La sombra de un posible pacto PP-Vox sobrevuela un debate de perfil bajo sin apenas enfrentamientos
El segundo y definitivo debate electoral en Castilla y León dejó más propuestas, no tantas alusiones a Pedro Sánchez y todavía menos enfrentamientos. Durante parte de la noche, sobre todo cuando los candidatos hablaron de servicios sociales y dependencia, sobrevoló por encima de las intervenciones un fantasma que dibujan las encuestas, la posibilidad de un acuerdo postelectoral entre PP y Vox. Precisamente los pactos eran el último apartado. Pero, en sintonía con el perfil bajo de este combate sin ganchos, Alfonso Fernández Mañueco (PP) no entró a valorar esa posibilidad, mientras Luis Tudanca (PSOE) puso a los socialistas como garantes del cambio y Francisco Igea (Cs) instó a mirarse en el espejo de la excanciller alemana, Angela Merkel, y propiciar una “gran alianza” que arrincone a los “extremos”.
Tirando de símil futbolístico, los tres candidatos disputaban el partido de vuelta de la eliminatoria sin, en teoría, posibilidad de empate. En el primero Mañueco había intentado meter goles en la portería de Tudanca chutando contra Pedro Sánchez, mientras los aspirantes de PSOE y Ciudadanos trataban de dejar al popular candidato a la reelección en fuera de juego cargando los ataques sobre la banda de la despoblación. Igea incluso se lanzó a la ofensiva con una acusación directa contra el consejero de Sanidad. Pero Mañueco estaba concentrado en disparar contra Sánchez.
Los tres candidatos (los únicos que, por tener sus fuerzas grupo parlamentario propio, estaban convocados a la cita) llegaron el encuentro decisivo con un condicionante: el de la publicación de una serie de encuestas electorales que alejan la perspectiva acariciada en la precampaña de una posible mayoría absoluta para el PP. Con la victoria por goleada parece que descartada, los sondeos sí dejan otro resultado más factible: el de la suma de PP con Vox para ganar el partido. Y aunque Tudanca e Igea insistieron en plantear ese escenario, Mañueco impuso el 'catenaccio', optó por una táctica defensiva y no desveló si escorará el juego hacia el extremo derecho. El marcador, al final, reflejó empate. Así que a los ciudadanos les tocará este domingo decantar la balanza.
Estamos aquí porque a Francisco Igea sólo le gusta Francisco Igea. Quiero un Gobierno sin egos que haga frente a los chantajes, espetó Mañueco mientras el de Ciudanos le descartaba como socio: Hay una persona, no un partido, que está excluida
El árbitro del primer partido, retransmitido por Televisión Española, había incluso animado a los contendientes a saltarse el reglamento. Los del segundo, emitido este miércoles por Castilla y León Televisión, se limitaron a seguir el formato encorsetado de intervenciones. Y así fue como al final apenas hubo duelos directos salvo excepciones. “Estamos aquí porque a Francisco Igea sólo le gusta Francisco Igea. Quiero un Gobierno sin egos que haga frente a los chantajes”, espetó Mañueco para responder a las recurrentes preguntas del exvicepresidente y candidato de Cs sobre por qué rompió un pacto de Gobierno que habría propiciado alguno de los resultados de los que presumía en su discurso. También el candidato socialista recurrió de forma repetida a una fórmula, la de aludir a los 35 años que lleva el PP gobernando Castilla y León. Y ahí encontró la respuesta del presidente de la Junta y candidato a la reelección: “Si el Partido Popular lleva 35 años, será por algo”.
“Dialogaré hasta la extenuación con los que quieran cambio. Nunca hablaré con Vox”, advirtió sin dejar de alertar sobre posibles retrocesos en materias como la igualdad o la violencia de género derivados de acuerdos con la extrema derecha Luis Tudanca, que en materia de pactos también cargó contra Igea por haber apoyado en 2019 al PP y no al PSOE, que fue la lista más votada. “Usted le cerró la puerta al cambio y el PP se la ha abierto a Vox (...). Y usted no se ha indignado; sólo lo hizo cuando le dejaron sin Vicepresidencia”, le afeó el socialista al candidato de la formación naranja, quien pidió un compromiso para que no haya repetición de elecciones, descartó sin citarlo a Mañueco como socio (“hay una persona, no un partido, que está excluida), instó a PP y PSOE a no pactar con extremismos (”con las peores versiones de sí mismos“, llegó a decir) y planteó sumar ”la fuerza suficiente“ para forjar ”una gran alianza“ a imagen y semejanza de la Alemania de Merkel, a la que suele citar como ejemplo político.
Tudanca, que fue el más pródigo en alusiones a León, dejó clara su política de pactos poselectorales: Dialogaré hasta la extenuación con los que quieran cambio. Nunca hablaré con Vox
La contienda dejó las consabidas diferencias en varias parcelas. El popular presumió de servicios sociales y de dependencia, al tiempo que el socialista le recordaba las muertes registradas durante la pandemia en las residencias de mayores, cuyo modelo el candidato de Ciudadanos abogó por “darle una vuelta” para procurar que las personas vivan en sus domicilios el máximo tiempo posible. Igea urgió una reforma de la Atención Primaria para primar la teleasistencia a falta de profesionales médicos, mientras Mañueco se comprometía a mantener abiertos los consultorios médicos y Tudanca ponía ejemplos de instalaciones cerradas. Fue ahí, después de que el presidente de la Junta insistiera en afirmar que “blindará” por ley la asistencia sanitaria rural para que no quede al albur de “ocurrencias” de consejeras, cuando el exvicepresidente salió a defender a su compañera Verónica Casado. “Lo que ha dicho”, le replicó, “es impresentable. Es una falta de educación y de lealtad”.
Y así el debate, en el que Tudanca aludió a la importancia de desarrollar polos económicos en torno a Torneros y Villadangos del Páramo (Mañueco citó este último y Ponferrada como enclaves logísticos) y prometió ambulatorios como el de Villaquilambre o el centro de especialidades de Ponferrada, así como el parque agroalimentario del Bierzo además del de Valladolid sin que Igea lanzara compromisos (“nosotros no vamos con el carro de los caramelos”), fue bajando en decibelios sin llegar al final al clímax esperado. Ni Mañueco desveló su táctica ni Tudanca e Igea le dejaron en fuera de juego. El segundo debate fue menos decisivo quizá de lo esperado. Las urnas, como siempre, dictarán sentencia.