La gravera usada para la 'autopista' parcelaria de Maragatería afectó a una mina romana catalogada
Las obras de la concentración parcelaria de Santa Colomba de Somoza, que en uno de sus nuevos viales levantó polémica por afectar al Camino de Santiago hacia Foncebadón, han afectado de lleno a la mina romana catalogada en San Martín del Agostedo, según el informe del arqueólogo territorial de la Junta en León, Julio Vidal.
En el informe registrado el pasado 9 de septiembre, al que ha tenido acceso AstorgaRedacción, el técnico explica que la gravera utilizada para extraer áridos para la adecuación de los caminos del aparcelamiento se ha abierto “sobre una parte de la mina romana” de 'Los Lagunales-El Teso-Las Pilas'.
Más “en concreto, en el hueco que dejó la actividad minera romana”, catalogada en la Carta Arqueológica y registrada en un reciente trabajo titulado 'Actualización del inventario de minas de oro romanas en los montes de León (Bierzo Oriental, Cabrera y Maragatería)'.
La gravera para extraer áridos, de aproximadamente una hectárea, se ha abierto “en el hueco que dejó la actividad minera romana”, según afirma Vidal en el informe, en una zona que está situada a unos 500 metros al sur de San Martín del Agostedo.
El área de extracción de áridos con destino a los caminos de la concentración parcelaria, alcanza “una superficie aproximada de una hectárea, modificando la topografía y cubierta, tanto arbórea como de matorral”. La mina romana se extiende en unos 5.000 metros cuadrados.
Ni una palabra en el proyecto de 2014
Se da la circunstancia de que le existencia de esa antigua mina romana no aparecía reflejada como yacimiento arqueológico en el Proyecto de Adecuación Viaria en Santa Colomba de Somoza, dentro de la concentración parcelaria que ejecutó la misma Junta a través de la Consejería de Agricultura y Ganadería.
Aquel proyecto, firmado por los ingenieros agrónomos Daniel Santos Vega y Camino Lozano, dentro del apartado que evaluaba el impacto de las obras, únicamente reflejaba la posible afección a tres yacimientos: el Castro de Pedredo en el Alto de la Corona; y las explotaciones auríferas de Los Fuellos, también en Pedredo, y San pedro, en Tabladillo.
“En la zona no se produce ningún impacto irreversible sobre el medio que hiciera inviables las obras del proyecto” de los nuevos caminos, algunos de 5 metros de ancho, concluía el informe, en el que por otra parte apenas se dedicaban literalmente dos líneas a la existencia en la zona del Camino de Santiago, un itinerario histórico con la más alta protección posible, BIC y Patrimonio de la Humanidad.
Los petroglifos de 'Peña Furada', al parecer intactos
En cuanto a los petroglifos de la estación rupestre del Urceo o Peña Furada entre Turienzo de los Caballeros y Andiñuela, que el investigador Juan Carlos Campos ya indicó que no se habían visto afectados por las obras de aparcelamiento, como en su día aseguraron vecinos de la zona, el informe del arqueólogo de la Junta confirma que efectivamente no se han visto afectados.
Estos petroglifos recogidos en la primera edición de la Carta Arqueológica redactada en 1987-1988, son según Campos “la primera evidencia conocida de petroglifos en la provincia de León” y “su sistema de cubetas comunicadas por surcos constituye uno de esos 'elementos propios' de los petroglifos de Maragateria, como indicaron en su día los catedráticos de Prehistoria de la ULE Federico B. de Quirós y Ana Neira”.
Las polémicas obras de aparcelamiento en el municipio de Santa Colomba de Somoza han estado durante el pasado verano en el punto de mira de los defensores del Camino de Santiago y de la Plataforma en defensa de la Maragatería, por entender que afectaban a la vía histórica a Compostela. También por el uso del agua que la empresa adjudicataria de los trabajos por parte de la Junta, última responsable, realizó sin permiso de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) en pleno estiaje del río Turienzo en este año especialmente seco.
“Toda la legalidad”
Como ya señalaron desde la Delegación Territorial de la Junta el pasado 8 de agosto, las obras se han realizado con “toda la legalidad del mundo”, no afectando al Camino de Santiago más que en la adecuación y limpieza de un tramo de unos pocos centenares de metros entre Santa Colomba y la confluencia con la carretera general LE-142.
Esta afirmación respecto a la Ruta Jacobea protegida fue corroborada en el informe fechado el 4 de septiembre y firmado por la jefa del Servicio Territorial de Cultura y Turismo de León, Amelia Biaín Gonzalez, en el que se indicaba que el vial de Rabanal del Camino sobre el que se actuó en las obras (el que se aprecia en las fotografías conocidas) en realidad se trataba de un camino rural “en el que aparecen señales del Camino de Santiago. Dicha señalización induce a error al identificar el camino rural” como el itinerario histórico.
Confusión con unas señales mal puestas
La máxima responsable de Patrimonio en la provincia abundaba que “las nuevas señales se habían colocado recientemente por la Dirección General de Turismo con motivo del plan de señalización que se está ejecutando de cara al jacobeo 2021. Esta situación se ha corregido mediante la retirada de la señalización incorrecta y la instalación de un panel explicativo en el punto de cruce con la carretera”, se afirma en el informe.
El 19 de agosto de 2019 el servicio de Cultura y Turismo emitió otro informe en el que se explicaba que en el camino de concentración se ha realizado una mejora de la implantación paisajística en el tramo próximo al Camino de Santiago, “puesto que a pesar de no corresponder al itinerario declarado es utilizado por los peregrinos por la proximidad al conjunto histórico, y en los puntos de entronque es visible desde el mismo. Tales mejoras consistiría en una reducción del ancho proyectado conseguido con la rebaja de la pendiente del talud por la margen derecha, así como la realización de plantación vegetal de arbustos en la margen izquierda contribuyendo así a su integración paisajística”, concluye el informe.
Pero ahora que todo, con informes en la mano, parecía 'limpio' e inocuo, trasciende la conclusión del arqueólogo de que sí hay patrimonio arqueológico y cultural valioso afectado por unas obras que han estado abonadas a la polémica.