La Autonomía Leonesa: una herramienta necesaria

Un ciudadano leonés enarbola una bandera del Reino de León.

En la encrucijada de la historia y la modernidad, el País Leonés se enfrenta a una disyuntiva crucial: continuar formando parte de la Comunidad Autónoma de Castilla y León o emprender un camino hacia la autonomía propia.

Una encrucijada que pasa por la votación de este miércoles en el pleno de la Diputación de León.

En todo caso, la demanda de una Comunidad Autónoma Leonesa no es una idea nueva ni carente de fundamento. Diversas encuestas y estudios, así como el análisis de la evolución socioeconómica de la región, sugieren que el autogobierno leonés podría ser la clave para un desarrollo más equilibrado y justo.

Antecedentes y Apoyo Popular

Desde la Transición, la demanda de autonomía para León ha sido una constante. Muchas fueron las manifestaciones que se sucedieron en el tiempo hasta llegar a la más memorable de 1984 que, según fuentes de la Policía Local, sacaron a las calles de León Ciudad a 90.000 personas tras la pancarta de 'León Solo'. También en aquella época, tenemos otros datos que corroboran el apoyo al autogobierno leonés, así en 1977 una encuesta de la Diputación de León reveló que el 65,7% de los ciudadanos apoyaba la idea de una Autonomía Leonesa, ya fuera como una sola provincia o junto con Zamora y Salamanca. Dos años después, la opción mayoritaria por los ayuntamientos de la provincia fue la de León solo, obteniendo el 56,48% de apoyo, en una consulta realizada por la misma institución provincial.

El sentimiento que surgió durante la Transición no ha desaparecido con el tiempo; al contrario, ha perdurado y se ha reflejado en encuestas más recientes. Así, tres estudios llevados a cabo desde el año 2020 muestran que el respaldo a la Autonomía Leonesa sigue siendo mayoritario.

En el año 2020, más de la mitad de los habitantes de León abogaban por la creación inmediata de una Comunidad Autónoma propia. El primer barómetro sociológico encargado por ILEÓN y realizado por la empresa Celeste-Tel –tras la votación de la moción pro autonomía para el País Leonés en una decena de municipios entre finales de 2019 y principios de 2020, entre ellos el Ayuntamiento de León– evidenció este apoyo a una nueva autonomía, independiente de la actual Castilla y León.

En el año 2022, un 56% de los leoneses se manifestaban a favor de separarse de Castilla, según la encuesta de El País y la Cadena SER. Únicamente el 17,5% de las personas encuestadas apoyaban la permanencia en la comunidad actual de la provincia de León.

En el año 2023, seis de cada diez leoneses se mostraban a favor de la autonomía para León. Una encuesta de 40dB, realizada para la Asociación Cultural de Estudios Leoneses y León Primero, reveló que el 71% de los votantes de Unidas Podemos, el 69% de los del PSOE y el 50% de los del PP apoyaban la creación de la Comunidad Autónoma Leonesa.

A mayores, como muestra de este respaldo social e institucional a la creación de una Autonomía Leonesa, cabe mencionar que esta también es una posición respaldada por numerosos ayuntamientos que ya se han manifestado a favor de esta opción, con mociones pro autonomía que se han ido aprobando desde el 2019 y representan en la actualidad a más de la mitad de la población de la provincia (52,52 %), según datos del INE de 2023.

Desigualdad Económica y Social

Las disparidades económicas entre las provincias leonesas y las provincias castellanas son notorias y preocupantes. Según datos de 2021, el País Leonés percibe un 20% menos de PIB per cápita que la parte autonómica de Castilla la Vieja. Esta desigualdad se traduce en diferencias salariales significativas: un habitante de Burgos o Soria gana entre un 30% y un 35% más que uno de León o Zamora.

