Leoneses al Sol

Sol

Isabel Rodríguez

Olga Rodríguez (periodista). Llegó a Madrid el miércoles desde Egipto, donde había estado cubriendo toda la revolución, y le faltó tiempo para dejar las maletas y echar a correr dirección Sol. “Estaba deseosa de verlo, llovía, me calé, pero daba igual porque veía cómo al final reaccionábamos”, asegura Olga, a quien le interesaba también averiguar las similitudes y diferencias con los movimientos árabes. “La forma de organización en comisiones es igual –explica- y no es casual que esto haya ocurrido después de las revueltas en Túnez y Egipto”.

Olga está encantada con que en Sol se dé un altavoz “al 90% de voces que no aparecen en los medios” y asegura estar “impresionada con la seriedad y profesionalidad de las propuestas”, aunque reconoce que es difícil prever qué va a pasar. “Estoy convencida de que de aquí van a salir proyectos a nivel asociativo muy interesantes, ahora se está pensando la estrategia para presentar las propuestas”, comenta.

“Muchos lo comparan con mayo del 68 diciendo que aquello no cambió nada. No estoy de acuerdo, cambió la mentalidad de una generación y legitimó demandas que antes no había legitimado”, analiza Olga mostrando su confianza en un movimiento que cada día reúne más heterogeneidad. “Hay familias enteras, gente muy variada y de diferentes ideologías, por eso lo que aquí buscamos son puntos de encuentro, no de desencuentro”.

Ernesto Díez (estudiante de Arquitectura).

Conocía el movimiento antes de que comenzase a acampar por toda España, había estado informándose en conferencias y sabía de qué iba la cosa, así que acudió convencido a la manifestación del domingo 15 de mayo. Y el lunes fue a ver qué se cocía en la Puerta del Sol, pero volvió a dormir a su casa. Fue entonces cuando, de madrugada, la policía desalojó, y cuando Ernesto se dio cuenta de que tenía que ayudar.

“Esa noche me quedé a dormir y el miércoles, cuando la Junta Electoral Provincial de Madrid prohibió la concentración, volví igual que hizo mucha más gente”, relata. Ernesto acude desde entonces con sus amigos cada día. “La organización es brutal, lo más llamativo es que se da voz a cualquier ciudadano”, comenta este estudiante leonés, que considera que el movimiento “nació para dar collejas” y para “decir: reflexiona, piensa, vota de manera consciente”.

Él sintió que estaba integrado ya el segundo día y cree que el movimiento ya ha servido. “La gente es respetada, escuchada y hay un debate muy claro y muy sincero”.

Laura Peláez (psicóloga). “Hace unas semanas estuve hablando con unos amigos, diciendo que lo que se necesitaba era una movilización que no tuviera ninguna ideología de fondo, que simplemente transmitiese desencanto y pidiese un cambio muy necesario”. No podía haber sido más oportuna aquella conversación. “La concentración en Sol y en tantos otros lugares del mundo es una respuesta a esa petición, por eso estuve allí ayer por la noche, para lanzar un grito mudo de 24.000 personas. Y por eso volveré esta tarde, porque como gritábamos ayer 'El pueblo unido jamás será vencido'.

Laura está convencida de que el movimiento de tanta gente está sirviendo de mucho. “Ha sido un paso de gigantes, y sobre todo, ejemplar. La organización, la convocatoria, el seguimiento y la lucha pacífica. Está claro que todo en la vida se puede mejorar, pero en este caso... hay que dar matrícula de honor”, comenta entusiasmada.

En cuanto a la reacción de los políticos, Laura considera que lo único que han hecho ha sido, una vez que se han dado cuenta de la “magnitud· el acontecimiento, que ”hay que escuchar al pueblo“. Pero en la práctica, esta leonesa no ha visto ningún hecho. ”Algunos incluso lo han utilizado como una argumentación más para meterse con el contrario, para no variar... ¡Las palabras se las lleva el viento, y lo que la gente quiere son hechos!

Emilia Laura Arias (periodista).

“En la manifestación del domingo surgió la chispa de que no nos bastaba con indignarnos y había que buscar una solución”, asegura esta joven leonesa que desde el martes acude cada día a la Puerta del Sol. Por eso piensa que, aunque el movimiento pierda fuerza, el germen seguirá vivo. “Es la primera campaña electoral en la que se hace política en la calle”, analiza Emilia. “La sensación al entrar en Sol es la de que entras en un microestado donde todo funciona, en menos de una semana se ha conseguido lo que no ha conseguido la comunidad de Madrid: hay una guardería, dos puestos de seguridad, un masajista, teatro, música, talleres de feminismo...”

Emilia Laura considera que una de las razones del triunfo de este movimiento es que “no pertenece a nadie”. “Tú llegas de forma anónima y rápidamente participas”, asegura. “Aquí hay gente muy diferente, gente con familias enteras, mujeres, hombres, todos con la misma energía de cambio”, comenta.

¿Y los políticos? “Tengo la sensación de que no se están enterando de nada. De que les estamos enseñando la luna y están mirando el dedo. Esto no va ni contra el PSOE ni contra el PP. Esto es una postura crítica contra un sistema que no funciona”.

Foto de portada: http://www.flickr.com/photos/gaelx/

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