Aníbal Vega: “Si me toca a mí en lo más hondo, hay alguna posibilidad de que pueda llegar a otras personas”

Aníbal Vega junto a Teresa Mencía en 'La mujer de al lado'.

Manuel Cuenya

Autor de 'El hombre inacabado y otros cuentos', entre otros libros, Aníbal Vega cuenta que éste fue un libro de cuentos que escribiera hace ya más de un lustro, de forma algo apresurada, merced a una proposición que le hiciera Héctor Escobar, el responsable de la editorial Eolas, a quien siempre estará agradecido.

Este volumen de cuentos entraría, a su juicio, dentro de lo que se ha dado en llamar 'autoficción', “concepto algo difuso si pensamos que todo escritor deja algo de su vida en lo que escribe, consciente o inconscientemente”.

Aníbal Vega es asimismo músico, en concreto pianista, de ahí el título de su blog 'El pianista en el tejado', que por lo demás podría hacer referencia a la película 'El violinista en el tejado'. En su caso, dice que no existe ninguna relación entre la creación literaria y la musical, pues “no tienen nada que ver mis creaciones en solitario como 'Pianista en el Tejado' con mi proyecto con Teresa Mencía, 'La Mujer de al Lado', que se sitúa al otro extremo de lo que hago con 'Adormidera', el proyecto de Tamara Martínez Jiménez”, sostiene, el cual apuesta por la emoción tanto cuando escribe como cuando toca el piano. Lo importante es que la escritura y la música nos emocionen. La emoción, las emociones como algo esencial en el arte. “Si me toca a mí en lo más hondo, hay alguna posibilidad de que pueda llegar a otras personas. Si no consigo lograr ese sentimiento primario, algo falla, de algún modo, y es preferible el silencio”, agrega este narrador leonés, que vive en Madrid desde hace años.

“Aquí, en 'la capital del mundo', como decía Hemingway, me he dado cuenta de que estoy en el lugar correcto, no podría vivir en otro lado, pero León está muy presente en mí. Es algo que percibo cada vez que regreso, como si se hubiera detenido en el Tiempo”, señala Aníbal, que acostumbra a volver, “para respirar” a su lugar de origen; “de vez en cuando conviene salir de Madrid para no perder la perspectiva, como decía doña Rosa en 'La colmena', 'no perdamos la perspectiva'. He vivido ahí media vida, la otra media en Madrid”, matiza, convencido de que León siempre ha sido cuna de buenos escritores y escritoras.

Actualmente hay una pléyade de buenos escritores en la capital del 'Reinu', algunos también residen en Madrid, otros han regresado a León, otros nunca se han marchado. Creo que el clima y el paisaje incitan a la introspección, la contemplación, será eso. No quisiera dar nombres para no dejarme a nadie en el tintero, pero hay alguna otra poetisa con el pelo anaranjado que yo situaría en lo más alto del panorama nacional

La tierra natal como manantial de inspiración

“Actualmente hay una pléyade de buenos escritores en la capital del 'Reinu', algunos también residen en Madrid, otros han regresado a León, otros nunca se han marchado. Creo que el clima y el paisaje incitan a la introspección, la contemplación, será eso. No quisiera dar nombres para no dejarme a nadie en el tintero, pero hay alguna otra poetisa con el pelo anaranjado que yo situaría en lo más alto del panorama nacional”, apostilla Aníbal, que se siente reconfortado cuando regresa a su tierra natal, porque sus escritos se nutren en gran medida del pasado, y su pasado es la ciudad de León, con “ese cielo, ese frío exagerado, esa parquedad de algunos paisanos, que a uno de fuera le puede parecer, sin serlo, algo descortés... en esa ciudad del norte encuentro a mis aliados en rincones y en amigos por los que, en verdad, no han pasado los años...”, detalla, consciente de que lo único que tenemos es el pasado, puesto que no hay futuro y el presente ya pasó... Lo que ocurre es que, de vez en cuando, conseguimos driblar al Tiempo, valga el término futbolístico“, comenta el creador de la novela 'El legado Walden', que acaba de terminar después de cinco años. Y espera que pronto vea la luz. Se trata de una especie de homenaje al siglo XX. ”Una novela de cine que siempre he querido escribir“, apunta.

