Cuando el fútbol convocaba en pachuezo a 'xuñidos' contra 'sueltos que bien se chamben' en la Laciana de los 60

Saque de honor de las madrinas en el partido de las fiestas de Villaseca de Laciana.

Luis Álvarez

Todo nace de un cartel. Anuncia un partido de fútbol de las fiestas de San Miguel de Laciana en el año 1967. Un cartel que da pie a recordar costumbres 'bárbaras', tradiciones que eran mucho más que deporte, más que simple diversión social, que eran fútbol antes de que lo convirtiesen en un rentable negocio.

Provenía de un tiempo en el que no existía pueblo de más de 200 habitantes en cuyo programa fiestas patronales no incluyese un partido de solteros contra casados. E incluso si no había para completar los dos onces, se invitaba a los de un pueblo próximo para dirimir el orgullo local a patadas... a una pelota.

Acudir a pelear por la hegemonía entre convecinos llevaba normalmente aparejada la participación como comensal en una mesa de fiesta abundante y sabrosa, para disfrutar después de agradables y refrescantes libaciones en el transcurso de la verbena.

El cartel en cuestión, el del partido de San Miguel, necesita alguna aclaración para los neófitos del pachuezismo de lengua y de costumbres. El cartel combina el castellano con palabras en pachuezo, la lengua local de la leonesa comarca de Laciana, o incluso frases muy hechas.

La traducción del pseudo pachuezo

Uno de los equipos, el de los casados, es el Sportin Club Xuñídos. Se refiere a “uncidos”, como se uncen las parejas de bueyes o de vacas.

Sin embargo, el equipo rival es el de Asociación Club de los que Sueltos Bien se Chamben. Para “chambiones” no hay una palabra concreta en castellano que sirva de traducción literal. Es más bien una forma de llamar a los que gustan de comer a cualquier hora y especialmente dulces; de ahí expresiones como “eres un chambión, deja las rosquillas”.

Sin embargo, en este caso también se puede interpretar como una alegoría de los terneros “que todo el día chamben (lamen) las ubres de la madre” y que haría de contraposición a los “xuñidos”, que serían los animales adultos y en pareja. Incluso la frase del equipo está hecha de la cita “buey solo bien se chambe”, una forma de elogiar la soltería como forma de vida capaz de dar satisfacciones.

Hechas estas pequeñas aclaraciones lingüísticas, el asunto principal es el fútbol como forma de diversión social y generalizada.

Todo tipo de enfrentamientos

Por aquel entonces, no solo las fiestas patronales eran el tiempo adecuado donde dirimir leves diferencias en el campo de fútbol. De hecho, no se concebía muy bien una celebración festiva sin partidos. Es por ello que incluso en invierno, cuando las fiestas más notorias en Laciana eran las de estudiantes y las de los mineros, también el fútbol estaba presente.

Por Santa Bárbara, se organizaban partidos de fútbol en la empresa MSP (Minero Siderúrgica de Ponferrada). Y por Santo Tomás de Aquino y Santa Catalina, fiestas de los estudiantes, los partidos eran entre Instituto Laboral y Academia Carrasconte. Y cuando esta última desapareció, llegaron incluso a enfrentarse equipos del mismo centro e incluso femeninos.

De las aulas al campo

El fútbol de estudiantes era todo un acontecimiento. Se utilizaba como medio para recaudar fondos que destinar a los viajes de estudios y servía como antesala al posterior baile en la sala de fiestas.

Por eso, los partidos se rodeaban de toda una parafernalia escénica, como eran las presentaciones, la presencia de madrinas femeninas y el saque de honor, los ramos de flores a las agraciadas o el intercambio de banderines. Costumbres 'bárbaras' hoy irrepetibles, sin riesgo de que nadie hablara de machismo en aquellas escenas.

Hasta el Real Madrid (juvenil) en 1961

En lo oficilamente deportivo, Villablino y Villaseca contaban con equipos estables que competían regularmente durante todo el año, por lo que sus partidos festivos eran de mayor empaque. Se enfrentaban con equipos de más renombre de la provincia. Hasta tal punto que incluso Villaseca llegó a traer a un equipo juvenil del Real Madrid en el año 1961.

No era raro que para animar más si acaso los enfrentamientos deportivos hubiera que jugarse unos corderos para un churrasco o unas ovejas para una caldereta. De hecho, así se convertía un simple partido de futbol en una fórmula infalible para buscar suministros para una cuchipanda.

Vistos desde los días de hoy, pueden parecer extrañas las formas que estos vejestorios tenían de divertirse, dándose patadas, a pedradas o tirándose pechadas (bolas de nieve). Eso pensarán sus nietos. Pero, ¿y lo bien que lo pasábamos con esa parte de nuestro patrimonio vital que nadie jamás nos podrá arrebatar? Siempre que no se pierda la memoria, como con este artículo.

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