'El chozo' de Villamartín, memoria de pastoreo y tradición constructiva recuperada por vecinos y voluntarios
El chozo de Villamartín de Don Sancho es una pequeña construcción de tierra y madera ubicada en el medio del monte de la localidad, en la ribera del río Cea. Una edificación que ha tomado forma en los dos últimos años gracias a la acción del Ayuntamiento, una ayuda del Instituto Leonés de Cultura y voluntarios de talleres de bioconstrucción y vecinos que le han dado forma. Hace pocas semanas tuvo lugar la última acción, que recubrió toda la edificiación con una nueva capa de barro para preservar su estado a largo plazo.
El chozo de La Cota, por el lugar donde está ubicado en el punto más alto del monte, forma parte de la arquitectura tradicional ligada a las labores ganaderas y que servía de refugio a los pastores durante la larga estancia en el monte. El de Villamartín desapareció hace alrededor de 40 años y su recuperación era una cuestión “sentimental” para el pueblo, de recuerdo y homenaje a los que allí pasaron tantas noches cuidando del ganado.
De hecho del chozo solo consta una antigua fotografía antes de que se perdiera y ya en bastante mal estado. Ahora se espera que la última capa recibida le permite aguantar unos cuantos inviernos, teniendo en cuenta que es una construcción de barro, en forma de adobe y paja, zarzo y madera. El zarzo era una técnica constructiva de cubierta vegetal que se colocaba como soporte de la teja, cuya técnica también se recuperó para la reconstrucción del chozo.
La alcaldesa de Villamartín de Don Sancho, Verónica Rodríguez, cree que el proyecto de recuperación ha sido un éxito colectivo tras varios años intentando lograr ayudas para hacerlo debido a los recursos limitados del municipio, de alrededor de 150 habitantes. La ayuda del ILC llegó y han sido las manos de vecinos y voluntarios lo que han revivido el chozo, junto a la asesoría de las fundaciones Rehabitar, Antonio Font de Bedoya y Los Oteros. “Es un homenaje a los pastores, a los vecinos de Villamartín que lo usaban para cuidar a los rebaños que allí había, a quién allí vivión y cómo se vivió”, señala.
La cultura pastoril y del aprovechamiento de los recursos del monte han cambiado notablamente desde la existencia y desaparición del chozo. Actualmente tres rebaños, dos de vacuno y otro de ovino, siguen por los montes de Villamartín aunque, evidentemente, no se necesita del chozo para su atención. De momento su uso es recreativo aunque en la mente del Ayuntamiento está llegar a tener un Centro de Interpretación del Pastoreo del que el chozo forme parte. El aprovechamiento de madera para leña y la riqueza
Acceder al chozo requiere de una buena caminata por los terrenos de la localidad, de donde dista unos 8 kilómetros, que bien merece la pena. De hecho, dentro de las rutas señalizadas por el Ayuntamiento, hay una circular que va al chozo y vuelve a la localidad, que permite conocerlo y su entorno natural privilegiado. La historia del chozo y su vinculación con la localidad se pueden ver también en el Museo Etnográfico de la localidad, que muestra el patrimonio del municipio y la ribera del río Cea.
Vida en el chozo
En el entorno de la Cota de Villamartín hubo una notable masa ganadera, que llegó a constar de 1600 ovejas, casi dos centenares de de vacas y hasta 800 cabras. Los pastores de la localidad se turnaban por noches para cuidar del ganado, acompañados de mastines leoneses para evitar los ataques del lobo.
En el interior del chozo había dos camastros rudimentarios construidos con dos vigas de madera que se clavaban en el muro de adobe sujetas por una horqueta de madera. El camastro formado con travesaños horizontales estaba recubierto de brezos y encima de éstos se colocaban las plantas de gamones para hacer más confortable el descanso del pastor tras una larga y dura jornada de trabajo en el campo. La leche, el embutido y el pan eran los víveres básicos de superviviencia en la Cueta.
El nuevo chozo cuenta también con su correspondiente lugar para el fuego, un elemento fundamental para pasar las largas y frías noches del invierno, y casi del resto de estaciones, leonés.
El último taller alrededor del chozo realizado hace unas semanas, a cargo del arquitecto técnico leonés David Martínez, abordó los usos y técnicas del barro desde su origen, que se aplicaron luego en el revoco integral del chozo. Una nueva capa para proteger los adobes del chozo y permitir alargar su vida.
El municipio de Villamartín de Don Sancho ha sido recientemente elegido para acoger una de las sede del proyecto europeo Natur-Smart, que busca revitalizar su riqueza agroforestal fomentando, asdemás, nuevo empleo femenino. Un proyecto abierto a la comarca que recuperará zonas del monte mediante actuaciones que permiten mejorar la biodiversidad. El chozo de Villamartín y estos proyectos pretenden poner en valor “uno de los montes más bonitos y desconocidos” de la provincia. De manera colectiva.