Sierra Pambley, un espíritu de libertad en León que cumple 130 años

Imagen de la sede leonesa de la Fundación Sierra Pambley, con la Catedral al fondo.

C.J. Domínguez

Don Paco, o lo que es lo mismo Francisco Segundo Fernández Blanco de Sierra Pambley, inició el 1 de noviembre de 1.885 un viaje histórico para la provincia leonesa, un viaje épico, cuyos frutos aún sobreviven.

Partió de León, que apenas sumaba 10.000 habitantes, y en su diligencia iban montados a su lado Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate y Manuel Bartolomé Cossío, los baluartes de la Institución Libre de Enseñanza. Doce horas después habían cubierto cien kilómetros.

“A las once de la noche se apeaban en Río Oscuro, donde entonces concluía la carretera, de un carricoche en el que habían salido de León al amanecer, cuatro personas. Con un farol y a pie hicieron el camino vecinal a Villablino y entraron rápidos en la cocina, porque la nieve no estaba en las puertas pero sí en los altos. De aquella cocina ya no salieron más que para enterarse de lo que creían necesario a sus propósitos. En aquellos escaños, al amor de aquel fuego, proyectaron, meditaron y resolvieron. Y al partir, a los pocos días, para Río Oscuro y León, en la misma forma, sin que nadie lo advirtiera, habían creado en Villablino una fuente”.

Una fuente que regaría toda la provincia poco tiempo después. Hoy, el 21 de abril de 2017, la Fundación Sierra Pambley cumple 130 años. Y la Fundación tiene en su haber un hito poco conocido y atribuible a su ingente labor formativa y cultural: conseguir que aquella pueblerina capital leonesa de antaño y aquella provincia eminentemente labradora, ganadera y minera consiguieran alzarse al cabo de los años con uno de los mayores índices de escolarización de España.

Machado, Dalí, Lorca, Severo Ochoa, Campoamor...

Fotografía de Esther Uceda con sus alumnas en 1928 en Hospital de Órbigo. / Fundación Sierra Pambley

Basados en los principios laicos y liberales de la misma Institución Libre de Enseñanza que tuvo a su sombra a Joaquín Costa, Leopoldo Alas (Clarín), José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Menéndez Pidal, Antonio Machado, Joaquín Sorolla, Augusto González de Linares, Santiago Ramón y Cajal. O en la Residencia de Estudiantes a hombres como Luis Buñuel, Salvador Dalí, Federico García Lorca o Severo Ochoa, donde impartieron conferencias como Albert Einstein, Marie Curie, Paul Valéry o Le Corbusier. O en la Residencia de Señoritas nombres como Victoria Kent, Matilde Huici, Delhy Tejero o Josefina Carabias, alentadas por profesoras y colaboradoras como María Goyri, María Zambrano, Victorina Durán, Maruja Mallo, Gabriela Mistral, Victoria Ocampo, María Martínez Sierra, Clara Campoamor o Concha Méndez.

En León, el legado es mucho más anónimo, pero enorme. El primer centro, el que abrió sus puertas el 21 de abril de 1887, fue la Escuela de Enseñanza Mercantil y Agrícola de Villablino. Incluía enseñanzas de lechería, mantequería y quesería, y una tercera de niños de Ampliación de Instrucción Primaria.

En 1890 los tentáculos liberales llegan a Hospital de Órbigo, en el epicentro de la provincia. Disponía de dos secciones de niños y niñas para Ampliación de Instrucción Primaria y Agricultura. Y cuatro años después, ve la luz la escuela de Villameca (comarca de La Cepeda), escuela con huerto para realizar experimentos agrícolas.

El ritmo no se detiene y en 1897 se funda la escuela rural en Moreruela de Tábara (Zamora) y actividades tales como teatro en la escuela. En 1934 los alumnos representaron ante los padres y vecinos la obra 'El príncipe que todo lo aprendió en los libros' y con el dinero recaudado organizaron excursiones escolares.

La llegada a León capital

A la capital leonesa, la influencia liberal llega en 1903. Abre la Escuela Industrial de Obreros de León, donde se imparte cerrajería, forja y carpintería. Y en 1907 se amplía la escuela con la Sección de Niñas para Ampliación de Instrucción Primaria.

En 1922 se crea la Granja Escuela en el Monte San Isidro de León, donde la Fundación suma ingentes terrenos, y allí se habilita centro de instrucción cualificada para jóvenes agricultores y ganaderos.

La depuración del fascismo

Todo florecía e ilustraba. Hasta el 20 de julio de 1936, la fecha en que en León triunfó con apenas unos tiros el golpe de Estado capitaneado por el general Francisco Franco, dando origen a la Guerra Civil. Hasta entonces, el Patronato que regía sus destinos había sido presidido directamente por el propio Francisco Fernández-Blanco y Sierra-Pambley, Gumersindo de Azcárate, Manuel Bartolomé Cossío y José Manuel Pedregal y Sánchez Calvo.

