El PP leonés se mira al espejo bajo el síndrome de 'Psicosis'
El PP de Castilla y León ya tiene nueva estrella en el firmamento, aunque sea un viejo conocido como es Alfonso Fernández Mañueco, e inicia ahora un ciclo nuevo en el que tendrá que hacer equilibrios entre el Gobierno autonómico presidido por un Juan Vicente Herrera en retirada y el peso e ímpetu político de los nuevos jefes conservadores en la autonomía. Mañueco le leyó a Herrera, y quizás sobre todo al consejero de Presidencia José Antonio de Santiago-Juárez, la cartilla para lo que queda de legislatura: cumplir el programa electoral, el discurso de investidura y el nuevo modelo del PP salido del congreso de Valladolid.
En la nueva ejecutiva autonómica, que bien puede parecer un 'Gobierno en la sombra' de tanta tradición anglosajona, el peso leonés recae, curiosamente, en los responsables del desaguisado en el censo del PP provincial. El diputado nacional y presidente del Partido Popular de León Eduardo Fernández, amigo personal de Mañueco, entra en la dirección como nombramiento personal del salmantino, que ha tenido la misma deferencia con su rival en las 'primarias', el alcalde de León Antonio Silván. El otro nombre relevantes es el del incombustible senador y número 3 del PP de León Luis Aznar, nombrado presidente del estratégico Comité Electoral del PP de Castilla y León, el órgano que decide las candidaturas. Con este nombramiento Fernández y Aznar se garantizan poder influir en las listas electorales en un hipotético adelanto electoral, que Mariano Rajoy enfrió el sábado el sugerir un acuerdo cercano para los Presupuestos 2017. Un Comité Electoral que aprueba todos los candidatos municipales de más de 20.000 habitantes, al de la Diputación y la lista de las Cortes.
Entre finales de mayo y principios de junio tendrá lugar el Congreso del PP de León, que llega tras la derrota de Silván en su aspiración autonómica y el 'peso pluma' logrado en la nueva dirección del partido en Castilla y León. Esto deja un escenario abierto en la confrontación por coger el timón del partido en la provincia, en la que gobierna las dos principales ciudades, la Diputación y la mayoría de municipios. Al PP leonés le toca “mirarse al espejo”, como Herrera le dijo a Rajoy, y analizar quién debe tomar el timón del partido, tras los últimos descensos electorales y el ridículo formado por el censo de militantes al corriente de pago y que podían acudir a las 'primarias' autonómicas del partido. Pero en las filas populares hay cierta 'psicosis' con acusaciones cruzadas de 'traiciones' políticas, tan habituales por otra parte en tiempo de congresos en los viejos partidos. Con echar un vistazo a la situación del PSOE de León uno puede hacerse una idea del 'estado de la traición'.
Eduardo Fernández se autodescarta para seguir siendo presidente del PP de León
Los escenarios abiertos entre los conservadores leoneses son conocidos: la primera opción era que Eduardo Fernández siguiera al frente del partido pese a las críticas internas por su gestión, las sospechas de 'traición' a Silván y sobre todo por el aval de su afinidad y amistad personal con Mañueco. Una opción que el actual presidente de los 'populares' leoneses ha descartado de forma oficial en conversación con este periódico. Fernández recuerda la incompatibilidad de cargos prevista en los estatutos del partido, a la que siempre se hacen excepciones pero que ha descartado solicitarla para seguir en el puesto en el que sucedió a Carrasco.
Así las cosas las opciones pasan por que el propio Antonio Silván tome las riendas del partido bajo la lectura, algo simplista, de que cuenta con el apoyo de la militancia merced al apoyo de las 'primarias' (con un marcador de 70-30% a su favor). La otra posible opción es el alcalde de Valencia de Don Juan y presidente de la Diputación de León, Juan Martínez Majo, que contaría con el apoyo de sus diputados provinciales, incluso de los antiguos 'carrasquistas' que siguen siendo varios de ellos, nadie se olvide, presidentes comarcales del partido. La tercera vía sería una revolución interna con un nombre joven al gusto de los nuevos estilos que pregona Génova y el coordinador general Fernando Martínez-Maíllo, pero esta opción necesita el apoyo de 'notables' del partido para salir adelante aunque sería la de más gusto de nombres jóvenes como el presidente de Nuevas Generaciones y alcalde de Almanza, Javier Santiago, o el exconcejal de León Ricardo Gavilanes.
Pero sean cuáles sean las preferencias del PP leonés todo pasa por la decisión de Mañueco de abrir el melón de la renovación en la provincia (como parece que ocurrirá en Valladolid), dejar que su rival asuma el poder o apoyar una figura que le apoye ante el Gobierno de Herrera estos dos años hasta el 2019, si es necesario. El asunto es simple, ¿quién querría enfrentarse al hombre que, probablemente, tomará las riendas de la Junta más pronto que tarde?
El entorno de Silván le anima a dar el paso y así consolidar un espacio de poder propio; Majo se ha mostrado dispuesto pero mantiene la duda porque quiere consenso y evitar un enfrentamiento en el partido; y Fernández se ha autodescartado; el grupo de críticos, o renovadores según a quién preguntes, no quieren dar pasos en falso y en este momento no cuentan con un candidato claro de peso.
Para saber qué ocurrirá será decisivo la postura que tomen el grupo organizado conocido como los 'poscarraquistas', un grupo de cargos y militantes aupados al poder en la época de la fallecida Isabel Carrasco al que se unen también 'represaliados' afines al exalcalde de León Emilio Gutiérrez. Su apoyo fue mayoritario a Mañueco en las 'primarias' y ahora podrían ser decisivos para que gane uno u otro candidato, seguramente a cambio de un trozo del poder provincial. Están más o menos organizados y cuentan con contactos en Salamanca-Valladolid y Génova-Madrid para hacer valer su hipotético peso.
En el PP de León cuentan ahora con el mes de abril, incluida la 'semana de pasión', para redefinir las fuerzas y configurar candidaturas de peso y que no disgusten demasiado ni en Valladolid ni en Madrid. Aunque visto lo ocurrido en La Rioja, en la que ganó un candidato no oficialista, en este nuevo Partido Popular cualquier cosa es posible. Incluso dos candidaturas en competencia en la provincia. Y si de 'batallitas' internas en la derecha leonesa alguien quiere saber más, que pregunte a Juan Morano y Luis Aznar por su enfrentamiento en la UCD de hace 40 años.
En cualquier caso el principal temor de los hipotéticos candidatos a presidir el PP de León es mirarse al espejo y encontrarse a un 'Norman Bates' cualquiera armado con un cuchillo, como en la 'Psicosis' del maestro Hitchcock. No sería la primera vez.