Robles de Laciana bien merece una visita por sus fiestas o por sí mismo

Foto: Nuño Alvarez. Iglesia de San Julián en Robles de Laciana

Luis Álvarez

Las fiestas patronales del año empiezan este mismo fin de semana en la comarca lacianiega con la celebración en la pedanía de Robles de la festividad en honor a su patrón San Juliano (San Julián), hoy viernes y mañana sábado.

El día real de la festividad ha sido ya el jueves pasado nueve de enero, en que el santoral católico sitúa la festividad de este Santo de los primeros siglos del cristianismo, al que está consagrada la iglesia de la localidad. Sin embargo, la comisión de fiestas del pueblo presidida por Claudia Méndez López y en la que se integran los más jóvenes del pueblo, encargados de recaudar los fondos y organizar los festejos, traslada la celebración, por razones obvias, al fin de semana más próximo al día del Santo.

Por tanto, para aquellos a los que las celebraciones navideñas de los pasados días, hayan dejado con sensación de escasez y un tanto insatisfechos. Aquí tienen la oportunidad de resarcirse de esas menguadas celebraciones, acercándose hasta Robles, que de seguro van a ser bien acogidos y van a disfrutar de un buen ambiente de pueblo, con ganas de fiesta.

La comisión cuenta con una carpa para cubrir a los celebrantes de las previsibles inclemencias meteorológicas (quizá debiésemos decir climáticas, palabra más en boga). Y en contra de la tendencia general de los pueblos pequeños, en Robles existen dos establecimientos de hostelería en los que poder acogerse con buena temperatura, además del salón del pueblo.

Hoy viernes ya a partir de la once y media de la noche dos acordeonistas Eduardo Morais y Diego podrán la música para el baile sin descanso, mientras el cuerpo aguante. Misma actitud para el sábado, con otros dos acordeonistas, David Payarés y Adri, que se irán turnando. A las cuatro de la madrugada se celebrará el concurso del 'baile de la naranja', que ofrece a la pareja ganadora como premio una cena en un conocido hotel rural de la localidad.

¿Cómo un pueblo de apenas un centenar de habitantes es capaz a organizar dos celebraciones festivas en el año? Porque luego el último fin de semana de agosto organizan la que denominan la fiesta del veraneante, que es su fiesta de verano. Gracias a un entusiasta grupo de jóvenes, que han buscado las ayudas económicas, de vecinos, pequeñas empresas locales y la asignación municipal, para sufragar los gastos originados.

Un pueblo peculiar

Para las personas que no mantengan una estrecha relación y de conocimiento con Laciana, puede sorprender un tanto las actividades o como este pequeño pueblo subsiste con una gran dignidad y entereza, luchando contra todos los males del mundo rural, tan en boca de casi todos en este principio del tercer milenio.

La página oficial del Ayuntamiento de Villablino le asigna 115 habitantes (datos sin actualizar). Conserva un entorno y adecuación en el pueblo de una gran calidad. Situado fuera de la carretera general León-Caboalles, hay que coger un desvío en la salida oeste de Villaseca.

Conserva el único Bien de Interés Cultural del municipio, la Iglesia de San Julián, románica de una gran sencillez, pequeña y coetánea con San Isidoro de León, apenas treinta años separan sus consagraciones, la de Robles del 1090 (930 años de antigüedad) y San Isidoro 1063.

Además desde hace tres años cuenta en el edificio de la antiguas escuelas, hoy en desuso para su finalidad fundacional, con un Aula Geológica, gracias a un convenio de colaboración entre la Junta Vecinal y la Asociación Cultural Amigos de Sierra Pambley. Y a la inestimable entrega de dos de sus miembros, Policarpo Fernández López y José Francisco Fernández Gatón. Todo un ejemplo de como utilizar, con buen criterio, los recursos rurales en desuso.

Tiene dos establecimientos de hostelería en funcionamiento, hay varias casas de turismo rural, existen jóvenes emprendedores recientemente incorporados a la ganadería. Hasta su fallecimiento en el 2018, el polifacético artista Eduardo Arroyo fue uno de sus vecinos ilustres, que contribuyó a dar difusión a la localidad.

Y además tiene otra peculiaridad escasa, la buena sintonía entre sus vecinos, sin desavenencias significativas, que les permiten seguir siendo un ejemplo de ciudadanía. No en vano fueron los primeros en plantar cara a las ansias explotadores de Victorino Alonso con los cielos abiertos, ganándole el pueblo la batalla en los tribunales, mediada la última década del siglo pasado.

Por todas estas cosas y más que puedes descubrir en la visita, bien merece este fin de semana que acudas la convocatoria de esta madrugadora fiesta de invierno, que hacen los 'fuxiqueiros', que así es el gentilicio, que en la comarca se aplica a sus habitantes.

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