El “Autorregalo” de la joven poeta Alba Flores Robla, hoy en el Belmondo

Alba Flores Robla, poeta.

Hoy miércoles 21 de junio a partir de las 21.00h, el Bar Belmondo acogerá la presentación del poemario de la joven poeta leonesa Alba Flores Robla, editado por Ediciones en Huida bajo el título de 'Autorregalo'.

Nacida en Madrid en 1992, Flores Robla es miembro fundador del proyecto literario #plataforma y a pesar de su juventud es considerada una de las voces poéticas leonesas más sugerentes. Buena muestra de su talento se puede encontrar en su blog Gotas sin Agua.

Fue este mismo año 2017, en marzo, cuando vio la luz su primer poemario “Tu hueco Supraesternal”, que apareció en plataformas digitales, la fórmula del éxito de las nuevas generaciones de poetas.

Otras publicaciones en las que ha colaborado son la Revista trimestral de relato Fantástico ¡Por Crom!, Revista Contrapunto, número siete “El tigre Gatito” (diciembre, 2013)

“Autorregalo”, el libro que hoy presenta en León, es un regalo de cumpleaños. “Cincuenta poemas que escribí durante los cincuenta días previos a tener veintitrés”, explica la autora. Este poemario es además una forma de recompensar una niñez, de convertirla en objeto poético, de transformar una niña normal en un ser casi fantástico. Remarca que “hay poemas dedicados no a la niña que fui, sino a la niña que me hubiera gustado ser. Y hay poemas dedicados a la mujer en la que se pudo haber convertido esa niña y que tan solo podemos imaginar”.

Dejamos uno de los poemas, titulado “Otra vez verano”, muy a propósito de la estación que precisamente hoy empieza:

“Porque es verano,

y en verano hay que escribir cien poemas al día

para no sentir que se pierde el tiempo

y para recordar a ese o a ese otro chico

que vive en una ciudad equivocada

y evitar que su nombre se extravíe

en el agua con cloro de la piscina

o en el hormiguero a los pies de la toalla.

Ese nombre impronunciable para una boca así como la mía,

acostumbrada a las cosas fáciles y dulces,

que se disuelven rápido,

que se derriten al tocar la lengua y luego el cielo.

Como si tuviera un sol en la campanilla irradiándolo todo.

Como un helado.

¿Ves?

Otra vez me pongo a pensar en el verano y otra vez olvido tu nombre.

¿Cómo era?

¿Cómo eras?“.

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