Xacobeo 2021: Astorga-Ponferrada, ¿Camino Francés o Camino de Manzanal?

En la Cruz de Fierro

Abel Aparicio / Astorgaredaccion.com

Dos son las variantes jacobeas que nos llevan de la capital maragata a la berciana. Depende de lo que busquemos, podemos elegir una u otra. Del conocido como Camino Francés no voy a decir nada que no se sepa. Transitado por miles de peregrinos —entre 50.000 y 60.000 al año desde 2015— es la ruta por excelencia hacia Santiago de Compostela, con la Cruz de Fierro como uno de sus puntos místicos.

Una importante oferta de albergues, bares y restaurantes, pensiones y hoteles, servicio de taxis y un largo etcétera ofrecen todas las facilidades que uno desee. Sin embargo, si lo que se busca es algo de soledad y tranquilidad, hacer el camino sin aglomeraciones y disfrutando de un paisaje muy ligado a la minería, el Camino de Manzanal es una opción a tener en cuenta.

En la Plaza Eduardo de Castro, mientras observamos el Palacio de Gaudí y la Catedral de Astorga, la salida de Puerta de Hierro es la que debemos tomar para realizar esta variante que Manuel I. Olano Pastor supo plasmar magistralmente en el libro El camino de peregrinación a Santiago por el Puerto de Manzanal (2019).

Olano nos muestra como hay pruebas documentales sobre esta ruta de peregrinación desde el siglo XI. Una ruta que, según el autor, empezó a entrar en declive sobre los años setenta del siglo pasado debido al auge de la variante de Foncebadón.

Apenas un kilómetro y ya pisamos el camino que nos llevará hasta el antiguo carguero de la explotación de hierro del Sierro. Senderos y más caminos escoltados por encinas nos acercan a Pradorrey y de aquí, por carretera, a Combarros. En Combarros podemos decir que comienza la ascensión al Puerto Manzanal, una subida que realizaremos sin pisar un metro de asfalto. El ascenso en algunos tramos se hace duro, pero nada que ver con las pendientes que nos encontramos para llegar a la Cruz de Fierro. Recordar que la cruz del Camino Francés se encuentra a 1.505 metros de altitud y el Puerto de Manzanal a 1.225, trescientos metros de deferencia que, en muchas ocasiones, evitan que los peregrinos pisen la nieve en los meses de invierno.

En Manzanal podemos aprovechar para conocer la ermita de Santo Tirso, la estela cosmológica de la iglesia o las casinas de mayar. Una vez cruzado el pueblo, un desvió a mano izquierda nos indica la bajada hasta el siguiente pueblo, Montealegre, donde el pasado mes de febrero tuvo lugar la inauguración de su albergue y de la asociación Vía Nova.

Esta asociación nace con el propósito de potenciar todo lo relacionado con la zona, desde la minería del oro (con unas jornadas que la pondrán en valor), del carbón, el reconocimiento a las mujeres mineras, el senderismo o la variante jacobea. En la pradera del albergue, en el caso de que Montealegre sea final de etapa, se puede disfrutar de una puesta de sol espectacular.

Esta localidad que marca la división entre La Cepeda y El Bierzo cuenta con dos miliarios de la Vía Nova, uno de ellos convertido en fuente. Saliendo del pueblo y por una fuerte pendiente llegamos a uno de los lugares más representativos del Camino de Manzanal, un monasterio del que Alberto Moráis nos habló en su libro El Monasterio de San Juan de Montealegre (Eolas, 2016). En este monasterio cada 8 de agosto se celebra una romería en la que la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén cobra vital importancia.

Siguiendo el cauce del río La Silva llegamos a otro atractivo de esta ruta, los restos de varias explotaciones mineras, en este caso, de carbón. Durante dos kilómetros, tanto por camino como por carretera podemos ver los restos de un patrimonio que demuestra la gran actividad que tuvo esta zona, cuya localidad más importante en cuanto a número de habitantes era sin duda Torre del Bierzo.

En Torre, antes de cruzar el puente sobre el río Tremor, se encuentra el monumento a las víctimas del accidente ferroviario ocurrido el 3 de enero de 1944. Saliendo de Torre nos espera una fuerte subida en la que podemos disfrutar de unas vistas espectaculares sobre la cuenca del Tremor. La bajada nos ofrece una panorámica de la hoya berciana en todo su esplendor. Albares de la Ribera, antigua capital del municipio hasta 1940, nos recibe con numerosas fuentes para saciar la sed de la subida.

En las Ventas de Albares cruzamos a través de un puente de piedra el río Boeza y a escasos metros nos encontramos con un homenaje a la minería del carbón. Siguiendo la carretera llegamos al Santuario del Ecce-Homo de Bembibre. En esta localidad podemos visitar la Casa de las Culturas, en la que se encuentra el Museo del Bierzo Alto. Otro de los atractivos es la Casa Villarejo, un edificio de arte modernista que se está rehabilitando.

En San Román de Bembibre cruzamos otro puente histórico, en esta ocasión construido para cruzar el río Noceda. Un pequeño tramo por nacional y otro por una carretera secundaria nos lleva a Almázcara, pueblo que nos ofrece otro miliario de la Vía Nova.

La siguiente localidad es San Miguel de las Dueñas, alberga uno de los monasterios más importantes la comarca berciana, cuya fecha de construcción data del siglo X.

En la misma plaza del monasterio da comienzo la Ruta de los canteros, una ruta de nueve kilómetros que recorreremos íntegramente a la vera de los cañones del río Boeza y de la línea de ferrocarril. De esta zona se extraía el granito para construir, entre otros, el ayuntamiento de Ponferrada y el Palacio de Gaudí de Astorga.

Ponferrada nos recibe en su parte alta. El Teatro Bérgidum, la Plaza del Ayuntamiento, el Museo del Bierzo, la Basílica de la Encina, el Museo de la radio y finalmente, el Castillo de los Templarios, son varios de los grandes atractivos de esta ciudad.Aquí es donde debemos decidir si continuar nuestra peregrinación a Santiago por el Camino Francés o por el Camino de Invierno.

La Asociación de Municipios del Camino de Manzanal lleva desde su creación en 2018 peleando para que la Junta de Castilla y León reconozca esta variante como Ruta Jacobea. Un recorrido como este merece la pena ser disfrutado por aquellas personas que se dirigen a Santiago, tanto por su faceta histórica, como cultural y paisajística. Aunque lo importante, se decida transitar por el Camino Francés o por el Camino de Manzanal es seguir la enseñanza del poeta uruguayo Mario Benedetti: “No te quedes inmóvil al borde del camino”.

Pronto, no lo dudéis, nos volveremos a ver subidos en una bicicleta. No importa el lugar, da igual que sea en una carretera, en un camino o en un pequeño sendero, lo importante es que lo hagamos juntos y que no falte nadie.

¡Nos volveremos a ver!

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