'Poquita fe': el absurdo cotidiano

Raúl Cimas y Esperanza Pedreño protagonizan 'Poquita Fe'.

Antonio Boñar

Berta y José Ramón son una pareja que ha convertido su día a día en una oda al conformismo más intrascendente. Rodeados por suegros, hermana, vecinos y compañeros de trabajo que parecen apuntalar esa sensación de pasmo ante la vida, su única ambición es trepar los días sin más contratiempos que lidiar con todos esos desatinos que ya de por sí esconden las pequeñas cosas. Aunque esos disparates que llenan su rutina pueden llegar a ser asuntos de gran confusión, delirantes situaciones como que las funcionarias del edificio en el que trabaja de vigilante José Ramón empiecen a despedirse dándole dos besos, iniciando así una costumbre difícil de parar; o el dilema que se instala en su cabeza después de haber cruzado de acera para no darle únicamente 10 céntimos a su amigo senegalés que vive en la calle; o como que su suegro tenga un infarto cada vez que somatiza las relaciones de su hija; o que de repente todos los que salen en una foto de Google Street View estén condenados a morir… 

El primer acierto de esta serie que se detiene sobre todas esas menudencias que gobiernan la vida de la gente normal para mostrarnos su reverso absurdamente cómico, es el formato: doce capítulos (uno por cada mes del año) de 15 minutos cada uno, un tiempo que se antoja perfecto para este tipo de humor que encadena varios sketches sobre una misma ocurrencia hasta completar la pieza. El resto consistiría en estirar la comicidad de las escenas hasta los tan recurrentemente aludidos límites del humor, contar con un reconocible grupo de personajes y ubicarlos en varios escenarios sobre los que pintar con trazo grueso las situaciones más hilarantes. En teoría parece fácil, pero no lo es, la comedia es posiblemente el más complicado de los registros cinematográficos o televisivos. 

Los creadores de esta crónica costumbrista del aburrimiento cotidiano son Juan Maidagán y Pepón Montero, responsables de otras producciones como Camera cafe (2005) o Justo antes de Cristo (2019) que ya indagaban en el absurdo como reflejo desenfocado de la realidad. Además de atinar de pleno con el original y mencionado formato de esos cortos episodios que se ven en un suspiro y abandonan una perpleja mueca de risa sobre nuestro rostro al terminar, otro de los grandes logros de la serie es el texto, trabajado hasta la última coma y repleto de ingeniosos diálogos que se adaptan perfectamente a unas situaciones que merodean el surrealismo al más puro estilo José Luis Cuerda o a muchos de los sketches que veíamos en La hora Chanante (2002) o en Muchachada Nui (2007). En fin, un regalo de serie servido en doce socarronas porciones que degustaremos entre sonrisas y alguna que otra carcajada.

Etiquetas
stats