Una pasión de bronce

El deportista junto a sus maestros desde la infancia, Alfonso y Marcos. Imagen de Francisco Ruiz Robledo.

Marta Cuervo

Ya había sentido el peso del metal en su cuello, muchas veces; la satisfacción de sostener una copa, y el placer de compartir muchos méritos con su equipo. Pero tras haber acariciado el éxito de un reconocimiento nacional en alguna ocasión, Fidel F. de Dios Díaz ha seguido luchando por ese sueño merecido y, por fin, lo ha recogido tras tanto esfuerzo.

Proclamándose Tercero de España, Medalla de Bronce en el Campeonato Nacional de Kárate en su categoría, Kumité +84 kg, este cántabro de adopción leonesa consiguió subir al podio nacional el pasado mes de enero, cuando se disputaron los combates que eligieron a los mejores karatekas del país. “Fue quitarme una espinita, llevaba tiempo cerca, siempre detrás de ello, y muchos años compitiendo. Cumplí un objetivo”, explica Fidel.

Fidel empezó a practicar Taekwondo con 6 años, pero pronto cambió al kárate con 9 años, cuando se trasladó de ciudad. Comenzó a competir con 14, y desde los 15 años ha asistido a campeonatos de España. “Me ha llegado tarde la medalla nacional, pero ha llegado y estoy muy contento”, expresa con una gran emoción que no intenta disimular.

El karate, un estilo de vida

Fidel ha ido cultivando esta pasión desde que por primera vez pisó un tatami. Nunca ha pensado en abandonar, y siempre se ha empeñado en mejorar. Tiene claro qué aporta el karate a su vida, y por qué siempre estará ligado con él: “Es un deporte en el que liberas mucha adrenalina, al tener un adversario, puedes recibir un golpe, aunque no es propiamente de contacto porque se vence con puntos. La disciplina, la tranquilidad tras la práctica, el afán de sacrificio”.

Este joven, que reside en León desde hace casi 10 años, clasificado como Tercero de España en representación a la Federación Cántabra, habla de una aspiración que por fin ha conseguido tachar de sus batallas pendientes, pero lo cierto es que son muchos los trofeos y las medallas que adornan las pareces de sus recuerdos: Oro en campeonatos regionales del norte de España, sectoriales, autonómicos -representando a León-, Subcampeón de España en el Campeonato Universitario de 2012 y Terceros junto con su equipo del Máster 10 de León en el Campeonato de españa por Clubes de 2012, entre otros.

Ahora algunos de los mejores competidores se preparan para el Campeonato Europeo, para cuya preselección Fidel estuvo invitado. “Para mí es una satisfacción poder entrenar con la selección española. Ahora tengo poco tiempo para entrenar, es muy difícil optar a una plaza, y la competencia es muy dura, no es algo que me plantee a corto plazo”, se sincera.

Aparte de practicar karate, este alumno Tercer Dan, también ejerce de maestro, y es seleccionador alevín, infantil y juvenil en Cantabria. “Me dedicado a la enseñanza. Cuando entras desde tan pequeño en un deporte se convierte en un estilo de vida, te involucras a tope. Me gusta enseñarlo, aporto mi experiencia, el reglamento, su evolución, siempre lo tengo muy en cuenta”, comenta.

Para las personas que no están tan familiarizadas con este deporte, Fidel recuerda que el karate-do está compuesto por tres elementos importantes: kihon, kata y kumite.

Kihon significa movimientos básicos o técnicas de formación básicas, representados en todos los ejercicios de posiciones de manos y piernas, tanto defensivas como ofensivas. Después existen dos formas de competir: “Las Katas, un combate imaginario en el que se valora la estética, la técnica, pero con una connotación marcial, y el el combate, kumite, en el que se busca el control de la técnica, la excelencia y el conseguir puntos. Los puntos se pueden marcar de diferentes maneras, con puño, pierna, pero de forma controlada, rápida, fuerte”. Además, existen varios estilos dentro del karate, el de Fidel es el Shotokan: “En la competición no influye a la hora del combate, en las catas sí, existen diferentes catas, cada estilo tiene los suyos, con posiciones, velocidades y alturas distintas, es muy bonito de ver”, valora.

Aunque es cántabro, se siente mitad leonés, y muchos de sus reconocimientos los ha conseguido bajo la bandera del León rampante. “Cuando llegué a León, empecé a entrenar en el club Máster 10, y comencé a competir con ellos, con la selección de Castilla y León, en la que había muy buenos profesionales, me vino muy bien este cambio. Tras unos años y algunos cambios técnicos, quise volver a representar a Cantabria en Campeonatos de España, pero en otros lo sigo haciendo con León. Estoy agradecido de la buena acogida con la que me recibió el maestro Antonio Escoriza, que siempre se ha portado muy bien conmigo”. También dedica parte de su éxito a sus maestros desde la infancia, Alfonso y Marcos, que siguen al pie de cañón junto a sus victorias, pero también fracasos.

Fidel se despide con un consejo para aquellos competidores que se sienten algo frustrados, que se esfuerzan, pero no terminan de conseguir sus metas: “Que recuerden por qué empezaron a practicar karate, y que tengan en cuenta que lo primero es divertirse, y luego entrenar y esforzarse”, declara.

Quién siembra, recoge, a veces con más paciencia y dedicación. Un claro ejemplo de lucha y sacrifico, que deja constancia de que los sueños, si se pelean, se cumplen.

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