformando el panorama. Begoña no esconde su satisfacción: “La IGP Miel del Bierzo es un logro para todos los apicultores de la comarca. Aporta valor, garantiza al consumidor cómo y dónde se produce la miel, y puede atraer a más turistas y compradores”. David coincide: “Es una forma de proteger la autenticidad del producto, pero también de apoyar a los productores que lo hacen con métodos respetuosos”.
Eso sí, Nacho lanza una advertencia: “Es una gran noticia para El Bierzo, pero podría suponer un obstáculo si algún día se quisiera sacar una IGP para el resto de la provincia. A nivel de floración y calidad, muchas mieles son muy similares, y esa diferenciación podría volverse en contra”.
Habrá que dar tiempo a ver cómo evoluciona. Pero, de momento, este 20 de mayo, Día Mundial de la Abeja, no es sólo una fecha simbólica. Es un recordatorio de que, sin estos insectos, y sin quienes los cuidan, todo lo demás empieza a tambalearse. Porque la apicultura demuestra ser en León identidad, biodiversidad, economía rural y futuro. Y aquí, en esta tierra, zumban más fuerte que nunca.