Anuncian un otoño seco y caluroso que hará pasar más sed a la provincia

Un rudimentario columpio que la sequía ha dejado a la vista en el pantano de Luna, con el puente de Fernández Casado al fondo. / Foto María José Costales

No se han acabado los problemas de sequía al campo leonés, ni los riesgos de problemas en el consumo de agua potable en muchas poblaciones de la provincia. Al menos con la previsión meteorológica a medio plazo que realiza la Agencia Estatal de Meteorologia (Aemet), que advierte de que este final de verano de 2017 y el otoño inminente llegan previsiblemente secos y bastante calurosos, respecto a las medias de los últimos años.

Quien así lo explica es el jefe de predicciones de Aemet en Castilla y León, Jesús Gordaliza, en base a los primeros modelos predictivos, que parecen indicar que la tendencia de los últimos años en la provincia se mantendrá también en 2017, en el sentido de temperaturas elevadas, casi “una prolongación del verano”, con termómetros que mantendrán máximas superiores a los 20 grados centígrados en una gran mayoría de las jornadas.

Según Gordaliza, esta estabilidad puede hacer prever también malas noticias en cuanto a las precipitaciones de lluvia, aunque siempre con el matiz de que predecir los chubascos a medio y sobre todo largo plazo se hace más difícil que en el caso de las temperaturas. A priori, explica este experto, no se esperan lluvias en lo mucho que aún resta de mes de septiembre, justo en el cierre de un ciclo desastroso dentro del año hidrológico.

Inaudita imagen del puente de Fernández Casado custodiando la casi total ausencia de agua en Luna. / Foto María José Costales

Pero incluso aunque lloviera, no parece esperable que lo haga de manera tan abundante que palíe la sequía imperante en toda la provincia. Destaca Gordaliza que a esta situación predictiva hay que sumar que la inmensa mayoría de los meses del actual año hidrológico ha registrado precipitaciones muy por debajo de la media habitual, con la única excepción de los meses de noviembre de 2016 y febrero del 17.

La gravedad es que con algunos pantanos, como el de Luna, a poco menos del 7% de su capacidad, es decir, prácticamente seco del todo, si el año que viene también es de sequía nos daños serán irreparables.

Las cifras oficiales de los cuatro embalses de la cuenca del Duero (Luna, Riaño, Porma y Villameca) dan fe de la situación de extrema gravedad. Según los datos oficiales de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), Luna apenas conserva un 6,90% de su capacidad total (24 hectómetros cúbidos de 348), lo que ya ha forzado a una total restricción de los riegos que dependen de este pantano. Riaño está al 17,92%, Porma al 19,18% y Villameca exactamente al 20%.

Un invierno que apenas sumó agua

Llama la atención que el verano, sin lluvias destacables y con calor, y en plena campaña de riegos, ha extenuado especialmente los pantanos leoneses del Duero. Tanto que el pasado mes de junio los pantanos estaban al 50%, 52%, 55% y 70% respectivamente en los embalses mencionados. Una media del 50% de agua que no debaja de ser casi el mismo con el que arrancaba el pasado mes de octubre de 2016 el año hidrológico, y muy cerca de la media de los últimos diez años.

Esto indica claramente que el invierno y la primavera de este año, estaciones en las que se han de llenar los pantanos, apenas aportaron agua, en gran medida por la ausencia casi total de precipitaciones cuantiosas en forma de nieve. Visto las previsiones del 'otoño caliente' que se avecina, el futuro próximo no parece muy halagüeño.

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