Los faros del mundo que alumbran la singladura literaria de José Luis González Macías
¿Cómo llega uno a los faros más recónditos del planeta? José Luis González Macías, 'farero' de tierra adentro nacido en Ponferrada en 1973 y afincado desde hace años en León, empezó a perseguirlos, todavía de forma inconsciente, cuando recibió el encargo de ilustrar la portada de un disco de música y dibujó varios erigidos sobre asteroides. Como los caminos que llevan a las antípodas son inescrutables, se topó con el de la isla de Stephens (en Marlborough, Nueva Zelanda) leyendo sobre la desaparición de algunas especies de aves. “Era una historia muy poliédrica. Llegué por la extinción de unos pájaros y me quedé atrapado en un faro, como en bucle”, cuenta el autor de 'Breve atlas de los faros del fin del mundo'. Él descubrió una pasión; el libro es uno de los hallazgos literarios de la temporada.
“Pero si eres de secano como yo”, le dijo su padre cuando González Macías le confió a sus próximos que su siguiente proyecto era ilustrar y escribir un libro sobre faros. Aunque residió durante seis años en Gijón, ha vivido el resto del tiempo en Ponferrada y en León. “Sí me llamaban la atención, como a muchísima gente. Y a veces pensaba en irlos persiguiendo por la costa”, señala. A pesar de que se dedica profesionalmente a la ilustración y “sobre todo” al diseño, la escritura tampoco le resultaba ajena. No en vano fue el ganador en el año 2003 de los premios de poesía y relato Letras Jóvenes de Castilla y León, que editaron aquellas obras. Al margen de ese precedente, esta iba a ser la primera obra literaria con su firma.
González Macías se topó el faro de la isla de Stephens, en Nueva Zelanda, leyendo sobre la desaparición de algunas especies de aves: Era una historia muy poliédrica. Llegué por la extinción de unos pájaros y me quedé atrapado en un faro, como en bucle
Al título llegó por una referencia, la de la novela 'El faro del fin del mundo', de Julio Verne. El autor de 'Viaje al centro de la Tierra' no llegó a visitar el de San Juan de Salvamento (en la isla de los Estados, en la Patagonia, Argentina), en el que se inspira la obra. González Macías no ha visto en persona ninguno de los 34 que conforman su libro. Tampoco habría podido durante buena parte de los casi dos años de un trabajo “intenso” que comenzó a principios de 2019. El mismo confinamiento que impidió la movilidad fue un aliado a la hora de poder dedicarle “más tiempo” del que sería habitual a una labor que mezcla la pasión literaria, la vocación ilustradora y cierta pretensión enciclopédica. Consciente de que no podría llegar físicamente a todos, prefirió no ir a ninguno para no contaminarse con una experiencia diferente. Ni siquiera pudo visitar, ya publicada la obra, el de Columbretes (en Illa Grossa, Castellón). “Al final”, explica entre risas, “cancelaron el viaje por el mal tiempo”.
34 faros y un mismo patrón
La falta de conocimiento sobre el terreno hasta podría ser más ventaja que inconveniente para una obra con aspiraciones de dejar un sello literario al margen de las propias ilustraciones. “Si eres un especialista, te acercas al tema de una forma más pragmática. Y de esta manera, como ha sido mi caso, se puede hacer de una forma más romántica, como si fuera un mito”, expone antes de añadir que también está acostumbrado a dibujar e ilustrar basándose en fotografías. La obra se estructura sobre la repetición de un patrón: una página de relato (de menos de 500 palabras), otra para la ilustración (en dos tonos de azul y uno de amarillo), la siguiente para la planta de la construcción y una pequeña descripción y una última para un mapa (con la única excepción del faro de Eddystone, en Plymouth -Reino Unido-, que ocupa dos).
Si eres un especialista, te acercas al tema de una forma más pragmática. Y de esta manera, como ha sido mi caso, se puede hacer de una forma más romántica, como si fuera un mito
González Macías ha suplido la ausencia de una experiencia directa con una amplia documentación, recopilada fundamentalmente buceando en internet además de una pequeña bibliografía: “No hay tanto publicado y, como atlas, no he encontrado ninguno”. Lo que escribe ya ha sido contado antes. Pero él lo hace con mimo y estilo, muchas veces conteniendo la narración para podar palabras y no excederse del medio millar. “Duele no usar algunas historias muy chulas. He tenido que prescindir de mucha información. Pero así he podido poner el foco sobre una parte del faro”, contrapesa. Sobre la vertiente ilustradora, la pretensión era realizar un trabajo que se aproximara a un “grabado antiguo” pero con un “tono muy actual”. Tras meses de pruebas y experimentos, finalmente se decantó por usar dos tonos de azul y uno de amarillo.
El resultado es una obra redonda en la que decidieron no traducir las inscripciones sobre los mapas, todo un acierto previsor ahora que una editorial alemana y otra británica han alcanzado un preacuerdo para publicar la obra. Será un salto todavía mayor que el relanzamiento que ha supuesto una reciente versión en podcast tras una sugerencia del director de Radio Bierzo, Fernando Tascón, y bajo el paraguas del sello Prodigioso Volcán, liderado por su hermano Mario, y las voces de varios actores de la compañía de teatro Conde Gatón de Ponferrada.
El libro, que se relanzó con una versión en podcast y será traducido por una editorial alemana y otra británica, se publicó en noviembre y está siendo un revulsivo para la joven editorial leonesa Ediciones Menguantes
El relato cobra vida en la versión sonora. A las voces se unen los efectos para ilustrar una relación de faros que, en la versión impresa, se quedó en 34 para ajustarse al volumen del libro. La selección se hizo sobre la base varias premisas: que estuviera aislado, que se pudiera contar una historia, que todos los continentes estuvieran representados y que tuvieran cancha relatos protagonizados por mujeres. Y así por el libro pasean también ilustres escritoras como Virginia Wolf, que pasaba los veranos de su infancia divisando el de Godrevy (Cornualles, Reino Unido) y luego tejió su novela 'Al faro' con el argumento de una familia que pospone continuamente una visita a uno de estos elementos situado geográficamente en la ficción lejos de aquel recuerdo de niña.
Hay otros faros que seguramente se han colado en su cotidianeidad de una sala de espera o un despacho como la fotografía del farero del de la Jument (Bretaña, Francia) bajo la apariencia de resultar engullido por una ola que al autor le reportó el premio World Press Photo de 1990. Al contrario, emergiendo, está dejando 'Breve atlas de los faros del fin del mundo' a Ediciones Menguantes, un joven sello editorial leonés que conforman González Macías y su pareja, Lía Peinador. Ambos con experiencia en el sector (él trabajó en Everest), navegan en las aguas tempestuosas de un mercado editorial poco boyante con apenas tres años de andadura, ocho libros publicados y otro en camino con los “viajes poco habituales” y una edición cuidada como leitmotiv. La singladura ha tomado un nuevo rumbo desde la publicación el pasado noviembre de este libro que ya prepara su cuarta edición. Ahora, con el autor en una vorágine promocional (sería entrevistado en Radio 3 unas horas después de hacer lo propio con ILEÓN en la librería Tula Varona), ha cogido la buena ola. Y 34 faros alumbran su ruta.