La Junta 'bendice' ambientalmente la ampliación de la estación de esquí de Leitariegos tras 5 años de espera
Han tenido que pasar cinco largos años desde que se presentó el Plan Director para la ambiciosa ampliación y modernización de la estación invernal de Leitariegos-Valle de Laciana, y se cuantificaron en muchos millones públicos las obras necesarias, para que por fin el proyecto que pilota la Diputación de León cuente con las complicadas bendiciones medioambientales.
El Boletín Oficial de Castilla y León (BOCyL) publicaba este martes el ansiado documento, con el visto bueno de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, con el membrete final de “favorable” y firmado el 13 de septiembre por el consejero leonés Juan Carlos Suárez-Quiñones.
La declaración de impacto ambiental (DIA), sin embargo, reconoce muchos de los argumentos esgrimidos por Ecologistas en Acción para pedir, como defendió en el período de información pública, que tal proyecto no se desarrollara por su alto impacto en la zona. Un argumento que la Junta, tras recabar otros informes, y esperar la contestación de la propia Diputación como promotora de un proyecto ansiado en la zona por su repercusión económica, ha rechazado, considerando que todos los impactos pueden ser vigilados, controlados o minimizados.
Por eso, ve factible que se puedan comenzar las obras, por un valor total de 8,8 millones, parte de ellos otorgados por la propia Junta hace años, otros provenientes de los fondos a las cuencas mineras y un millón extra que asume poner la propia Diputación.
Así, la Junta asume que la estación invernal a ampliar y modernizar se enmarca plenamente dentro no sólo en plena Red Natura 2000, así como en la Zona de Especial Protección para las Aves (Zepa) y Zona de Especial Conservación (Zec) 'Alto Sil'. También admite que, tal y como alegaron la Fundación Oso Pardo y la Asociación para la Conservación del Urogallo, ambas especies protegidas, el proyecto afecta a ambas especies.
Oso, urogallo y una delicada flor
Pero se concluye que en el primer caso “se garantizará en todo momento la conectividad del territorio”, acotando incluso fechas de hibernación, y paralizando obras si es preciso en cuanto se detecte algún ejemplar, igual que en el caso del urogallo.
Dos importantes escollo más afectarían a la zona de la estación de esquí: por un lado, que debería investigarse si existe ejemplares de una flor llamada Geranium dolomiticum, catalogada en peligro de extinción; y que el área, respecto al riesgo de incendios forestales, “presenta un índice de riesgo local muy alto y un índice de peligrosidad también muy alto”, asegura el documento, por lo que también realiza una serie de recomendaciones de actuación y correctoras que considera suficientes a la postre.
Para concluir con el apartado de dificultades, también identifica tres zonas de riesgo arqueológico, especialmente el yacimiento romano de La Fleitina, aunque no ve que pueda verse afectado ni con las obras ni con la actividad invernal.
Alternativa 2, la elegida, al detalle
La Junta da por todo ello por buena para desarrollar la llamada Alternativa 2, que ve “la más favorable desde el punto de vista medioambiental” y “con menor valoración negativa” de los impactos. Esa opción elegida prevé ampliar de 3,5 kilómetros a algo más de 6 en los que se instalarán los cañones para crear nieve artificial (actualmente 68), por lo que además habrá que ejecutar una mucho mayor balsa de almacenamiento de agua, que pasaría de 14.340 metros cúbicos a 22.500.
En cuanto a instalaciones, el proyecto contempla cambiar por completo el telesquí de La Mora, manteniendo su actual trazado pero alargándolo en 35 metros; trasladar el de la Ferradura, que se considera situado en una zona de posibles desplazamientos de nieve, para además dar servicio a la zona de snowpark, adecuando las pistas de la anterior ubicación; y renovar el telesilla de La Laguna, que data de 1988, elevándolo de cota en este caso hasta situarse en 1.790 metros en la zona de embarque.
Los deberes sin hacer del PP y los retrasos del PSOE
La comarca de Laciana y el municipio de Villablino ansían desde hace años la ejecución de este proyecto, anunciado a bombo y platillo ya en 2016 por el anterior equipo de Gobierno del PP en la Diputación, junto al ambicioso Plan Director y la inversión de fondos mineros. Sin embargo, los años pasaban y acabó el mandato anterior sin que estas obras, uno más de los proyectos estrella del presidente Juan Martínez Majo, se pudieran materializar, ni siquiera desbloquear, achacando su complejidad administrativa.
Por eso, apenas unos meses antes de acabar el mandato pidió una prórroga de dos años, hasta este 2021, para que no caducaran los millonarios fondos comprometidos. El nuevo equipo de Gobierno, este caso del PSOE con apoyo del único diputado de UPL, Matías Llorente, retomó los trámites. Y pocos meses después, el equipo que preside Eduardo Morán pedía por fin a la Junta tramitar el impacto ambiental que el PP jamás solicitó.
Ya anunciaba entonces, entre medias de polémicas criticas públicas de Llorente por este gasto millonario, que levantó ampollas en la comarca, que preveía poder licitar las primeras obras en Leitariegos dentro del año 2020, cosa que tampoco ocurrió a falta, entre otras cosas, de la bendición medioambiental que ahora por fin llega, casi en el último trimestre de 2021.