'Gori', in Memoriam: despedida a uno de los bateristas clásicos del trío leonés de oro
Hablar ahora de Gori como persona y amigo, es recordar, sobre todo, su entusiasmo, su vitalidad y optimismo. Era un ser que se hacía querer, siempre con una conversación amable y respetuosa con todos.
Pero hablar de Gori como batería, es algo muy especial, ya que, junto a Luis Juárez, el Negro de Azadinos, y Gerardo Gómez formaron el trío de oro de los mejores baterías que ha dado esta ciudad.
Si bien Luis y Gerardo eran especialistas en ritmos clásicos, caribe e hispanoamericanos (bolero, cha, bossa, baiao, merengue, samba, cumbia, etcétera) y poco entusiastas de los modernos, Gori sencillamente los dominaba también y además el swing, rock en todas sus modalidades, blues, reggae, soul, rhythm & blues, disco, funky y lo que se le pusiera por delante.
Haré un especial recordatorio de cómo se hacía con el instrumento y el aporte que proporcionaba al resto del grupo. Está claro que esto solo será entendido, valorado y recordado por aquellos que compartimos formación musical con él, pero en todo caso, puede servir para aquellos que no tuvieron esa suerte o simplemente les pueda interesar estas apreciaciones mías.
Temas enrevesados con tiempos 5/4, 7/8, 13/8 y combinativos como el 6/8 con 3/8 que pueden volver loco al resto de la banda, para Gori esto era como quien juega con las palabras o mantiene dos conversaciones de modo simultáneo.
Pero lo que mejor puede identificarle como percusionista, era esa especie de traje con esqueleto firme y seguro que construía en cada interpretación para encarrilar a la banda en una ejecución segura, fortalecida y extraordinariamente estable.
Francisco Tomás Ruiz Pérez, Gori, no solo empujaba al resto al tocar, “tiraba del grupo”. Se anticipaba en el microsegundo justo con un acento, una variación o un matiz, descargando en los demás sensaciones afines.
Su toque era seco, firme y templado. Parece que le sigo sintiendo con ese 'tac-tactác-tutu-tu bom'… impresionante…
Minimalista con la batería: bombo (solo con el parche trasero), caja y charles. El timbal base y el cencerro (ocasionalmente, en ritmos calientes) eran invitados esporádicos, nunca protagonistas. No necesitaba adornos; su fuerza estaba en la intención, en la inteligencia rítmica, en la elegancia precisa de cada golpe.
A muchos nos recordaba a McCartney, no solo por su talento, sino por su carácter autodidacta. Como el genio de Liverpool, Gori aprendió solo, con oído, instinto y sensibilidad. Me contaba que cuando escuchaba una canción, se centraba en la batería, intentando comprender cómo dialogaba con el resto del conjunto
Fundó Los Arañas, un grupo musical pionero en León en 1965 evolucionando desde la música pop hasta el soul. Tras su disolución estuvo unos años con el grupo palentino Juan 5 Almas, luego con Raza, su más exitoso grupo balear, y más tarde, como músico residente en la sala Dancing Club de Bembibre, con el reto de actuar en las sesiones de baile y de acompañar a las atracciones que pasaban por la sala en modo artista y partituras, para el grupo que la sala le designase para acompañar su directo. Sin leer música, no necesitaba las partituras, solo él conociendo del tiempo de la canción y el ritmo para ajustar con éxito su colaboración al primer intento.
Así acompañó con éxito y con el resto de la banda a Julio Iglesias, Alberto Cortez, Serrat y a otros ilustres que pasaron por la sala a principios de los 70.
Tras Los Arañas, Juan 5 Almas, Raza y Bembibre recaló en León durante un tiempo, con Los Platinos con Dioni Abril, Tato García y yo. Compartía la música con un trabajo de comercial en Zamora y a pesar de que poco o nada ensayábamos por la distancia, siempre se acopló a la primera de cambio, con precisión y sin error alguno.
Esa intuición natural para entrar a formar parte de cualquier experimento musical por complejo y enrevesado que fuera, posibilitó que su talento fuera advertido por grandes figuras del jazz (Mario Ballinas, México) y de música avanzada (Joachim Kühn, Alemania) quienes le incorporaron a sus respectivas formaciones musicales.
Durante su retiro en la isla de Ibiza, formó parte de innumerables grupos y formaciones de todo tipo, desde flamenco moderno hasta reggae y grupos tradicionales de Alemania y tirileses afincados en las Baleares.
Siempre que venía a León organizábamos una comida en Bembibre o Ponferrada con Germán Megatones.
Teníamos pendientes otras tantas pero hace unos días recibí una llamada suya:
“Te llamo para despedirme de ti, querido amigo. Gracias por tu amistad. Salgo ahora del hospital para casa con cuidados paliativos…”
Me dejó sin voz. Paralizado. Dos días más tarde, reuní el valor para enviarle unas líneas: le dije cuánto lo quería, cuánto admiraba su coraje, y que deseaba que el dolor no se impusiera, que se cronificara la enfermedad y nos diera otra oportunidad para vernos.
No llegó a leerlo.
Hoy me ha llegado la noticia de su muerte. Y con ella, el vacío y una honda tristeza.
Pero debo pensar en haber compartido música, escenarios y vida con un ser humano tan excepcional.
Hasta siempre, Gori.
Tu ritmo seguirá latiendo en nosotros.
Jesús García, apodado el Beatle, músico y técnico de sonido, ha publicado dos volúmenes de su Historia de la Música Moderna en León, y en su página web de León Audio tiene fichas de muchos de todos ellos, destacando los de la época del comienzo del pop desde los años 50 hasta los 80 del siglo XX. También es interesante leer este otro artículo del Ayuntamiento de Sant Josep de Sa Talaia (Ibiza) en su honor 'Gory Ruiz, adiós a una leyenda'.