La poesía de Juan Carlos Mestre sirve de eje y fundamento a 'La música de las bicicletas'

Juan Carlos Mestre. Imagen: Juan Luis García

L. Castellanos

Tres son los pilares sobre los que queda depositado 'La música de las bicicletas', el espectáculo con el que el Auditorio de León despide el mes de octubre: la poesía de Juan Carlos Mestre, a la que él mismo pone voz, el carisma de la cantante, pianista y compositora María José Cordero y el criterio escénico de Miguel Ángel Varela, director de la propuesta. La suma de sus tres talentos hace de este inclasificable montaje un compendio de sensibilidades que queda caracterizado gracias al maridaje íntimo y cómplice de la música, la poesía y las artes escénicas.

Miguel Ángel Varela, actual director del teatro Bergidum, ha asumido la complicada función de librar al espectáculo de la mera etiqueta de recital, dotándolo de una puesta en escena que lo hace latir mediante un proceso creativo que acude a la evocación y la emoción como principales fuentes de sustento.

La poesía del berciano Juan Carlos Mestre, fundamentalmente la acuñada en su libro 'La bicicleta del panadero', constituye el punto de arranque de 'La música de las bicicletas'. La obra literaria de Mestre está inundada de afecciones y detalles y su propia experiencia es uno de sus nutrientes principales. Así se ha puesto de manifiesto en una producción literaria que ha acabado consagrada con premios tan prestigiosos como el Adonáis, el Nacional de Poesía o el de la Crítica de Poesía Castellana, este último precisamente por 'La bicicleta del panadero', provisto de constante referencia autobiográfica. “Es la metáfora de la realidad de nuestra casa. Aquel panadero que era mi padre no tenía furgoneta, sino una bicicleta que era la imagen de la utilidad, la posibilidad de llegar hasta donde la gente estaba esperando el pan”, comentaba en una entrevista a Fulgencio Fernández a propósito del título de la obra y del carácter metafórico de este. “”Me siento lo que aún soy: el hijo de un panadero de Villafranca del Bierzo que se levanta temprano para hacer cada mañana el pan“.

Juan Carlos Mestre, que también ejerce como grabador, disfruta de una dicción excelente y precisamente por ello sus recitales poéticos (o esas otras colaboraciones con artistas como Amancio Prada donde es preciso el ejercicio de su voz) resultan muy atractivos y sugerentes. En 'La música en las bicicletas' es el propio poeta villafranquino quien declama sus versos, quien los dota de un aroma especial y próximo, quien estrecha lazos cómplices con el público y lo traslada a toda clase de universos a través del cultivo de su propia poesía. “La conciencia ética de la poesía es para mí una capacidad de escuchar la voz del otro”, ha declarado.

María José Cordero es docente en el Conservatorio de Ponferrada. Además, canta y toca el piano con suficiencia y su labor como compositora queda sublimada en 'La música de las bicicletas' al ser la autora de gran parte de la música que se escuchará durante la representación y que, concebida expresamente para la ocasión, es interpretada por ella misma, así como por Juan José Collado a la guitarra, Fidel Corral al laúd, Sara Uriarte a la viola y la soprano Lourdes Calderón de la Barca. Este grupo de músicos completa el elenco de una función cuyo repertorio abarca no sólo los poemas de Mestre sino también versiones de otros como 'Palabras para Julia', de José Agustín Goytisolo, o 'Pequeño vals vienés', de Lorca (y al que Leonard Cohen confirió una dimensión genuina), o de canciones con un hálito lírico como 'Te recuerdo Amanda', del inolvidable e imprescindible Víctor Jara.

Desde luego, la personalidad visual y escenográfica del espectáculo se pone constantemente de manifiesto durante toda su representación. Miguel Ángel Varela, con la colaboración de Arcadio Martínez como iluminador, ha diseñado un espacio escénico que recalca todo el trabajo interpretativo tanto de Juan Carlos Mestre como de todos los músicos. No cabe duda de que cualquier detalle de 'La música de las bicicletas' está cuidado con rigor y esmero y su puesta en escena queda alimentada sobre todo por la labor de sus protagonistas sobre el escenario. Mestre, cuya poesía ha alcanzado tal grado de madurez que lo convierte en uno de los autores contemporáneos más relevantes, hace alarde de unas virtudes para la interpretación realmente soberanas. No se trata de un simple poeta afrontando sus propios versos sino de un actor midiéndose a la complejidad y la exigencia propias de su oficio a través de un proceso de interiorización en cuya caracterización resulta primordial la música.

Emociones y sensaciones sirven de eje primordial en el desarrollo de una propuesta de raíz berciana que sólo ha rubricado una única representación (en noviembre pasado en el Bergidum ponferradino) y queda alentada por su vocación de continuidad y su deseo de explorar toda clase de sensaciones y ahondar en las posibilidades que le ofrece el abrazo entre música y poesía.

Lugar: Auditorio de León. A las 21 horas

Día: 31 de octubre de 2013

Entradas: 11,50 euros

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