El viaje a Roma, una gran gesta de Dulce Nombre
Prometer es fácil, cumplir, desde lo percibido en la distancia... ¡Cuesta! Pero aquí estamos en el empeño. Me temo que voy a ir desde la sencillez al fervor; desde la tradición al orgullo con“pequeñeces, detalles que definen actuaciones y momentos. El resultado, para los leoneses un éxito... ¡Pero somos tan parcos, que hasta el compromiso nos parece cazurro!
El personal de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, dedicado al montaje y ornato… y vuelta a empezar, casi siempre en la sombra, merece hacer propios muy buena parte de los aplausos cosechados en Roma, donde, los turistas especialmente, creo que le dedicaban al paso del Nazareno. ¡Otórgueseles de modo fehaciente!
Otra cuestión es que yo discrepe, en Legio, de los aplausos ante el Gran Drama del Calvario en pasos representado, que como ya dije en otra ocasión, vi practicar, “esta ya canino de costumbre”, al obispo De las Heras. Sí, sí, en video, en la Plaza Mayor de León en El Encuentro. Y dije: “Bendecido queda el aplauso procesional”
Los montadores, en el caso que nos ocupa, estuvieron, y no es cosa menor, en la logística orquestada para el traslado a Roma del Nazareno. Y allí llegó todo felizmente…, y las tres banderas: España, la cuartelada, y la municipal (legionense). En la Basílica de San Andrés, fueron colocadas junto al estrado para el Besapié del Nazareno, eso sí, viéndose de entrada y en primer plano la leonesa. Somos tan esclavos de la injerencia juntera que cualquier detalle 'pro', nos parece un triunfo.
El arreglo floral de gran delicadeza cromática, acorde con el paso, el momento y el lugar del jubileo como se ha dicho, digamos que, en “dos tiempos”, besapié y complementado para la procesión, aportaba y no robaba protagonismo al Nazareno.
Respecto a las banderas, ni el abad Tejera nos lo va a decir, ni el señor Quiñones, con cara de circunstancias procesionales casi todo el tiempo, va a soltar prenda. Y puede que así sea mejor. Pues yo hablaría de asfixia autonómica, avasallamiento e imposición. ¡Nunca han practicado el acuerdo!
La cantaora de saetas, ya conocida, desde el respeto a lo jondo de su arte, me pareció, ante el Nazareno, una sencilla anécdota, que, temperamentalmente ni aporta ni desmerece, propia de lo pasional va más con el pueblo andaluz. No obstante, gracias.
Cuando la embajadora de España en Roma, María Isabel Celaá se hace presente en el gran templo, la Basílica de San Andrés, es dirigida para el “accidental posado” fotográfico allí donde las banderas respaldan su presencia. Ahí, en principio, no pareció andar listo el señor Quiñones, sí el alcalde y el abad en papel de anfitriones.
¿Austeridad 'castellana'?
La exministra, ejerciente antaño con Zapatero (con tal jefe para el despiste de lo leonés no es extraño), tuvo algo más que un lapsus, lo de 'austeridad castellana', por leonesa… que cosechó murmullos desaprobatorios…y “Muchísimas gracias a Castilla y León por estar aquí y traernos un pedazo del país”. Aunque tratado de enjugar con la: “felicitación a la Cofradía que con tanta solemnidad sale a procesionar al Padre Nazareno por las calles de León”. No hay evento en el que no tengamos que estar ojo avizor. Lo de hacer rectificar eso es más peliagudo. Bien el ILC intentándolo por carta.
Paloma Saborido, de Málaga, fue, desde la iglesia de Roma, más bien por los organizadores del Jubileo, elegida como coordinadora de la gran procesión. El incluir al Nazareno de León no era cosa suya, hubo diatriba al respecto, pero se consiguió que participáramos en ella; yo pongo la mirada en monseñor Del Río. A través de videoentrevista me ha parecido persona afable, dinámica, animosa “y comprometida”, que se vio obligada a entender lo nuestro, lo leonés, al coordinar la primera procesión que propiciaba El Vaticano en Roma.
En la arrancada procesional, la parada de 'La Ronda' de Dulce Nombre, esquila, corneta y tambor destemplado, con su toque pausado y sentimental, reverencia incluida, ante la carpa de las Cofradías del “Cachorro” de Sevilla y La Virgen de la Esperanza de Málaga, fue todo un detalle a comprender y valorar.
Dado el orden secuencial de los pasos, el Nazareno, camino del Calvario, con la cruz a cuestas, marcaba una atracción popular de sorpresa, por supuesto ante el buen hacer y comportar de los braceros leoneses, para muchos espectadores novedoso, llegando a crear una atmósfera de paz, pax romana, con el tranquilo progreso procesional bien musicalizado por la Agrupación cofrade.
Un calmoso progresar del que, “chi va piano va lontano” –italiano-llionés– cuando “el desplazamientu es lentitú y no pasividá”, todo es armonioso, el raseo, el mecido justo que, junto a la leve licencia del ocasional golpe de hombro, un tanto forzado por el acompañamiento musical, y según el turno de braceros del momento, realizado con seriedad, “hasta podía elevar el ánimo”. ¡No sé!
En los braceros había veteranía y juventud, bien tallados, que, a cara descubierta, se dejaban notar en lo que ya he calificado en otro momento , como majestuoso mecido en un progreso armonioso. ¡Es muy difícil poder pedir más!
Para los papones, braceros de siempre del Nazareno de León, los que le cantáis el himno y rezáis el Padre Nuestro, y los ocasionales en Roma para los oportunos relevos, disciplinados, entrenados e imprescindibles ¡¡¡Enhorabuena!!! Objetivo cumplido, y a muy alto nivel.
¡Ah!... cual posdata. Las banderas de León, nuestra purpurada, en manos de muchos leoneses allí desplazados, no sólo aportaron color, sino que venían a demostrar que estamos vivos y se nos ha de reconocer…
Gracias.