Promesas cumplidas

Este año 2024 será año electoral.

El aceite de oliva es oro, la fruta un lujo, el pescado un milagro y la carne un capricho. Si no lo notas es porque no sólo tienes un buen empleo sino porque además está bien pagado. Cada vez hay más gente menos precaria en nuestro país. Cada vez más españoles que pueden mirar más allá de la inestabilidad, pero eso no basta cuando te toca de cerca el frío de la incertidumbre. 

La sensación es de desasosiego general, de ansiedad y miedo al futuro. El tiempo se nos escurre entre pantallas que nos estimulan y nos mienten con la misma intensidad. A veces elegimos creer, otras no podemos ni siquiera tomar la decisión de hacerlo. Como bien dijo el actual presidente de Argentina que está llevando a cabo un ajuste brutal y descarnado contra la población, estar entre tus sábanas, entre tus likes, hoy en día puede significar ganar o no las elecciones. Él lo hizo y ganó. 2024 está plagado de citas electorales que pondrán a prueba la resistencia de las democracias liberales en el mundo. Porque no todo es igual. No es lo mismo quien apuesta por desregular a lo bestia y que se salve quien pueda que quien dice con contundencia que los derechos se defienden con políticas públicas que apuesten por el bien común. En España tenemos mejoras concretas porque una parte del gobierno actual prometió y cumplió. Sin fisuras. Sin hacer de la necesidad virtud. 

Aún así puede que en tu casa haya alguien en paro. Puede que haga mucho tiempo que esté buscando trabajo. Puede que lo haya perdido por causas ajenas a su desempeño. A veces ser bueno no basta. Puede que tengas un hijo que sienta que no hay un futuro digno a la vuelta de todo lo que ha estudiado. Puede que a tu tía le paguen poco y nada por fregar escaleras o por cuidar ancianos y encima menosprecien su trabajo. Puede que tu abuelo te haya recriminado varias veces estas fiestas que los jóvenes no aguantáis nada y que él a tu edad ya tenía tres hijos. Puede que tú mismo hayas terminado el año desmotivado, agotado y triste porque tus jornadas son muchísimo más extensas de lo que firmaste en un contrato hace unos meses.

Sin embargo la realidad es que estos casos son cada vez menos. La reforma laboral que cumple dos años implicó un cambio de modelo en el mercado de trabajo español. Cada vez hay más contratos indefinidos, cada vez hay más jóvenes trabajando y cada vez hay menos mujeres sin empleo. La cifra del paro general es la más baja desde 2007, la de los jóvenes desde que hay registros y la de mujeres desde 2008. No es magia: son promesas cumplidas.

Hay una parte del Gobierno que hace contorsionismo para adecuar su lenguaje a la difícil situación actual y es evidente que eso molesta y distorsiona la confianza en la democracia. Hay otra que sencillamente cumple y da la cara, aunque escueza. Ese detalle es lo más valioso en una época en la que la gente siente frustración y miedo y, sobre todo, desconfía de eso que algunos llaman ‘clase política’, como si hubiese una alternativa posible a la organización que nos hemos dado como sociedad.

Puedes pensar que el enojo y la rabia salvará tu ira pero no es cierto. Lo único que puede salvarnos es construir un futuro atractivo que mire de frente a los desafíos que vienen y proponga alternativas deseables. No es contorsionismo. El oro hoy es el aceite de oliva y la confianza. Sólo puede ofrecerla quien sabe de dónde viene y, sobre todo, no olvida a quién representa.

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