La lucha preventiva de las brigadas de incendios en León se realiza en invierno

Mientras nieva en el norte, al sur de la provincia de León los expertos realizan quemas controladas. / Foto @Briftabuyo

Algunos leoneses se habrán podido quedar sorprendidos estos días al comprobar que, entre olas de frío y nieve, con los termómetros bajo cero y el cielo encapotado, hay lugares de la provincia leonesa donde se han producido incendios. Un paisaje mucho más propio del verano o de los meses de otoño, como los que este año convirtieron comarcas enteras de León en escenario de algunos de los peores siniestros forestales de Castilla y León e incluso de España.

Vigilando al máximo detalle la evolución de las llamas. / @Briftabuyo

Esos focos de fuego que se han podido observar estos días en la comarca quizá más azotada este año, la comarca de La Cabrera. En concreto, en monte bajo de la localidad de Quintanilla de Yuso (en el municipio de Truchas). Pero nada que ver con los vividos en los pasados mes de agosto u octubre. Esta vez se trata de fuegos que son realizados bajo estrictas medidas de control, por los profesionales mejor formados de la extinción de España.

La finalidad de estas labores es, precisamente, por un lado generar las condiciones para que los incendios en épocas de riesgo no sean tan voraces y destructores y, por otro, la regeneración de pastizales que de ser realizada por personal no cualificado podría irse de las manos.

Por eso, estas quemas controladas, que han alcanzado incluso áreas amplias como de 10 hectáreas, son realizadas por el personal del Equipo de Prevención Integral de Incendios Forestales (Eprif) que tienen su sede en la localidad de Tabuyo del Monte. Les apoyan, para evitar cualquier desfase, las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (Brif), igualmente emplazadas en la base nacional de Tabuyo.

El llamado “fuego técnico” requiere una estricta coordinación para que el fuego generado con ayuda de pequeños 'lanzallamas' se dirija por los parajes seleccionados y sean extinguidos al llegar a los puntos establecidos. Todo para un control estricto que, además, sirve al personal de extinción como práctica real e incluso ejercicio físico. Porque el invierno es el tiempo de ponerse a tono para lo peor del verano, de prepararse técnica y físicamente y, cuando las administraciones lo tienen claro, de ir limpiando el terreno, desbrozando bosques, realizando cortafuegos y cualquier otra medida que impida volver a sufrir nuevos veranos y otoños negros, como los que León sufrió este año.

Etiquetas
stats