Siete años de cultura y sensibilidad rural en León

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El pequeño pueblo de Pedregal (municipio de Las Omañas, en León) ha conseguido consolidar cada verano, y ya van siete, un evento cultural que tiene los intrumentos de cuerda, la poesía y la intimidad de las velas como sus señas de identidad.

El escenario especial de este recital que tiene lugar cada año a mediados de julio es la antigua casa del cartero, en Pedregal, propiedad de la músico Carmen Brañanova. Es ella la que abre sus puertas y reúne al grupo al que pertenece, el Grupo Gijón de Pulso y Púa, para dar cobijo a la cultura en una serie de conciertos muy especiales y de aforo limitado, pero que comenzó ofreciéndose para unas 60 personas y que cada vez tiene más repercusión.

Este pasado sábado reunió, por ejemplo, a 120 personas. Lo hizo con la presencia de María Antonia Álvarez Álvarez, la invitada especial de este año, que contribuyó a poner poesía al encuentro.

El esfuerzo personal de Brañanova ha conseguido dar cada vez mayor lustre a este recital, por séptimo año consecutivo. Como cada vez, la música comienza a sonar a las nueve y media de la noche, con los últimos rayos de sol, y las más de 200 velas toman después todo el protagonismo en las estancias de su casa remodelada. Hasta que la noche avanza y un refrigerio despide a los invitados entre los últimos sones de la música y los últimos poemas.

El primer concierto fue en 2013. Al año siguiente la poesía la puso Antonio Merayo. Marina Justel Cadierno tomó el relevo en 2015 y en 2016 fue el turno para Cristina Rudolph. Hace dos años los versos fueron los de Francisco Álvarez Velasco y el pasado ejercicio fue el turno de Luis Ángel Ruiz Peradejordi.

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