A mayores, según datos del último informe de Proyecto León, comparando el Producto Interior Bruto (PIB) de las dos provincias con mayor peso demográfico y económico, Valladolid y León, se observa que la inversión y el crecimiento económico han sido desiguales. Por ejemplo, Valladolid ha experimentado un notable incremento de su PIB, pasando de 7.986 millones de euros en el año 2000 a 13.403 millones en 2020, mientras que en el caso de León ha pasado en el mismo periodo de los 6.496 millones del año 2000 a los 9.343 millones del año 2020. Así es como el PIB de Valladolid tuvo un crecimiento del 67,81% mientras que el de León tan solo fue 43,83%. Esta cifra, junto a la del PIB per cápita mencionada en el párrafo anterior, reflejan una distribución desigual de los fondos públicos y las inversiones, que ha desfavorecido a la parte leonesa de la autonomía de Castilla y León durante décadas.

En estos datos económicos, hay un hecho clave, León al no tener una comunidad autónoma propia, vive en un constante déficit económico. Como se puede observar en los informes de Proyecto León, la cifra anual ronda entre los 800 y 1.000 millones de euros de gasto público que se estarían perdiendo en León. O que una Autonomía Leonesa gestionaría más del doble de presupuesto que el gasto provincializado que reparte la Junta de Castilla y León. ¿No sería este hecho suficiente para que los leoneses tuviéramos unas instituciones autonómicas propias?

Además, al empobrecimiento económico, hay que sumarle una alarmante pérdida demográfica. Desde la creación de la comunidad autónoma de Castilla y León en 1983, León, Salamanca y Zamora han visto reducida su población en un 15,85%, pasando de 1.118.188 habitantes a 940.999 en 2024, sumando una pérdida total de 177.189. Si nos centramos en el caso de la provincia de León, se han perdido más de 75.000 habitantes, es como si un municipio de Ponferrada hubiera desaparecido en 40 años. Esta merma demográfica, sin comparación con ninguna otra región española, es producto de la falta de políticas efectivas de desarrollo económico y social específicas para nuestra Región Leonesa. Los datos son persistentes: el País Leonés pierde población mientras las seis provincias de Castilla La Vieja la ganan; pero al perder más las tres provincias leonesas la Junta de Castilla y León vende que la autonomía pierde población, cuando sólo ocurre en lo que llaman 'el Oeste de Castilla y León' para no mentar a la Región de León.

Argumentos históricos y culturales

La identidad histórica y cultural de León es un argumento de peso para la creación de una autonomía propia. El País Leonés, con su pasado como reino de León, tiene un peso suficiente en la historia de España como para tener una singularidad propia, como así se refleja en el escudo del Estado. Hecho que ha dejado constancia en las diferentes divisiones regionales españolas, pasando por la famosa división territorial de Javier de Burgos en 1833 o que durante la II República la región de León aportaba sus representantes vocales en el Tribunal de Garantías Constitucionales. Una identidad, la del pueblo leonés, que se ha sido mantenida a lo largo del tiempo, a pesar de los intentos de configurar entidades administrativas regionales que diluyan nuestras particularidades.

En cuanto a lo que supondría una Autonomía Leonesa a nuestra identidad y cultura, nos permitiría disponer de mayores recursos y herramientas para poner en valor nuestras señas de identidad, como la lucha leonesa, los pendones concejiles, las facenderas, los comunales, los concejos o nuestras lenguas patrimoniales. Y gestionar la política turística de forma más eficiente.

Conclusión

La creación de una Comunidad Autónoma Leonesa no es solo una cuestión de reconocimiento histórico y cultural, sino una necesidad económica y social. La actual estructura autonómica ha demostrado ser ineficaz para el desarrollo del País Leonés, perpetuando desigualdades y fomentando la pérdida demográfica.

La autonomía permitiría a León gestionar sus propios recursos, diseñar políticas adaptadas a sus necesidades específicas y, en última instancia, garantizar un futuro más próspero y equitativo para sus habitantes.

En este contexto, tomar partido a favor de una Autonomía Leonesa se erige no solo como un derecho, sino como una imperiosa necesidad para el bienestar y desarrollo de nuestra región de León, Zamora y Salamanca que, sin duda, también permitirá crear una España más justa y equitativa entre todos los territorios.

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