“Sigue la trayectoria de Hugo Walden; un actor, director y músico que nació prácticamente en el siglo XX y del que nunca más se supo. Ya en el siglo presente, un hombre y una mujer se han unido casualmente para indagar en la vida de ese personaje, desaparecido en extrañas circunstancias que, dicho sea, nunca ha existido... Todo parecido del personaje Walden con la realidad es pura casualidad. Si pensamos que lo único real es el azar y los sueños, Walden puede llegar a ser más real que su creador”, expone Aníbal Vega, al cual la pandemia le ha servido para terminar de una vez las mil páginas de esta novela, así como grabar un disco con 'Adormidera', “ya que tenemos vetados los conciertos”, o componer algún tema para 'La Mujer de al Lado', además de “volver a estudiar piano, ver una película al día en Filmin y poco más”.

Reconoce, en todo caso, que la pandemia es una desgracia para muchas familias, algo sumamente triste y en ocasiones aterrador. “Seguiremos igual que siempre, estoy convencido de que no cambiará esta sinrazón y la estupidez, el egoísmo y la fragilidad seguirán siendo los parámetros que más fielmente retraten a la condición humana”, concluye.

Estoy convencido de que no cambiará esta sinrazón y la estupidez, el egoísmo y la fragilidad seguirán siendo los parámetros que más fielmente retraten a la condición humana

Entrevista breve a Aníbal Vega

“Decir que todos los políticos son iguales, como pretende la ultraderecha, sería del todo incorrecto”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Estoy haciendo algo que dije que nunca haría: releer (pues, decía, hay aún mucho que leer. Señal de que me hago viejo). Y observo (otra casualidad) que son todos miembros de la Generación del 98, o Galdós. También he vuelto a leer a Proust, 'A la sombra de las muchachas en flor', un libro prodigioso.

Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).

Julio Cortázar.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Augusto Pérez Reverte. O Arturo, como se llame.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Perseverante en la inconstancia, muy tenaz en no llegar nunca a nada.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La amabilidad no gestual.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Priman sus intereses personales sobre el bien común. Decir que hacen justo lo contrario de lo que se espera de ellos sería algo ingenuo, porque uno ya no espera mucho de la clase política: son toscos, infames... Sin embargo, decir que todos los políticos son iguales, como pretende la ultraderecha, sería del todo incorrecto. Está claro que ninguno alcanza ese nivel de zafiedad que ellos exhiben. Aun así, se echa en falta algo de integridad e inteligencia que les salve de la ramplonería y la ordinariez.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Un concierto de rock.

¿Por qué escribes?

Lo necesito. Es la misma razón que me hace sentarme al piano y levantar la tapa casi sin pensarlo, como un sonámbulo.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No, se sitúan en el otro extremo. Cuando uno quiere escribir o componer debe mantenerse apartado de redes sociales, teléfonos móviles y demás. No hay como el silencio, aunque yo escribo con música.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

El haber estudiado durante once años una oposición a juez, ese lenguaje jurídico que tanta influencia ejerció en Stendhal a la hora de componer sus oraciones, creo que también me ha ayudado a expresar la idea de lo que quiero transmitir. Todo puede expresarse. Todo. En ocasiones es sumamente complejo, hay que saber instrumentalizar el lenguaje. Y luego están los clásicos; creo que he sido permeable a la literatura rusa y francesa por encima de las demás.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Tengo un blog algo descuidado, 'Pianista en el Tejado', en el que hablaba de cine, hasta que decidí de una vez por todas terminar la novela.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Siempre nos quedará el silencio.

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