El voladero de urogallos de Laciana: una revolución que multiplica las visitas con reservas ya hasta el mes de agosto
¿Puede una especie en peligro de extinción revolucionar el turismo en una comarca que ansía alternativas económicas? La apertura, hace un mes, del voladero de urogallos en Caboalles de Arriba (Villablino) ha despertado un extraordinario interés, tanto de la población local como de la foránea, recibiendo un aluvión de visitantes inusual en el complejo medioambiental en que se enclava.
Si el Centro del Urogallo, virtual casa del Parque Natural Alto Sil aún sin declarar de forma definitiva, recibía el pasado año 4.600 visitantes, en tan solo un mes y abriendo únicamente de viernes a domingo ha recibido ya con el impulso del voladero a 1.200 visitantes. Y ya acumula reservas (las visitas deben ser concertadas) hasta el mes de agosto.
Los datos evidencian el acierto, con cierto retraso, de esta nueva dotación que se ha instalado en el complejo inaugurado hace ya 22 años y que en el presente va a renovar el edificio central, con una inversión cercana al medio millón de euros, con unas obras que ya han comenzado.
Los días de visita se van a incrementar desde el día 1 de junio, cuando para el periodo de verano estén abiertas al público las instalaciones a diario. Para la época estival el Ayuntamiento de Villablino debería buscar alguna alternativa imaginativa que permita la apertura del albergue del que es propietario el municipio y que se encuentra en el mismo complejo.
Los trabajadores del Centro del Urogallo han atendido a los visitantes de fin de semana con horarios regulados para visitas solicitadas previamente (teléfono de reservas 987490107) en horarios de 11.30, 12.15 y 13.00 horas, por las mañanas; y 16.30, 17.15 y 18.00 horas por las tardes, con grupos integrados por un máximo de 20 personas. También atendieron en días de semana excursiones y grupos con visitas concertadas, que en este final de curso se ven incrementadas.
Silencio para un espectáculo único en España
A los visitantes se les pide que guarden el máximo silencio posible durante la visita, pongan en silencio sus teléfonos y no utilicen los flases de los móviles o maquinas fotográficas, para no molestar a los animales.
Los recintos en que se encuentran las aves están también insonorizados, con micrófonos que permiten a los asistentes escuchar lo que sucede en el interior: si coincide en época de celo, el característico canto de los machos.
Mientras, desde el pasillo se pueden contemplar, fotografiar o grabar los dos núcleos familiares de aves, integrado cada uno de ellos por un macho y tres hembras. Los han bautizado con nombres propios de la comarca de Laciana. un macho llamado Muxivén acompañado de las hembras, Muezca, Oncina y Glacheira; y el otro integrado por Cornón acompañado de Fleitina, Fervienza y Pimpa.
Los animales, según explican los guías, proceden de cría en cautividad por inseminación artificial con hembras de origen belga y machos de origen francés. Se trata de un espectáculo único en España en el que poder disfrutar de estos esquivos animales, en gran peligro de extinción.
Como siempre y en toda acción con animales en cautividad, sonarán voces y quejas por utilizar a los animales para disfrute de los hombres. Quizá sea el momento de ponderar entre la posibilidad de poder ver a estos animales en un ambiente seminatural o dejar que los que tengan interés suficiente y quizá desmedido, se arriesguen a buscarlos en su ya escaso hábitat natural, el de una especie en peligro de extinción que está reavivando el turismo en Laciana.