Cuadragésimo segundo año triunfal

Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León.

¿Verdad que la entradilla acojona (con perdón)? Pues mal que nos pese por ahí vienen los tiros. Los aguerridos leones que llegaron en su particular cruzada contra el moro hasta hasta Almería, han dado paso a un par de generaciones que difícilmente llegarían en su ímpetu conquistador hasta Mayorga, que digo Mayorga, ni hasta la Devesa Llorente, tal es el grado de colonización y humillación al que hemos llegado.

Lo bueno de todo esto es que según algunas encuestas la contestación de León contra el 'Ente' alcanza cifras mareantes. Debe de tratarse de un rechazo contenido, como corresponde a  nuestros bravos guerreros –guerreros y su oficialidad evidentemente– no obstante, si nos guiáramos por la efervescencia de los irreductibles usuarios de las redes sociales, la cifra sería apabullante, demoledora. Tengo yo para mí que en estos tiempos de postración económica, con evidente deterioro del tejido comercial, un buen nicho de negocio sería poner a la venta un amplio surtido de juegos de Estratego dado el nutrido Estado Mayor del que disponemos. 

Mi único temor es que las apariencias sean engañosas y que la única contestación que perviva sea la de un Leonesismo Virtual, una especie de protesta telemática en la que se han de seguir una serie de algoritmos para llegar a ninguna parte. Y es que vamos a ver, desde 1983 hemos llorado como 'nenazas', nos hemos quejado como dolientes, hemos llorado como plañideras y hemos hecho pucheros con nuestro pasado, nuestras torres, nuestros reyes, nuestras reinas y hasta nuestros alfiles, pero seguimos en la casilla de salida. Este proceder cada día recuerda más la enigmática filmografía de Buñuel, sobre todo en la cinta El ángel exterminador.

Si yo perteneciera a la distinguida clase dirigente de Castilla y León, me partiría el culo (perdón de nuevo) cada vez que oyera que en León quieren tener una autonomía propia, prescindiría ya hasta de los perros guardianes que en forma de políticos y militantes del partido que rige los destinos de esta comunidad, apacientan el rebaño leonés. Por si fuera poco, ese otro partido que en un tiempo sostenía una rosa con el puño, suspira por aplicar la misma pócima al sufrido pueblo leonés, caso de que un día llegara a mandar. Si los primeros son equiparables a los agresivos careas, los segundos, el club social(ista) de disciplinantes –léase militantes y notables del partido– lo serían a los mastines, grandes pero indolentes, dejando pastorear a los otros canes, estorbando unas veces y confundiendo otras. 

Las tesis de homogeneización castellana

Sí, ciertamente la oposición a las tesis de homogeneización castellana no pueden resultar más eficaces ni más económicas. No se requiere esfuerzo para sofocar la contestación leonesa, es más, a veces pareciera no existir, y ello debido a que el buen leonés, sólo exhibe su valentía en círculos íntimos, en casa, en el bar, pero no en público. “Es que no sé qué me da” podría ser una buena frase definitoria de nuestra áspera combatividad. A veces asalta la duda razonable si no será que nacemos rendidos o tal vez predispuestos genéticamente al sometimiento con nuestros vecinos por más que nos injurien, nos sisen, nos ridiculicen y nos desprecien. Nunca les faltaran leoneses que aprueben esa cortesía que nos deparan desde el secarral.

Y esto es tan así que por segundo año consecutivo van a intentar imponernos la fiesta de los comuneros que perdieron la cabeza, en el doble sentido del término en las campas de Villalar. Así es que cuentan con encontrar terreno abonado para que ahora, quienes perdamos la cabeza seamos nosotros, sus vecinos de poniente, la excrecencia leonesa. Nada de combatir la disidencia, que al menos sobre el papel o de forma oficial no existe, lejos de eso... ¡Viva la fiesta! Que acaba siendo más atractivo y por si fuera poco sin estridencias, conscientes de que sólo es cuestión de tiempo que la 'insurgencia' acabe como Padilla, Bravo y Maldonado, pero en este caso a manos de sus mismos paisanos. Es sólo aplicar las enseñanzas de aquel rey vallisoletano que proclamaba: “Yo y el tiempo contra todos”.

¿Qué sucederá este año? Pregunta del millón. En Química se habla de gradientes, en estadística de tendencias. Así pues estamos a cuatro meses de un test decisivo que acabará por inclinar la balanza hacia un lado, bien incrementándose el número de manifestantes que el año pasado mostraron su desafección con el 'Ente' desfilando ante el consejero de la cosa ambiental, o bien declinando el fiel aminorando el seguimiento de la causa autonómica, y es que a la vista de las nulas iniciativas y la futilidad de las mociones por la autonomía, puede cundir el desánimo y el abandono consiguiente. Nuestra gente tiene la última palabra. ¡Se aceptan apuestas! 

P.D: Mi voto, o quizá sea sólo mi deseo, es que la Junta tenga que volver a levantar sus reales allá por el mes de abril y urdir actos alternativos para asumir, cosméticamente al menos, un nuevo y estrepitoso fracaso en su intento de colonización. Para no reconocer que León sigue diciendo alto y claro al resto de esta autonomía como Petain arengaba solemnemente a sus soldados en Verdún proclamando: “No pasarán”.

Tomás Juan Mata pertenece a Urbicum Flumen, la Asociación Iniciativa Vía de la Plata

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