De Antibióticos, italianos, fantasmas y el precipicio
Los últimos estertores de Antibióticos SA, el histórico buque insignia leonés y español de la industria del medicamento, están resultando patéticos. Hasta el punto de que casi nada de lo que ha pasado en el último año, y sobre todo lo que sigue ocurriendo cada día, tiene el más mínimo sentido.
Por encima de todo destaca la postura de la propiedad, la familia italiana Pucci que adquirió en 2009 a la compañía por el simbólico precio de un euro a través de la compañía Calidad en la Elaboración, que incomprensiblemente dispone de 3.006 euros de capital social, y que supera con creces a estas alturas los 50 millones de euros de deuda acumulada con impagos a administraciones, trabajadores y proveedores. Todo ello sin que saltara nunca una señal de alarma.
Los Pucci (el excéntrico millonario Daniele Pucci y su hija Gloria), lejos de reconocer una gestión objetivamente desastrosa, han decidido una estrategia del 'perro del hortelano' y están envalentonados, todo sea por dilatar cualquier salida y su propia responsabilidad. No hay rastro de su enésimo intento por dilatar la agonía del proceso para liquidar unas instalaciones que se deprecian cada día. Un intento que consitía en la aparición de un cheque millonario de un inversor sorpresa, que nunca se quiso identificar, y que para rizar el rizo se conoció en una rueda de prensa del comité de empresa.
En otra maniobra muy del sur de Italia, también los Pucci han tratado de frenar a la desesperada el proceso de la liquidación definitiva de la compañía decretada por el juez el pasado 4 de febrero. Lo ha hecho 'atacando' al juez de lo Mercantil que lleva todo el proceso, recusándolo ante la Audiencia porque no le satisfacen las decisiones que va tomando.
Algo parecido ha reclamado respecto a uno de los administradores concursales el comité de empresa, que ha actuado y continúa haciéndolo en todo momento de manera paralela a la de la dirección, argumentando que ha sido el único que garantiza el mantenimiento de la actual plantilla, que hoy se cifra en unos 260 empleados. Además, recientemente ha advertido al juzgado del riesgo real de que en las instalaciones de Antibióticos se esté robando “documentación confidencial y vital” de la compañía, solicitando medidas para que ésto no ocurra.
Por ambos asuntos, el comité ha solicitado una reunión con el juez, que éste ha rechazado porque considera que es “un trámite procesal no previsto, y que en todo caso el objeto de la misma se corresponde en parte con cuestiones ya resueltas por este juzgado”.
Se acaban los EREs, fin al dinero
Mientras esto ocurre, quedan menos de dos meses para que se extinga de manera definitiva el ultimo de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) que se han concatenado para la totalidad de la plantilla, excepción hecha de la veintena que permanece en la fábrica realizando las minimas labores de conservación y seguridad.
La cercanía del fin del cobro por parte de los trabajadores viene a provocar aún más tensión en la plantilla, una tensión que ya lleva muchos meses alimentándose y que llegó a su punto más álgido cuando un nutrido grupo de trabajadores (mayoritariamente cercanos al sindicato USO) impuso su creciente fuerza para revocar y criticar al comité de empresa, entendiendo que estaban 'vendidos' a los Pucci y por eso bloqueando, igual que aquellos, el interés de algunas compañías como Gadea. Secreó así una 'asamblea independiente' que mantiene reuniones paralelas.
Encierro bajo cero
Esta alocada situación se suma desde la noche de ayer lunes la decisión en caliente de un grupo de empleados de permanecer de manera contínua frente a la puerta principal de la fábrica leonesa en señal de protesta por una agonía como la que se mantiene aún. Soportando bajísimas temperaturas, y confiando en que este nuevo aldabozado remueva algunas conciencias más, los concentrados echan de menos las reivindicaciones de hace años, cuando toda la sociedad leonesa se volcaba con sus actos de protesta eran amplísimamente secundados y provocaban que las administraciones públicas movieran ficha para buscar una solución.
Esas mismas administraciones, como el Ayuntamiento, la Junta o el Gobierno central, nada están haciendo para salvar Antibióticos de pozo sin fondo en el que ha caido, y muy poco ni siquiera para reclamar que el abundante dinero público otorgado a la compañía en los últimos años sea devuelto por la dirección italiana, además de que pague las multimillonarias que mantienen con la Seguridad Social o Hacienda, que junto con las deudas al Ayuntamiento leonés, son de las más cuantiosas.