Vandalizan de madrugada una de las esculturas de Ordoño II en León
Parrafadas, telares y atropos de 'tabierna' en homenaje a los 100 años de Casa Benito

En la tarde de ayer lunes 15 de febrero el León pícaro de bodega y cantina de otros tiempos más pícaro
ha tenido su eco en la capital de España. En los salones de la Casa de León en Madrid, en una tarde
que no tuvo desperdicio entre el concurrido, entusiasta y entregado público asistente, a modo de
magnífico y más que apropiado introito el periodista leonés Javier Tomé presentó el libro “León
tabernario“. Un trabajo del que es coautor junto a Ana Villanueva y Pepe Muñíz y es el no2 de la
colección “León Insólito” de Diario de León.
Tras un sentido recuerdo público al político leonés de
Igueña y estrecho colaborador de esta Casa Laudino García, fallecido ayer, y una vez caliente el
ambiente con su interesante contenido y animada exposición, la intervención del resto de invitados
hizo literalmente gozar de todo lo que allí se evocó a los paisanos de la provincia presentes en el salón.
La inesperada nevada de ayer en la cordillera cantábrica privó al respetable de la presencia de Juan
Jiménez, de “Casa Maragato” en Busdongo, como si de otros tiempos invernales se tratara, así como
también de Alfredo Méndez, patriarca de Casa Benito, como indicó el moderador y promotor del acto,
el secretario del Consejo Superior de la Casa e investigador de la tradición leonesa Héctor-Luis Suárez.
No obstante, en opinión del respetable, tal significada ausencia no restó mérito para “hacer faena” a
su sobrino Jesús Méndez, dando buena muestra de la casta familiar de tan arraigada taberna leonesa.
La vertiente berciana planteó al igual un elenco de lujo.
“Gelo” Valcarce de la bodega “El Fielato”, en
el ponferradino pago de Puente Boeza, suscitó antológicas carcajadas con alguna de sus intervenciones
y añadió una sorpresa al acto. Se acompañó de “Pepina” Vica, la cantinera de Otero, lugar también
próximo al curso del Boeza y a su bodega. Octogenaria, insospechadamente dicharachera, cantarina y
un encantador ejemplo de la tradición oral, cautivó a los presentes con su espontaneidad y sucedidos.
Un sencillo vino leonés y alguna cantarida pusieron broche a la jornada y, sin duda, antológica tarde
que ya vislumbra continuidad en la programación de la Casa de León para el próximo año ¿tal vez con
menos nieve?