Otra semana clave comienza con los policías de Burgos que mintieron sobre su participación en el hallazgo del arma

EFE/J. Casares. POOL. Montserrat González (2d), de 60 años, autora confesa de los disparos que acabaron con la vida de Isabel Carrasco; su hija, Triana Martínez (2i), de 36; y la agente de la Policía Local de León Raquel Gago (d), de 42, durante el juicio por el crimen de la presidenta de la Diputación de León que se celebra en la Audiencia Provincial de León.

ileon.com

Mañana lunes a las nueve de la mañana se reanuda en la Sala Tercera de la Audiencia Provincial de León el juicio por la muerte a tiros el 12 de mayo de 2014, de la que fuera presidenta de la Diputación y del PP, Isabel Carrasco. Sin dudas sobre la ejecución material del asesinato de la política leonesa desde el mismo momento en que lo cometió, al haber dos testigos que vieron cómo disparaba tres veces tras un primer impacto que sólo escucharon, la vista plantea todavía varias incógnitas que se espera puedan ser despejadas en las tres semanas que restan de declaraciones en el caso más mediático vivido hasta la fecha en la ciudad.

La sesión se reanudará con otro momento clave: la intervención de los dos inspectores de la Policía Nacional procedentes de Burgos, encargados de manera especial de la investigación sobre la autoría del asesinato y la resolución inicial del caso, especialmente en lo que respecta a la localización del arma homicida, que tardó 30 horas en aparecer, sorprendentemente de la mano de la policía local Raquel Gago.

Pero la intervención de estos dos agentes está marcada por la polémica y ciertos flecos pueden ser claves para la defensa de la autora material, Montserrat González, su hija Triana Martínez, y la propia Gago. Ellos fueron quienes conversaron con madre e hija cuando las juntaron en una comisaría y, según las dos acusadas, las habrían convencido para dar una versión de los hechos que permitiría exculpar totalmente a Triana. Ambas han declarado la semana pasada que pensaron que los agentes querían ayudarlas de verdad, al aludirles a un policía conocido de su marido y padre y testificaron ante la juez del caso -siempre según sus palabras- lo que los policías les indicaron.

Además, ambos acudieron al domicilio de la policía municipal Raquel Gago cuando ésta comunicó a un conocido suyo que había descubierto el arma en su coche. Una presencia vital pero que fue negada inicialmente por ambos a la juez que realizó las pirmeras instrucciones del caso, y posteriormente -bastantes días después y sólo uno antes de que hubieran incurrido en perjurio- rectificaron y declararon que sí habían estado en casa de Raquel. Sus declaraciones ante el juez, el jurado popular y las partes serán seguidas con mucha atención en la sesión de lunes.

Después de hacerlo las tres acusadas, Montserrat González, Triana Martínez y Raquel Gago y varios policías nacionales y municipales, todavía son más de 90 los testigos que faltan por comparecer en el juicio, además de forenses y peritos. En las primeras y maratonianas sesiones no han faltado sorpresas como la que se produjo cuando el jueves 21 el principal testigo, un policía ahora jubilado y entonces en segunda actividad, Pedro Mielgo, no se reconoció en la reproducción de la grabación de una llamada al Servicio de Emergencias 112 que habría hecho mientras seguía a la autora de la muerte de Carrasco.

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