Villaquilambre pone en marcha sus ecohuertos sociales

Manuel Villaquilambre

prensa Ayuntamiento de Villaquilambre

Son veinte parcelas que se irán ampliando a medida que aumente la demanda, de sesenta metros cuadrados cada una, situadas en el paraje Las Baragañas de Villaobispo, en la margen izquierda del Torío, donde también se encuentra el Aula de la Naturaleza. La parcela tiene 25.000 metros cuadrados y los alumnos de los cursos de formación y empleo que han tenido lugar en el Aula han rehabilitado, además del propio edificio, 3.000 metros cuadrados de zonas verdes.

Las normas de utilización de esos ecohuertos, que se someterán a la aprobación del Pleno Municipal el próximo viernes, determinan, entre otros objetivos, proporcionar a desempleados, jubilados y alumnos de colegios un espacio libre alternativo para mejorar su calidad de vida y una alimentación saludable. Además, explica el concejal de Hacienda, Medio Ambiente y Desarrollo Económico, Manuel Mitadiel, “estoy convencido de que reforzarán la idea de comunidad, la convivencia y solidaridad entre vecinos y la relación intergeneracional, pues serán los mayores los que transmitan a las nuevas generaciones sus conocimientos, tradiciones y valores, relacionados, precisamente, con la tierra, pero también fomentará el conocimiento y el compromiso personal con la naturaleza y los problemas medioambientales”.

Los beneficiarios, que en todo caso tienen que llevar más de un año empadronados en el municipio, tienen que ser personas que lleven al menos un año sin empleo, jubilados o colegios del municipio que quieran disponer de un huerto escolar. El Ayuntamiento pondrá en sus manos, mediante sorteo, una parcela con suelo fértil y preparado para la siembra y agua para riego, los meses de febrero a noviembre, además de un almacén para las herramientas y otros enseres y una valla perimetral; controlará la actividad de los hortelanos y les facilitará ayuda técnica, además de gestionar talleres teóricos y prácticos sobre agricultura ecológica y gestión ambiental de los huertos. Cada 31 de diciembre se renovará el contrato, por un máximo de diez años, tras los cuales el horticultor deberán, si lo desean, volver a incorporarse a la lista de espera.

Los hortelanos están obligados a trabajar la parcela, utilizar sólo el agua necesaria, reciclar los desechos orgánicos, asistir a los Concejos y Hacenderas, cuidar por turno el semillero, etcétera. El agua merece un capítulo especial, dado que “es un bien escaso y se debe usar con sumo cuidado”, señala Mitadiel. Así, se impone el riego por goteo, así como los cultivos ecológicos y sostenibles. De hecho, se contempla la posibilidad de “hacer convenios de colaboración con la Universidad para que los huertos sirvan de campo de prácticas, investigación y análisis de los procesos productivos ecológicos”.

Todos los trabajos comunes se harán por Hacendera. La gestión de los huertos se hará en Concejo, formado por los titulares de las parcelas, que decidirán por mayoría simple. Éste hará la programación del año, establecerá los turnos de riego, etcétera. Asistir a las hacenderas y a los concejos es obligatorio; tres ausencias injustificadas suponen la rescisión del contrato. El Concejo también elegirá, de entre todos, una Junta de Huertos, de cinco personas, que, durante tres años, vele por el cumplimiento de los acuerdos del Concejo y organice fiestas y demás actividades, tipo talleres, conferencias, charlas o visitas; las fiestas serán dos: la de la siempre y plantación, el sábado más próximo al 15 de mayo, y la de la recolección, en la segunda mitad de septiembre.

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