Un técnico de la Junta de Castilla y León vio una “ruleta rusa” el accidente mortal de seis mineros del Pozo Emilio en León

Vista oral en el juzgado de lo Penal número 2 de León por los sucesos de octubre de 2013.

E.F.G. / Agencia ICAL

La declaración de cuatro técnicos de Minas, funcionarios de la Junta cuando ocurrió el suceso y encargados de elaborar el informe correspondiente, centró hoy la jornada del juicio que se sigue en León por la muerte de seis trabajadores en el Pozo Emilio de la Hullera Vasco Leonesa el 28 de octubre de 2013. El ingeniero Abel de Prado comentó que dadas las condiciones de explotación que se daban el la zona afectada por el siniestro considera que “deberían haber paralizado el taller, consultar a expertos y pensar qué medidas debían de tomar”.

“Había precedentes casi desde que empezó el taller. Los mineros siempre veían hueco hacía atrás y hacia arriba; eso quiere decir que el taller estaba hueco. Todos declaraban eso”, manifestó y recordó que “se hizo un culatón en la planta sexta que debería haber ido por el techo de la capa y se hizo por el muro”. Añadió que esa acción distanció la galería de arriba del taller, por lo que fue zona virgen pura, sin tener nada encima, hasta el día 23 o 24 de octubre, cuando empezaron a caer tablas y un poste.

“La galería de desgasificación estaba desviada, no cumplía su función. El taller discurre en un espacio confinado total, no hay migración de grisú hacia zonas explotadas. Al no tener por dónde salir el gas, tenía que salir por el pase de galería, donde murieron estos pobres”, manifestó. A su entender, “jugaron a la ruleta rusa. Lo mismo que cayó en ese relevo podía haber caído en el anterior. O en el fin de semana y hubieran tenido suerte” y añadió que, en su opinión, lo que se incumplió fue la Disposición Interna de Seguridad (DIS) que afecta a la explotación en zona virgen.

El entonces técnico facultativo de la Dirección General de Energía y Minas, Jesús González, comentó que el hecho de que pasaran varios días sin que se lograse el hundimiento del taller la empresa debería haber tomado medidas al respecto. A medida que el hueco aumentaba, dijo, el riesgo era mayor. “El problema era mayor cada vez que se sutiraba y no hundía” reconoció antes de comentar que “nadie” contemplaba que pudiera ocurrir una invasión de grisú de la magnitud que se registró, que dejó el nivel de oxígeno al uno por ciento.

“Sabían que había riesgo porque estaban tomando medidas excepcionales. Buscaban el hundimiento y el techo no hundía y el 25 la capa les avisó” dijo sobre el incidente registrado tres días antes de la tragedia, cuando se produjo una subida del nivel de grisú que obligó a que los mineros abandonaran la explotación.

Respecto a cómo se debería haber afrontado la evolución del taller siniestrado, el que fuera jefe de Seguridad Minera del Servicio de Minas de la Junta, que en ese casó actuó como técnico, José Luis García, señaló: “Si soy técnico y me pasa esto, creo que a la cuarta calle, como mucho, me hubiera planteado que eso no iba. Si has hecho todo lo posible para que hunda y no hunde…. Hay que tomar otra medidas”. “Todos esos hechos se producen porque no hay una previsión en un proyecto para analizar todo eso que puede producirse y que es previsible que suceda y corregirlo técnicamente”, añadió en otro momento la sesión.

Sergio Celemín, que era jefe de la Sección de Minas cuando ocurrió el suceso, manifestó a preguntas de los letrados que aunque la empresa adoptaba medidas de prevención, bajo su punto de vista “si había indicios de que salía mucho metano, bóveda y parámetros altos, debieran haberse tomado medidas adicionales para controlarlo. Parar la explotación y ver cómo evoluciona aquello”.

Para la elaboración del informe, que concluyó que se produjo un colapso brusco de la bóveda originada en el post-taller, con el consiguiente hundimiento de carbón y un desplazamiento del gas -con un alto porcentaje de metano- que invadió el taller y la galería de acceso, estos técnicos tomaron declaración a 44 personas y examinaron medio centenar de documentos. Respecto a la documentación que les facilitó la empresa, detallaron determinas “anomalías” y la imposibilidad de conocer con certeza la producción que registraba la compañía en esas fechas.

Los técnicos impusieron a la empresa algunas prescripciones como la actualización del proyecto tipo de explotación, aprobado en 1999, y sobre cuya vigencia los técnicos mantienen aparentes discrepancias que fue reseñada por un letrado defensor y negada por los aludidos. Según García, “si un proyecto tipo no responde a lo que estoy haciendo, me tengo que plantear modificarlo y el proyecto tipo dice que en cuatro calles la explotación debe estar hundida, si es grande, y menos si es pequeña. El hecho de que trabajaran en zona virgen, no tenía proyecto. Hay hechos concretos y una situación de la explotación que claramente manifiestan que no se estaba explotando como se proyectó en el proyecto tipo”.

Sin embargo, Sergio Celemín sí lo consideró vigente y recordó que ninguno de los actuarios mineros que visitó la empresa -él tuvo esa responsabilidad respecto a la Hullera Vasco leonesa hasta principios de 2009- prescribió que se debiera presentar un nuevo proyecto de explotación.

La ubicación del sistema de ventilación en la explotación minera también ocupó hoy parte de los interrogatorios y aunque el informe sugiere la colocación de la misma en otra zona y que pudo resultar insuficiente, se reconoce que el emplazamiento utilizado era reglamentario y solamente ‘a posteriori’ se puede pensar que uno diferente podría haber resultado más eficiente.

El interrogatorio de los abogados defensores fue protagonizado hoy por Luis Tuero, en una intensa sucesión de preguntas no exenta de tensión en varios momentos, lo que llevó a uno de los técnicos a señalar: “Está logrando lo que quiere él, sacarnos de quicio”. “¿Está escrito o documentado a lo largo de la Historia, de toda la geografía mundial, que haya habido algún accidente como el que ustedes describen?” preguntó el letrado, a lo que respondieron que un suceso similar, con un hundimiento de un post-taller -que en ese caso se ejecutaba con otro método de explotación distinto- tuvo lugar tiempo antes en el flanco sur de la Hullera Vasco Leonesa, afortunadamente sin fallecidos, con nueve desvanecimientos y varios ingresos hospitalarios. 

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