35 años llevando el bastón… de mando

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C.J.D.

Tres alcaldes de la provincia de León aparecen en cabeza de la curiosa lista de los regidores más longevos en el cargo de toda España. Se trata de los primeros ediles de Mansilla Mayor, Marcelo Fernández Olmo; de Valdepiélago, Julio González; y de Villagatón-Brañuelas, Benjamín Geijo.

Una lista elaborada por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) destaca aquellos casos en los que los alcaldes que fueron elegidos en las primeras elecciones municipales democráticas, nada menos que en 1979, permanecen aún en el mismo puesto, con el bastón de mando aún firmemente empuñado. Y de los 48 que hay en todo el país, tres se corresponden con la provincia leonesa, siendo ésta por lo tanto una de las provincias que más alcaldes de largo recorrido aporta.

En realidad, aunque la FEMP contabiliza esos tres casos, dos son los únicos que cumplen rigurosamente la condición de haber permanecido en el sillón de la Alcaldía desde 1979 de manera ininterrumpida. Y los dos son del PP.

Marcelo Fernández y Julio González comenzaron mano a mano y así lo recuerdan, con todas sus dificultades y teniendo en cuenta entonces su inexperiencia y juventud. Hoy se puede decir que los dos han pasado más de la mitad de su vida ejerciendo de alcaldes y además ambos siguen cosechando un éxito en las urnas que no deja de sorprender pese al paso del tiempo. Está claro que no sufren ningún desgaste, al contrario.

Por su parte, el alcalde de Villagatón es el único que pertenece a las siglas del PSOE, si bien en este caso la FEMP está levemente equivocada, porque como recuerda el propio Geijo “en 1979 yo entré por primera vez como concejal, pero ni fue hasta año y medio después cuando accedí a la Alcaldía”. Y como uno de los veteranos, cree que dispone de una de las claves esenciales para continuar en esto: “Escuchar, una importantísima cualidad, porque muchas veces la gente no espera tanto que puedas solucionar sus asuntos, sino que les prestes oídos durante un rato, y eso es importante”.

Otra clave parece ser no aspirar a mucho más que atender los asuntos vecinales más inmediatos, sin mucha más aspiración. Fernández Olmo, que empuñó el bastón bajo las siglas del CDS antes de recalar en el PP y que además lo hizo no por apoyo mayoritario sino fruto de un pacto en 1979, destaca que “jamás he pedido el voto y además nunca he cobrado una sola peseta” por ejercer su labor. Sus únicos ingresos provenen de la explotación ganadera en la que ordeña a diario como uno más.

Por contra, Julio González sí permaneció unos años en ámbitos superiores a los de alcalde de su pueblo, Valdepiélago. De hecho, fue diputado provincial y diputado provincial con responsabilidad de Gobierno, en concreto resposanble del área de Turismo. Una etapa en la que tuvo que desdoblarse pero un tiempo del que no le costó en exceso volver a la sencilla normalidad de su labor exclusiva de alcalde. Y en ese ámbito permanece.

“Ninguna gana de retirarme”

La pregunta es si después de 35 años quedan ilusiones y ganas de continuar en un mismo cargo o si ese plazo de tiempo quema en exceso y mata las ilusiones. Y los tres coinciden en que las ilusiones permanecen intactas. “¿Ilusión?, la misma, e incluso más facilidad para ser alcalde, porque puedes aportar mucha más experiencia; será por eso que no tengo ninguna gana de retirarme y en este momento casi puedo asegurar que me volveré a presentar en las próximas elecciones, si no surge nada extraño”. Especialmente ahora que tiene un motivo de peso: “Tengo un contencioso importante con Red Eléctrica de más de un millón de euros, y eso me motiva mucho para seguir y conseguir este dinero para el municipio”.

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