'El test': cien mil euros ahora o un millón en diez años

Cartel promocional de la película 'El test' de Dani de la Orden.

El dinero (o la ausencia de él) ha sido utilizado como leitmotiv narrativo en infinidad de relatos desde el principio de los tiempos. El dinero como recurrente premisa argumental ha arrasado amistades, separado familias, destrozado el amor más puro o envenenado de codicia almas inocentes. Al fin y al cabo y como decía Groucho Marx: “¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero! ¡Pero cuestan tanto!”.

¿Qué escogerías, cien mil euros ahora o un millón dentro de diez años? Esta es la propuesta que desata las emociones y descoloca los principios éticos de la pareja formada por Héctor y Paula cuando su rico amigo Toni les ofrece elegir entre una de estas dos opciones: mostrarse más impulsivo y ansioso por resolver los problemas económicos más acuciantes o esperar pacientemente por el gran premio y encontrar tu vida resuelta en 10 años.

Dani de la Orden es un jovencísimo y prolífico director que nos ha acostumbrado a estrenar prácticamente película por año desde aquel díptico sobre la ciudad que le vio crecer y con el que se presentó al mundo: Barcelona, noche de verano (2013) y Barcelona, noche de invierno (2015). Y es además un autor que ha encontrado en la comedia un perfecto y fértil caldo de cultivo para desarrollar sus historias. Un territorio al que también lleva esta adaptación para el cine de la obra teatral de Jordi Vallejo que explora los conflictos que genera entre un grupo de amigos el planteamiento inicial, ese retorcido dilema monetario que acabará desnudando la verdadera personalidad de cada uno.

El origen teatral es el primer escollo que ha de salvar Dani de la Orden al trasladar al cine una obra con apenas un único escenario (esa lujosa mansión donde se reúnen los cuatro personajes principales para cenar) y en la que la trama avanza a golpe de diálogos. Aunque es precisamente en esa parte central donde encontramos los mejores momentos de la película, en esa cena llena de replicas y contrarréplicas brillantes, de situaciones genuinamente cómicas. Y es también durante esa larga velada cuando los actores encuentran un estupendo vehículo de lucimiento, especialmente un Alberto San Juan que parece estar en permanente estado de gracia y que ilumina la cinta cada vez que aparece.

Etiquetas
stats