Tecnología para científicos
Estudiar la composición química de cualquier tipo de muestra, sólida, líquida, orgánica o inorgánica, determinando la existencia de casi cualquier elemento de la tabla periódica: esa es la misión del Servicio General de Análisis Químico Aplicado de la Plataforma Nucleus de la Universidad de Salamanca. Desde hace 25 años, investigadores, instituciones y empresas de Salamanca y de sus alrededores se han beneficiado de los conocimientos y del extraordinario equipamiento con el que cuenta este servicio ubicado en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca.
Un ejemplo de análisis habitual y sencillo puede ser el de una muestra de agua, explica Bernardo Moreno, director del servicio. “A veces un ayuntamiento puede estar interesado en medir la cantidad de arsénico que tienen determinadas aguas”, comenta. Si se trata de buscar un solo elemento, el trabajo es sencillo, pero a partir de ahí, el estudio se puede complicar en la búsqueda de otros componentes, como el calcio, el magnesio, el mercurio...
Y si en lugar de agua se trata de otros tipos de muestra, los técnicos deberán proceder a una adecuada preparación previa, porque a este servicio llegan todo tipo de materiales en el contexto de las más diversas investigaciones: desde las algas fósiles que estudia un geólogo hasta las células que quiere examinar un científico del Centro de Investigación del Cáncer. De hecho, es habitual que desde el ámbito de la Biomedicina se reciban muestras de sangre, hígados o riñones de los ratones de experimentación con los que los investigadores prueban, por ejemplo, la asimilación de un fármaco.
Para solicitar un análisis, el cliente debe indicar, entre otras cosas, qué tipo de muestra envía y qué elementos quiere buscar. En función de lo que reciben, los técnicos deben realizar la preparación adecuada, por ejemplo, una disolución por microondas.
Plasma
Así, la muestra queda lista para el verdadero análisis, que se realiza principalmente con dos equipos: el espectrómetro de emisión atómica con fuente de plasma de acoplamiento inductivo (ICP-OES) Ultima II de Yobin Ivon y el espectrómetro de masas con fuente de plasma de acoplamiento inductivo ICP-MS Elan 6000 de Perkin-Elmer Sciex, equipado con automuestreador situado en una campana de flujo laminar.
Al margen del lenguaje técnico, el análisis se basa en ionizar la muestra, es decir, hacer que sus átomos reaccionen formando iones. “Nuestra fuente de ionización es un plasma de acoplamiento inductivo (ICP). Un plasma es un gas parcialmente ionizado, en este caso, argón. Una vez que se ha generado dicho plasma, la energía y la temperatura interna es muy elevada, de unos 10.000 grados, y esto permite ionizar a todos los elementos”, explica el director. De esta forma, “se excita todo el conjunto de átomos y se pueden medir mediante el ICP óptico o generar muchos iones para medirlos con el espectrómetro de masas”, añade.
Estas técnicas basadas en la utilización de plasmas están muy consolidadas, puesto que llevan muchos años en marcha y ya es habitual que las empleen todos los laboratorios que realizan análisis de los elementos de casi todo el sistema periódico.
Por otra parte, entre las actividades del servicio cabe destacar el aspecto docente, ya que colabora con titulaciones como las de Química y Geología, porque sus estudiantes necesitan formarse en las técnicas que emplea.
Las cifras
De acuerdo con sus últimos datos, el Servicio General de Análisis Químico Aplicado de la Plataforma Nucleus analizó en 2011 1.153 muestras. Teniendo en cuenta que cada como media se determinan en cada muestra entre ocho y una decena de elementos, al cabo del año se llegan a determinar unos 10.000 elementos.
El equipamiento permite hallar 72 elementos de la tabla periódica, de manera que resulta útil para realizar estudios biomédicos, geológicos, industriales, agroalimentarios, farmacéuticos, medioambientales o de materiales, entre otras muchas opciones.
Por eso, la mayor parte de los clientes pertenecen a departamentos de la propia Universidad de Salamanca, aunque puede resultar muy útil para numerosas empresas de diversos campos y, aunque llegan menos peticiones, también para administraciones públicas.
Aguas, suelos, alimentos y materiales biológicos como células se cuentan entre las muestras más estudiadas por este servicio, que se puso en marcha en 1987 y que sigue siendo imprescindible, con el equipamiento adecuado.