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'Dudas inconfesables', una novela con sabor a pueblo de la montaña leonesa, “para degustar con calma”

Antonio, médico de profesión, babiano de origen, explicó que su amistad viene de los años que coincidieron en Santiago de Compostela. Si vecinos fueron en Galícia vecinos son también de origen ya que Alfredo es natural de Abelgas, en la comarca de Luna más próxima a Babia.
Según sus palabras, destacó dos cosas de su amigo empresario y escritor, “su interés por la gente, su gente, y el amor por su tierra, lo que le lleva a hablar de su gente, su paisaje y su paisanaje”. Y adelantó el carácter costumbrista de la novela, como más adelante reconoció el propio Eduardo.
“Dudas inconfesables” es la segunda obra de una trilogía, que arrancó con “El sobrino del cura” y terminará con “Errores del pasado”. Y según confesó el autor quizá también termine con ella su aventura literaria, “porque me está costando mucho sacarla adelante”. Antes se publicó “La piel del molino”, aunque fue la segunda escrita cronológicamente. “Porque me recomendaron: escribe algo más corto, una novelita para que te la editen y luego ya te editaran esta otra ”El sobrino del cura“, más voluminosa”
Eduardo en un acto intimo al que invitaba el escenario, casi entre amigos, confesó algunas de sus dudas, como autor y como persona. Su forma de escribir que reconoció anárquica, “sin método, lo pruebo por la mañana, por la tarde, por la noche, o con unas copas de vino”, y le va saliendo.
Pero para ser pura anarquía en el trabajo de escribir y no saber “lo que es eso de las inspiración, solo momentos fugaces, en los que me faltan dedos y manos para escribir lo que la imaginación desarrolla”, no lo hace mal, ni es torpe en el desarrollo, porque la novela tiene más de 800 páginas. “Es mi forma de contar las cosas, podría ser más breve en la narración, pero no me sale”.
Me hizo recordar aquellas interminables novelas leídas en la juventud de los autores rusos y españoles del siglo XIX, “Los Hermanos Karamazov”, “Guerra y Paz” o “Los Episodios Nacionales”, de Dostoievski, Tolstoi y Perez Galdós, que yo le comentaba a mi padre, que era quien me recomendaba lecturas, “más que Tolstoi es Tostón”. No es este el caso según explicó Antonio, que gusta de la literatura de calidad por las menciones a varios autores que hizo en su intervención, “la novela engancha y te excita las ganas de saber que más le sucede al protagonista Felix, el maestro”. El mismo protagonista para las tres novelas de la trilogía, “es una novela para leer con calma sin prisas, para degustarla”.
Eduardo en sus confesiones, explicó que escribir le proporciona una enorme satisfacción, “porque me permite vivir varias vidas, las de los personajes, incluso los malvados, me siento plenamente identificado con ellos”. Quizá esa implicación, casi visceral, sea la causa de su confesado agotamiento, con la novela que finaliza la trilogía.