Los vecinos de La Pícara se quejan de inseguridad ciudadana en la zona

Una falta de civismo clara reina ultimamente en la mítica plaza de La Pícara, en la capital leonesa. Botellas de licores, latas de cervezas y otras bebidas alcóholicas se vierten por el suelo de manos de quienes las consumen, un grupo de hasta seis personas, indigentes -muchos de ellos con serios problemas de alcoholismo- que se reúnen y se hacen dueños del espacio público ahuyentando a las familias que tradicionalmente disfraban de un mosto en la terraza de alguno de los bares aledaños, o siemplemente pasaban por allí.

Según fuentes policiales a las que ha tenido acceso este periódico, la Policía Local de León recibe avisos diarios de ciudadanos que advierten y denuncian que estas personas insultan a los viandantes y beben ensuciando la plaza. “Algunos miccionan y defecan en plena vía pública, sin respeto, no les importa nada, ni respetan a nadie”, explican algunos vecinos de la zona.
Los que más sufren esta situación son los negocios hosteleros de la zona, cuyos camareros tienen que soportar vejaciones e insultos continuos, y a los que a veces no les queda más remedio que bajar la cabeza para seguir con su trabajo. “Nos roban las tapas, el dinero de las consumiciones y el bote que nos dejan los consumidores”. “Lo peor de todo es que estamos perdiendo clientes que no quieren soportar este tipo de amenazas, ni ver este espectáculo en su tiempo de ocio”, asegura uno de los dueños de uno de los principales bares afectados.
Los propietarios de los bares quieren dejar claro que no se trata de intolerancia, o racismo hacia personas sin recursos, ya que según han confirmado las mismas fuentes policiales muchos disponen de pensiones que superan los 900 euros, sino de ofrecer a sus clientes un ambiente desprovisto de amenazas y tensiones.
Según analizan los vecinos de la plaza de La Pícara, el principal motivo de que estas personas se hayan instalado “a beber” en el lugar es la existencia de un supermercado económico muy próximo, y la reciente apertura de otro que permanece abierto 24 horas, al que tienen acceso en cualquier momento del día, y que, además, sufre robos continuos.