Pero en 28 de agosto de 1936, cuando el Franquismo ya se impone y organiza, no tarda en asestar el golpe a la Fundación, a la que culpa del liberalismo imperante en León. El Gobernador Civil de León ordena la confiscación de todos los bienes y nombra un nuevo Patronato adepto: recae de momento en la Comisión Gestora de la Diputación Provincial de León.

El 4 de diciembre de 1936 es fusilado Nicóstrato Vela, director de la Granja-Escuela del Monte San Isidro, padre de Vela Zanetti, después de haber sido 'paseado' Pío Álvarez, responsable de la Biblioteca de Azcárate, que guardaba auténticos tesoros. El resto de la plantilla fue investigado uno a uno, y 'depurados' los más, especialmente todo el personal docente.

La 'usurpación' del Monte San Isidro

En 1938, el Ministerio de Educación Nacional nombra un nuevo Patronato. Preside el obispo de León. Mariano Domínguez Berrueta, ilustre de la cultura leonesa y afín al bando nacional -dirigió el Desfile de la Victoria en 1939 y fue director del católico entonces Diario de León- recibió el encargo de expurgar los libros considerados dañinos, labor que realizó con gran éxito. Hoy da nombre a la Biblioteca Regional de la Diputación en la calle Santa Nonia.

Como en tantas cosas, la negrura intelectual se cernió sobre León. Y la Fundación Sierra Pambley fue una marioneta de su inicial ánimo bajo el yugo del fascismo. Incluso le costará gran parte de su patrimonio. En concreto, 133 valiosas hectáreas, a los pies mismos de la capital leonesa. Un documento oficial admite que aprovechando que el Patronato de Sierra Pambley “estaba neutralizado por la fuerza de la dictadura”, se formalizó un acuerdo de cesión de uso social para que la Diputación se quedara con ese terreno “al precio simbólico de 1,25 pesetas/metro”. Una ganga que hoy continúa un litigio que afecta de lleno a la institución provincial, después de que Isabel Carrasco se negara a hacer lo que sí ahora Martínez Majo: al menos negociar.

Otro Azcárate a la luz de la Democracia

No será en el año 1979 cuando se recupere la legitimidad fundacional de la Fundación, con un Patronato 'libre' de nuevo y formado por personas afines a la Institución Libre de Enseñanza, bajo la Presidencia de Justino de Azcárate y Flórez.

La realidad de hoy, 130 años después, está consolidada. Además del mantenimiento de la actividad formativa en Hospital de Órbigo y Villablino, gestiona la valiosa Biblioteca Azcárate, el rico Archivo de la Fundación Sierra Pambley y la Casa Museo Sierra Pambley, un albergue destinado al alojamiento de escolares y adultos durante todo el año en Laciana y desde 2007 desarrolla una programación de enseñanza de español para emigrantes, fruto del empeño del actual presidente de la entidad, Salvador Gutiérrez Ordóñez, miembro de la Real Academia Española y catedrático de Lingüística General de la Universidad de León.

Gutiérrez -de viaje a Buenos Aires para participar en un Congreso internacional- tiene claro el motivo por el que la Fundación y su intensa actividad sobrevive a su 130 cumpleaños: por mantener “un ideario robusto y apasionante”. “Nuestra solidez se asienta en haber sabido adaptar los principios de la Institución Libre de Enseñanza a las necesidades educativas de zonas rurales (Villablino, Hospital de Órbigo, Moreruela) y de una capital de provincia como León. La pervivencia se asienta también en la pasión desinteresada de los patronos, pasión que se transmite a través del ejemplo, generación tras generación”, remarca.

“Formar a la sociedad, especialmente a los más necesitados”

Salvador Gutiérrez, presidente de la Fundación y académico de la lengua.

De cara al futuro, el objetivo es no desviarse de la deriva pasada y actual, siempre bajo la premisa de “formar a la sociedad, especialmente a los sectores más necesitados”. “Tradicionalmente la Fundación se ha volcado en la enseñanza de oficios”, indica su presidente, “pero procura adaptarse a las exigencias actuales. En León capital, por ejemplo, no era necesario seguir formando alumnos de carpintería, calderería... Pero advertimos la necesidad de ayudar a los inmigrantes en su adaptación lingüística y no solo hemos creado cursos para los trabajadores, sino también encuentros para formar a los profesores que se dedican a esta actividad”. Un éxito, por cierto.

Unas labores “fundacionales” a las que destinarían la compensación económica que pudieran obtener de la Diputación de León por el 'litigio' de los terrenos del Monte San Isidro. Porque Salvador Gutiérrez y la totalidad del Patronato entiende que “para una fundación, lo ideal es tener base económica que asegure su independencia y su mantenimiento en los momentos de dificultad”, para que no ocurra como a otras “muchas fundaciones que dependían de donaciones institucionales o privadas” y que por ese motivo “hay terminado desapareciendo”.

Por eso, Sierra Pambley sopla hoy 130 velas con enorme fortaleza.

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