Ganaderos y agricultores de Laciana emulan los encierros mineros para que su futuro no muera como el carbón

Los ganaderos y agricultores encerrados, en el Ayuntamiento de Villablino, a punto de comer una empanada.

Luis Álvarez

Villablino —

En las entrañas de la tierra, sin luz natural, con una comarca entera sufriendo y aplaudiendo a un único ritmo, con un encierro en el pozo Calderón de Villablino hace ya más de 30 años que se forjó el mito de la lucha de toda una comarca y de todo un sector por conseguir ganarse un futuro. En aquella ocasión, los héroes del encierro protestaban hasta la extenuación de sus fuerzas por el futuro del carbón, su casi exclusivo medio de vida.

Hoy, cuando ya la minería es un sueño perdido y su cierre ha dejado una herida económica y demográfica casi imposible de cerrar, hay quienes en la misma comarca se inspiran en aquellas luchas de antaño. Ahora lo hacen por defender algunos restos de futuro que puedan quedar, por el campo, por la ganadería sobre todo y también por una agricultura muy de subsistencia.

De modo que un grupo de ganaderos y de agricultores han tomado el mismo camino, el camino de la protesta individual, del sacrificio, el camino del encierro, para llamar la atención sobre una situación del campo en esta Montaña Occidental leonesa que no se ve capaz de soportar las actuales condiciones. Una mecha que ha prendido en toda España y que mantiene encendido el candil en este rincón leonés.

Estos hombres tomaron la decisión de encerrarse, ellos en la sede del Ayuntamiento de Villablino, justo después de su pacifica protesta del pasado miércoles por las calles de la localidad. Una marcha que llegó, recuerda, a provocar alarma en la Subdelegación del Gobierno en León, hasta el punto de advertirles que podrían ser sancionados por no haber tramitado con tiempo la solicitud.

Tras la marcha, decidieron que su pelea desigual pelea debía continuar, mantenerse viva. Así que ese mismo miércoles, y hasta el próximo 28 de febrero, cumpliendo justo una semana, allí permanecen en el Salón de Pleno para facilitar toda la información que los vecinos quieran demandar. Hasta les han planteado la posibilidad de romper su encierro para acudir a alguno de los institutos e informar a los estudiantes, posibilidad que se han mostrado “dispuestos a asumir”.

Imposible desplazarse tanto para alzar su voz

Aseguran que lo hacen porque pensaron que “los centros de las protestas nos quedan bastante lejos, algunos acudimos a la primera concentración en León”, una de las pioneras en España, “pero nos obliga a más de un día de desplazamiento, con el encarecimiento que supone y la perdida de horas de trabajo”, relata Gustavo, ganadero en el pueblo de Sosas de Laciana. De ahí la idea de focalizar sus protestas en la comarca.

También concurre la circunstancia de un tipo de explotaciones de montaña, más enfocadas a la ganadería que a la agricultura, porque “casi todas nuestras labores agrícolas están encaminadas hacia el ganado”. Y claro, al ganado se le atiende cada día, a cada hora. Prueba de ello es que, con la intensa nevada caída este fin de semana, y el ganado atrapado en los prados ahora blancos, así como para dar un respiro a los trabajadores municipales, el grupo acordó salir el sábado y regresar el lunes para continuar con sus exigencias.

Peticiones, generales y muy particulares

¿Y cuáles son? Pues sus peticiones coinciden con peticiones generales del campo 'en llamas' de las últimas fechas: regulación o incentivación de precios de los cereales, control de los forrajes, los combustibles, la electricidad... flexibilización de las cuotas de autónomos y seguridad social y, por supuesto, control oficial sobre los precios y beneficios en toda la cadena alimentaria, para que no sean ellos los únicos en ser el eslabón doblado. Se suman además, al clamor de la reducción de una burocracia “que cada vez nos ocupa más tiempo y es más compleja y agobiante”, obligándoles, como alguno apunta a “no ser agricultores o ganaderos, sino ya casi más gestores y contables”. “Y para eso no nos hemos preparado”, se lamenta Lisardo en nombre de todos porque lo sufre en las carnes de su explotación, en Caboalles de Arriba.

Sin embargo, en esta comarca, en la agricultura de montaña, sufren condiciones específicas que también les duelen. Piden la modificación del Coeficiente de Admisibilidad de Pastos (CAP), que regula el aprovechamiento de los pastos de montaña y establece restricciones, a su entender “ilógicas e injustas”. Porque en zonas de arboleda “los animales pueden aprovechar, y de hecho aprovechan, pastos que el CAP no admite”. También reclaman un mejor reparto de todos los coeficientes e incentivos que se están dando a los jóvenes, y que se amplíen a los “ganaderos de más edad”: “Porque en atención a los jóvenes se está abandonando a los mayores”, lamenta Gustavo como el resto.

Convivir con oso pardo o con lobo

En zona osera por excelencia, y con mucha presencia de lobo ibérico, insisten desde su encierro en aclarar malas interpretaciones y zanjar que “no estamos en contra de la protección de especies, como algunos parecen querer entender: creemos que es bueno y que podemos convivir con el oso, el lobo y otras especies, y de hecho, lo hemos estado haciendo durante muchos años”.

Pero sí reclaman incentivos al pastoreo tradicional por esa convivencia y que cuando se paguen daños de estas especies se tenga en cuenta además el “lucro cesante”, porque “un animal no es solo la valoración del instante, es también lo que podría producir de seguir vivo varios años más”. Lo mismo que una lechuga o un árbol frutal no son solo su valor instantáneo si no también lo que en su “desarrollo normal puede dar de beneficio”, ejemplifican.

Allí, donde se reúnen los políticos del municipio, seguirán encerrados, con todo el apoyo de alimentación y aseo que necesitan, alentados por la comarca, para que también lleguen sus voces y sus problemas a donde se toman las decisiones, por muy lejos y muy dentro del pozo que se encuentren en zonas como Laciana.

Etiquetas
stats