El 'San Villalar' que los leoneses no compartimos

Cartel de Lexit en la manifestación del 16F de 2020.

Leído el título, por si hay algún incauto lector de precipitado interpretar, incluso entender que pueda haber otras cosas que podamos disfrutar conjuntamente los leoneses con los castellanos, cuando no hay ni pizca de confraternización, sepa pronto que el pueblo leonés, nunca ha dado muestras de hermanamiento con los castellanos, siempre bajo el intento vallisoletano de dominio y capitaneo. De ahí surge la palpable animadversión.

El rechazo a caminar juntos, autonómicamente ahora, viene tan de largo, como el propio ente lleva de vida política, pero dimanante de pasajes históricos muy anteriores. Como casi todo en esta Comunidad, la fiesta elegida para ella, con son castellano, faltaría más, fue de precipitada elección para cerrar posibles ideas de condominio histórico, tal como época de fueros e incipiente parlamentarismo, exportable o imitable, en el Reino de León del que Castilla era condado, efemérides que hubieran aportado un empaque de más amplitud, que, dicho con respeto, la degollina de Villalar, que decidieron adoptar para andar por casa castellana e imponernos también a los leoneses.

¿Quiero decir con ello que así podía haber sido aceptable para los leoneses el ente autonómico? ¡NO! Aludo a ello como constatación del proceder dominante e impositivo castellano, que nuestros políticos toleraban. Su plan, nunca compartir, ¡dominar!, en principio como punto de arranque, y conseguido políticamente, buscar la colonización del territorio regional leonés, con usurpación de bienes y beneficios. Y en ello siguen, siendo lo último la usurpación del noroeste de conminaciones de tan vital importancia… Y el propio discurrir por los trasvases, de las aguas leonesas hacia Castilla.

Me pregunto, siendo blandos en la apreciación... ¿Si a los leoneses no nos dice nada el día 23/4 y me atrevo a decir que ni la Junta, y por ende la Comunidad que quiere controlarnos todo, cómo vamos a entrar en la dinámica festera que el ente marca? Ni con autobús y bocadillo, equipárese esto a prebenda económica de compostura folclórica, como en el antiguo régimen ocurría, los leoneses hemos acudido; ni participado a distancia.

Puede que los elucubradores castellanos del ente, los políticos, tuvieran pensada esa fecha histórica (que ellos parecen añorar) desde los prolegómenos, aunque más bien entiendo que dada la precipitación para terminar el Estatuto, pues se acababan plazos y paciencias leonesas, algún “espabilado” la incorporó al texto. Y aunque sea repetitivo, pero ahí está para comprobación, en el Estatuto, ramplón y corta/pega, cuando el rey Juan Carlos, firma la Ley Orgánica, en ella van incorporadas dos falsedades, una, el pueblo castellanoleonés, que dice lo solicita y es garante, NO EXISTIA, y la otra, los leoneses no sólo NO HABÍAMOS APROBADO NADA SINO QUE NOS OPONÍAMOS. Estábamos pues ante algo que, por mal enunciado y peor firmado, anulaba todo lo que en el articulado se escribía. Toda una maledicencia política, a la que seguimos oponiéndonos.

Margarita Torres

Surge así el nombre de Margarita Torres, por haber estado en la Fundación Villalar, la ahormadora institución autonómica, muy costosa y al servicio de los dirigentes. También porque se ha venido preciando de haber escrito el último preámbulo donde se hace alusión a “los antiguos reinos de León y de Castilla”, como si esto, que, además, no tiene repercusión alguna en el articulado, tuviera gran importancia y no hubiera sido otra cosa más que cubrir apariencias, en apoyo de los verdugos de lo leonés.

Bien arropada días atrás por Mañueco, la pudimos ver en el intento PP de que, con su tirón histórico-tradicional, se logre alcanzar la alcaldía legionense. Y ello para decir que la audacia que al parecer mostró para componer una lista de quienes la habían de acompañar en la aventura, no la veo en un “aquí estoy yo, y decido”, en el mejor de los casos, y si acaso un pelín inocente, por salirse de los límites y condiciones partidistas.

Ahora está por ver su grado de sumisión, ante el frenazo, y el Villalar festivo, que se le acumula, como candidata y remadora cooficial del ente en beneficio castellano, y si acompañada o no de los suyos, los que le quedan de la lista aquella que se quedó en blanco ante San Isidoro, o de la mano de los que el PP impone, bien pertrechados, incluso con pañuelos lila al cuello, van a Villalar. O prefieran celebrar ostensiblemente aquí, la gran festividad, en el intolerante Legio. Distinta valoración pero idéntica negatividad.

Un supuesto desdén, pasando por alto todo, fiesta e imposición, no significará otra cosa que una postura acomodaticia, que la profesora de historia, la relatora (por lo del libro sobre el cáliz de doña Urraca, bien traído) y articulista divulgadora, adopta; llamándose sumisión en lo leonés y acatamiento personal, como trágala, en lo político.

Los leonesistas en modo alguno nos planteamos asumir, ni por aburrimiento, la imposición del ente autonómico, ni la impostura de los políticos de allí y la simplona, y vividora de los de aquí. Mas, tengámoslo claro: nunca se van a bajar del machito los que bien encaramados están.

Se aprovechan de nuestros bienes, nos tratan como a simples corneteros para “sus cacerías” depredadoras, y… “a tocar silencio”.  

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