Calleja se ha tirado en paracaídas.

No ha parado desde que llegó de Bahamas: unos cuantos días en León y ya estaba metido de lleno en su nuevo proyecto: tirarse en paracaídas. Todo un desafío del que salió indemne y adicto a una práctica deportiva increíble y adrenalítica (¡otra más!).

El curso comenzaba tranquilito, con las explicaciones teóricas sobre equipamientos, procedimientos, manejo del paracaídas... ¡pero la cosa se iba a animar muy pronto! Porque tras este primer día de teoría Jesús contaba en su twitter (@desafiocalleja) que se sentía listo para pasar a la siguiente fase, la del salto desde 4000 metros de altura ¡pero que nada de hacerlo en tándem! Quería hacerlo solo (vigilado por los instructores, eso sí), así que... lo hizo. El resultado fue un primer salto “descontrolado y desastroso...” en el que hubo hasta momentos muy serios (se le enrolló el paracaídas al abrir) y otro después en el que ya las cosas fueron bastante mejor.

En resumen: ¡una experiencia increíble vivida ¡a 200 kilómetros por hora! como bien dicen los que saben de esto: no es sólo experimentar la caída libre, es volar con tu cuerpo... es una descarga de adrenalina que pocos deportes te pueden proporcionar.

Y, entre salto y salto, una entrega de premios: la tercera que organiza la revista Condé Nast Traveler, la que está considerada como la mejor y más prestigiosa revista de viajes del mundo.

Este año, el premio Viajero del Año recaía en Jesús, a quien habían elegido por ser alguien “cuyo estilo de vida y profesión le han llevado a recorrer un sin fin de destinos y con una forma de ser acorde a los valores de Condé Nast Traveler que no son otros que hacer soñar e incitar a que la gente se atreva a hacer esos sueños realidad”.

Así, el pasado jueves, recogía el premio de manos de la directora de CN Traveler, Sandra del Río, “responsable”, junto al equipo de redacción de la revista, de la elección del protagonista de Desafío Extremo para el preciado galardón, que hace un año se llevara la corresponsal Rosa María Calaf.